Este año, las fiestas patrias mexicanas se vivieron en un ambiente de cierta desolación en el contexto de la pandemia y la crisis económica más severa de las últimas décadas.
El patriotismo que nos caracteriza nos retumbó durante la noche del 15 de septiembre, para dar paso al mutismo y la impotencia, en un país que suma más de medio millón de contagios y más de 70 mil mexicanos que ya perdieron la vida.
La crisis sanitaria, económica y social, nos ahorcan y marcarán al gobierno de Morena, por ser los responsables de la conducción política del país.
En el caso del sector salud, más de 72 mil fallecimientos a causa de covid-19, no han conmovido a los que dijeron que serían la 4ta transformación, para cambiar las políticas implementadas en esta pandemia, mucho menos para atender a los niños con cáncer que desde que inició el supuesto "cambio", han tenido que luchar para que les sean otorgados sus tratamientos.¿Qué se ve como respuesta? Una burla descarada desde la máxima figura del país, hasta los responsables directos de atender la emergencia como el subsecretario de salud, Hugo López-Gatell, llegando al absurdo de culpar a funcionarios de administraciones pasadas, de ser los responsables de la obesidad y el sobrepeso, para justificar sus errores y torpezas cuando se les piden cuentas y se les proponen estrategias para hacer frente al enemigo común.
¿Cómo celebrar en un contexto de crisis económica, que cada día nos ahorca más con un crecimiento mediocre de 4.6 por ciento, el cual depende de una vacuna que va atrasada en su creación; en donde hay más de 10 millones de nuevos desempleados y cuya recuperación, se prevé, en el escenario más optimista en cinco años?
Y finalmente, la social.Graves y peligrosos asuntos estallan por doquier, mostrando que gobernación dejó de ser una instancia de política a ser solo membrete más de la 4ta transformación:
En Chihuahua, la lucha a muerte por la defensa del agua de los productores que ya ha cobrado la vida de una mujer a manos de la Guardia Nacional.
O lo sucedido en Chiapas, otra tierra menospreciada por las autoridades que nuevamente se alza y opone con el surgimiento del grupo guerrillero en Ocosingo, denominado Ejército Revolucionario Indígena, para hacerle frente directamente al proyecto del Tren Maya y a la intervención del Gobierno federal.
Y finalmente la que también ha confrontado a las autoridades de todos los niveles con los grupos feministas de todo el país.Una lucha que ha sido menospreciada por el ocupante de Palacio Nacional.Y no es menor, la violencia se ha extendido en todo el país.Así también crecieron los recortes en el presupuesto 2021 y las instituciones que atienden el feminicidio y la violencia contra las mujeres.Esta expresión es quizá una de las manifestaciones más furiosas de hartazgo hacia aquel hombre que insistió no ser como los corruptos de tiempos atrás.
Y ¿Cuál ha sido la respuesta de este gobierno? Preocupación por la absurda rifa de un avión que no alcanzó siquiera el despegue en la venta y el proceso para juzgar a los expresidentes del pasado, aunque para ello tenga que recurrir a otra farsa para las masas.
No, no hubo razones ni habrá razones para celebrar en un México sumido en el autoritarismo, con una profundización de la desigualdad.Los hechos aquí esbozados son un termómetro social y nos advierten, a buen tiempo, para evitar una tragedia nacional.
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