El pasado 8 de marzo será una fecha que no se olvidará debido a las manifestaciones feministas en el país que protestaron por los tres mil 752 mujeres fallecidas violentamente, sumando feminicidios y homicidios dolosos contabilizados tan sólo en 2020 y por la respuesta del Gobierno federal a cargo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Lo que destacó en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer fue el gran muro colocado alrededor de palacio nacional en la Ciudad de México, mismo que fue criticado a más no poder, esta muralla detuvo parcialmente a las mujeres porque se las ingeniaron para usarlo como mampara y escribir allí los nombres de miles de asesinadas o desaparecidas.
Sin embargo, lo más grave del asunto fue la presencia de francotiradores en Palacio Nacional, morada del modesto y austero López Obrador. Para justificar el hecho, se afirmó que era para brindar seguridad, específicamente para el derribo de drones que pudieran sobrevolar el recinto y poner en riesgo la seguridad del mandatario; sin embargo, esto contrasta con las declaraciones de AMLO de que estaría cerca del pueblo, y la vista de los fusiles intimida a cualquiera y hace recordar al viejo régimen del 68 con Gustavo Díaz Ordaz que acabó en hechos sangrientos, régimen intolerante muy criticado por el presidente.
Considero que una de las consecuencias de ver las cosas en razón de género, es que se pierde la capacidad ante un problema general y en el simplificar el asunto al machismo se esconde un problema más profundo que no se reconoce y que de acuerdo a mi visión, el separar entre feminicidios, infanticidios -algún diputado de Morena proponía hace un año que había que incluir el término hombricidio-, cosa que francamente no resuelve nada, pero eso de cambiarles de nombre y pretender que por eso se resuelvan es de las cosas más infantiles que se siguen viendo con la 4T.
El feminismo es un movimiento social que exige la igualdad de derechos de las mujeres frente a los hombres. La palabra proviene del latín fémina, que significa “mujer” y se compone con el sufijo -ismo, que denota “movimiento”. En México, la palabra “feminismo” no es nueva, podríamos remontarnos a la época de la revolución mexicana, con las mujeres que buscaron el voto y derechos civiles. En 1915 la principal demanda feminista era la educación laica, en el primer congreso feminista de Yucatán convocado por el general Salvador Alvarado. Después de este primer congreso, siguieron otros en los años 20 y 30 en donde discutieron los derechos laborales y el derecho a votar. Sin embargo, en 1930 fue que se dejó de usar el término, pero fue en 1953 cuando se aprobaron las reformas de constitución en donde las mujeres tuvieron derecho al voto.
Y así llegamos a la época de Morena donde nada cambió, el propio presidente intervino para promover a Félix Salgado, candidato a gobernar el estado de Guerrero cuando pesan sobre él denuncias por delitos presuntamente cometidos contra mujeres en la misma semana de destacar la importancia de las mujeres y sus derechos.
Ante el alto número de muertes de mujeres y hombres, se requiere una visión y política distinta que no centre sus esfuerzos en acabar las expresiones radicales feministas o machistas, en cambio, debe impulsarse una educación integral de fomento de valores y sobre todo lograr una sociedad más justa en términos económicos que den la posibilidad de satisfacer las necesidades elementales de los mexicanos y los lleven a un estatus superior donde se tengan las mismas oportunidades de desarrollo individual y social porque luchar separados no ha traído nada bueno. Exijamos que se aplique la ley tomando en cuenta que todos son delitos que requieren justicia pronta y expedita.
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