Hay que decir las cosas tal y como son, pues a pesar de que muchas veces se pretende ocultar la verdad, esta sigue manifestándose, sin importarle nada, ni nadie; es algo que no depende de las ganas o intereses de un particular. La verdad es, y punto.
En los meses de abril, mayo y junio de 2018, el gobierno de la mal llamada Cuarta Transformación dio a conocer por todo lo alto, y dando el grito en el cielo, para que se le conociera como el gobierno que vendría a revolucionar al México en el que durante muchos años se había vivido bajo el mandato del PRI; Andrés Manuel López Obrador se llamó a sí mismo, salvador del pueblo.
Y más de 30 millones de mexicanos creyeron que un mesías político podría salvarnos de los peligros que se nos avecinaban; tan le creyeron que le dieron su confianza a ciegas, manifiesta en su voto, y así fue como llegó al poder el ahora presidente Andrés Manuel López Obrador. Los ataques y mensajes de odio hacía las organizaciones, en especial hacia el Movimiento Antorchista, estuvieron siempre presentes en sus discursos, y hasta la fecha continúa.
El lema con que el que recorrió el país entero en campaña, y que sigue apareciendo en cualquier lugar al que uno dirija la vista, fue, y es, el del gobierno guinda: “primero los pobres”, pero muchos medios lo han desmentido con evidencia dura, que en este país se gobierna para todos, menos para los pobres, pues la pobreza incrementó, el hambre reina ahora en más hogares, millones de niños y jóvenes abandonaron la escuela y se vieron obligados a entrar a trabajar en condiciones nada óptimas para ayudar a sus familias con los gastos.
Pero por más que se siga queriendo ocultar esa verdad, ya no es posible. Escribo ahora estas líneas por dos fenómenos que han acontecido en estos días, los dos con el mismo partido como responsable, donde atentó contra el pueblo y contra los hijos de los trabajadores.
El día 22 de junio se desalojó arbitrariamente a los estudiantes de artes de la Escuela Superior de Bellas Artes “Víctor Puebla II”, del municipio de Chimalhuacán en el Estado de México. El gobierno, morenista por supuesto, con Xóchitl Flores a la cabeza, mandó un fuerte operativo policial para que sacara, por la fuerza si era necesario, a todos los estudiantes que se encontraban en el establecimiento; se clausuraron cinco aulas donde se impartían las clases de artes plásticas, pintura, modelado y tallado en piedra y se obligó a los estudiantes de danza, baile y actuación a salir y llevarse consigo todas sus pertenencias. Todo esto, sin ninguna orden de desalojo, simplemente con la palabra y por las puras pistolas del gobierno morenista.
Un inmueble que mucho tiempo estuvo abandonado, hasta que el Movimiento Antorchista le dio forma y que durante 10 años había brindado educación artística a los jóvenes de la región, en estos días pasó a ser un establecimiento rodeado de policias armados, donde se han comenzado a fracturar los sueños de miles de estudiantes con amor a las diferentes expresiones artísticas.
Pero eso no es todo, y quizás ni lo más grave. Con solo un día de diferencia, en otro punto de la geografía nacional, en el estado de Hidalgo, vincularon a proceso a Domingo Ortega Butrón, quien en días anteriores había sido detenido injustamente por la policía bajo las órdenes del gobierno de Omar Fayad Meneses; detenido, he de recordar, con trampas y maniobras por parte de los funcionarios de esa administración, que aunque se dice ser priísta, entregó el estado a Morena en las elecciones celebradas en los primeros días de este mes.
A Domingo lo detuvieron desde el 17 de junio, y fue el día 23 cuando lo vincularon a proceso bajo el supuesto delito de “ataque a las vías de comunicación”, argumentando que fue él el responsable de obstruir el tránsito de vehículos y personas en un mitin realizado en mayo de 2019, para reclamar atención a las justas demandas de los agremiados a la cooperativa de transporte.
Ahora bien, ¿cuál es el factor común de estos dos atropellos? Primero, que no podemos pasar por alto que son cometidos contra proyectos y personas que pertenecen al Movimiento Antorchista Nacional; y segundo, que son precisamente también, parte de la clase trabajadora del país.
Así que, mientras por un lado se brinda a los grandes empresarios y capitostes de la clase alta, todas las garantías y protecciones necesarias para mantener su posición, al pueblo lo único que le dan es represión y cárcel; luego entonces, es este ¿el gobierno de quién? Claramente no es de los pobres, pues el señor presidente no pertenece a esa clase y por lo tanto no defenderá sus intereses. Él vive preocupado (lo ha declarado lleno de orgullo) de que ningún rico vea reducidos sus ingresos. Vivimos bajo el régimen de un gobierno que manipula y tuerce la ley a su antojo y al antojo de sus patrones, así de claro.
Aún con todo esto encima, no hay que olvidar que desde que surgió nuestra organización, hemos sido blanco de ataques de todos los partidos políticos en el poder, esto, sin importar el color de la bandera que enarbolan; simplemente porque, mientras nosotros queremos, peleamos y luchamos por una patria más justa, ellos pretenden seguir acrecentando sus riquezas, sin importarles, por supuesto, quién tenga que pagar las consecuencias.
Pero esto, en lugar de intimidarnos hace que la lucha del antorchismo nacional cobre renovado ímpetu y coraje, pues el pueblo ha comenzado a percatarse de que para lograr un verdadero cambio se necesita no un apoyo de tristes 3 mil pesos mensuales, o una despensa en cada elección popular, sino un verdadero cambio de gobierno, donde sea la clase trabajadora la que dirija y enrumbe a este país.
Creo que es buen momento para recordar, y mantener siempre presente aquel pensamiento de Zacco y Vanzetti : “Nuestra idea llegará. En unos años o en un siglo; con otro nombre; con otra forma tal vez, pero va a llegar. Va a llegar”.
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