Así como Lewis Carroll creó, en 1865, su mundo de fantasía, “Alicia en el país de las maravillas”, asimismo, en los años que corren el presidente, Andrés Manuel López Obrador, ha creado su propio mundo; uno en el que la gente ya no es pobre, en el que ya no pasa hambre, donde la delincuencia desapareció gracias a su táctica de “abrazos y no balazos” y claro, uno donde el pueblo es feliz, feliz, feliz.
Desafortunadamente para los más pobres, para quienes sufren las carencias en carne propia, ese mundo de fantasía no tiene espacio para ellos, todo lo contrario, los tiene viviendo en un México todavía más cruel y despiadado, cuyos recursos no están destinados a ofrecerles una mejor calidad de vida. Y no es cuestión de percepción, sino de la realidad que todos los días se hace presente.
Las noticias que salen en los medios de comunicación y a los que se les da poca difusión para seguir sosteniendo el mundo de fantasía del señor presidente, nos sigue dando la razón. Veamos.
Una nota del Heraldo de México del 23 de marzo, dio a conocer que, de acuerdo con el Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2022 del Coneval, 19 estados de los 32 que tenemos, es decir el 60 por ciento, incrementaron sus índices de pobreza en un periodo de dos años, de 2018 a 2020, al pasar de 27.1 a 29.1 millones de habitantes en esta condición; el estado que encabeza la lista es Quintana Roo, donde su población en situación de pobreza pasó del 30.2 al 47.5 por ciento, le sigue Baja California Sur que aumentó del 18.6 al 27. 6 por ciento, Tlaxcala que tenía 51 por ciento e incrementó para 2020 al 59.3 por ciento.
Pero esto no es todo, pues los índices del aumento de la pobreza ha repercutido en grupos históricamente discriminados, como el de las mujeres. Dicho grupo, según datos de El Universal, incrementó la cantidad de quienes laboran en el empleo informal, registrando el dato más alto desde el 2005, año desde el que se tiene registro, según el Inegi. Este sector, pues, alcanzó en los últimos tres meses del 2022 un alza de 5.9 por ciento para llegar a 13.3 millones de trabajadoras en el sector informal.
Respecto a los ingresos, la diferencia también es abismal, pues de las mujeres en este sector, el 56 por ciento percibió, al cierre del año, un salario mínimo, lo que quiere decir cinco mil 186 pesos, mientras que un trabajador en el sector formal reportó un ingreso de nueve mil 61 pesos, poco más del doble de lo que ganan las mujeres en la informalidad. Otro dato alarmante ha reportado que 60 por ciento de la población femenina ocupada, es decir 23.7 millones no tienen acceso a las instituciones de salud, a pesar de que gran parte labora en el sector formal.
Y aún hay más. En una nota del 9 de febrero de 2023, El Economista resaltó datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) que indicaron que el 40.1 por ciento de la población mexicana se encuentra en pobreza laboral, pues 51. 6 millones viven con un ingreso laboral inferior al valor monetario de la canasta básica alimentaria, esto, a pesar de que el 30 por ciento de los trabajadores ocupados trabajan más de 48 horas a la semana, lo que nos ha posicionado en el primer lugar como el país dentro de todos los que pertenecen a la OCDE donde más horas se trabajan al año, pues nuestro registro es de dos mil 225.
Y quizás, erróneamente, podría pensarse que el hecho de que seamos quienes más horas trabajamos al año nos garantiza que los mexicanos pueden tener acceso a una buena alimentación, pero desafortunadamente, no es así, pues en lo que va de 2023 el valor monetario de la canasta básica incrementó en un 11.05 por ciento; esto significa que 49 millones de mexicanos no pueden pagarla, lo que inequívocamente nos demuestra que es esa misma cantidad de personas las que deben pasar hambre, las que a veces, con suerte, pueden hacer una comida al día.
Entonces, con todos estos datos que saltan a la vista y con esta realidad tan aplastante, el mundo de fantasía de López Obrador queda completamente rebasado. No señor presidente, no se ha acabado el hambre, no se ha disminuido la pobreza y mucho menos la delincuencia, no ha mejorado la educación, no hay empleo y buenos salarios para los mexicanos, no existe, pues, ese mundo de fantasía que nos quiere vender en el que todos pertenecemos al pueblo que vive feliz, feliz, feliz. La realidad, como se ha venido demostrando, es más cruel y dura, que eso no se nos olvide ni ahora, ni nunca.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario