Conviene mostrar algunos datos y hacer algunas reflexiones, tomando como referencia el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef); con motivo de la celebración del mes del niño, es catastrófico y aleccionador plasmar algunas cifras que revelan la dura, difícil y entristecedora realidad en la que viven la mayoría de los niños mexicanos, padecen consecuencias de la pobreza en sus diversas manifestaciones, a pesar de los discurso demagógicos gubernamentales, se demuestra en los hechos que el modelo económico imperante y los gobiernos ineficaces han hecho muy poco por nuestra niñez.
A pesar de que sabemos que “el desarrollo infantil temprano es un proceso integral y multidimensional que incluye el desarrollo físico, motor, cognitivo, y socioemocional de todo ser humano y ocurre durante los primeros años de vida, este desarrollo se ve influido tanto por las características propias del individuo, como por la calidad de las interacciones y del ambiente que lo rodea, estas condiciones no pueden ser una cuestión de suerte”. (Unicef).
En la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), creada el 21 de septiembre de 1990 y la aprobación de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (LGDNNA), en diciembre 2014; y la creación del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna), en 2015, se constituye un marco normativo e institucional de los derechos de los niños, niñas y adolescentes. Sin embargo, en México existen enormes brechas, obstáculos, problemas sistémicos que impiden el acceso universal y equitativo a los derechos y dejan a millones de niñas, niños y adolescentes al margen de ellos, padeciendo condiciones de extrema vulnerabilidad, desigualdad y marginación.
Realidad que nadie puede negar porque todos los días nos golpea el rostro y nos dice que ahí está presente, pero lo más preocupante es que a las instituciones no se les dota de recurso financieros y humanos para que hagan su trabajo, como muestra de ello fue la desaparición de los comedores escolares y comunitarios y el cierre de las guarderías. La desaparición de las guarderías, la inversión pública para la atención de los menores de cinco años es regresiva y se sitúa por debajo de los promedios nacionales de América Latina.
No hay servicios de calidad multisectoriales que incluyan salud, nutrición, seguridad, protección, cuidados adecuados, fomenten el aprendizaje temprano. La desaparición de los comedores comunitarios, donde más de 3.5 millones de niños que cursaban la educación básica en las zonas más alejadas podían ingerir alimentos calientes, es un crimen.
“En México viven casi 40 millones de niños, niñas y adolescentes, representando el 35 por ciento de la población total del país, 21 millones, el 51 por ciento se encuentran en pobreza”, según Unicef. El 91 por ciento de los niños y niñas que hablan una lengua indígena se encuentran en pobreza, el 12 por ciento de los niños y niñas menores de cinco años padecen desnutrición crónica.
El 30 por ciento recibió lactancia materna exclusiva durante sus primeros seis meses de vida; el 65 por ciento no tiene acceso a libros infantiles, somos el primer lugar mundial en obesidad infantil, el 33.2 por ciento de los niños entre seis y 11 años presentan sobrepeso y obesidad, ocho de cada 10 estudiantes en el país no alcanza los conocimientos requeridos en su nivel educativo, cuatro millones de niños no van a la escuela, seis de cada 10 niños de entre uno y 14 años ha vivido un método violento de disciplina, en los últimos 7 años han asesinado por día en promedio 3.4 niñas, niños y adolescentes, 3.6 millones de niños viven en pobreza extrema.
En 2016 fueron detectados 40 mil 114 niñas, niños y adolescentes migrantes centroamericanos, más de la mitad de ellos viajan sin la compañía de un adulto, ese mismo año fueron retornados 13 mil 737 niños mexicanos de Estados Unidos: “el modelo de país humanista, democrático y justo”.
Estos datos fríos, pero reales, confirman que hay millones de niños y niñas que viven en pobreza extrema, que sufren violencia, que no van a la escuela, que no tienen un acceso a un adecuado servicio de salud y educación, que se ven obligados a abandonar sus humildes hogares y emigrar intentando salvar su vida.
El 63 por ciento de los niños y niñas de 0 a 5 años forman parte de hogares con un ingreso inferior a la línea de bienestar, el nivel de ingreso económico y el espacio físico en el que se desarrollan las niñas y los niños son determinantes en su desarrollo e impactan de manera significativa. Con estos vergonzosos datos oficiales nos muestran el modelo de hombre que se está formando en las generaciones venideras.
Estamos perdiendo un potencial socio-económico que representa la infancia y la adolescencia para el país, La lucha por construir un mundo mejor para nuestros infantes debe materializarse en acciones y hechos contundentes, hoy existe una sociedad sin futuro para la inmensa mayoría de nuestros niños.
Por ello, celebrar un día a la niñez mexicana debe ser una oportunidad para reflexionar sobre las soluciones a los graves problemas que enfrentan niñas y niños, para lograr el pleno ejercicio de sus derechos humanos. Citando a las palabras del gran Fidel Castro: “y en eso es en lo que más debemos pensar, en los niños de hoy, que son el pueblo de mañana, hay que cuidarlos y velar por ellos como los pilares con que se funda una obra verdaderamente hermosa y verdaderamente útil”, desgraciadamente no es así y esa es la gran tarea pendiente que tenemos en deuda con nuestra niñez mexicana.
Urge diseñar en una sociedad nueva, con un gobierno emergido del pueblo para el pueblo, un esquema nacional integral para la atención de la infancia, porque hasta ahora solo se queda en el papel y se pierde en la burocracia y demagogia, la descomposición del tejido social afecta en mayor parte a la niñez.
La niñez, como los otros sectores sociales, está siendo víctima del rapaz e injusto modelo económico capitalista, los gobiernos con sus instituciones están haciendo muy poco para revertir esta dura y difícil realidad que están sufriendo la mayoría de nuestros infantes.
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