La turbulencia económica, política, social y sanitaria provocada por el gobierno de la 4T encabezado por Andrés Manuel López Obrador amenaza con la destrucción del orden social, sin que, desgraciadamente, el pueblo esté organizado, listo, para tomar el control del país. La 4T ha fracasado.
En el terreno económico, la crisis se manifiesta ya en todos los sectores de la población, golpeando a millones de mexicanos que viven en pobreza alimentaria, a los cuales sus ingresos no les alcanzan para adquirir la canasta básica.
De acuerdo con la encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la población desocupada fue de 2.1 millones de personas al cierre de 2021 y representó el 3.96% de la población económicamente activa (PEA). Agréguese a este dato que la encuesta arrojó una tasa de informalidad laboral de 32.2 millones de habitantes del país, el 56.5% de la población ocupada, que además no cuentan con ningún tipo de prestación ni seguridad social. El resultado de la política económica de la 4T está expresado por más de 34 millones de familias mexicanas que viven en la miseria porque el gobierno federal ha mostrado una total incapacidad para generar empleos y brindarles a los mexicanos las condiciones mínimas para que vivan con dignidad.
En el terreno político, el desorden se extiende a todo el territorio nacional, donde los gobernadores de los estados aplican su soberana voluntad, violando el Estado de Derecho y atropellando los intereses de todos los sectores sociales. Basten dos ejemplos: Cuitláhuac García Jiménez en Veracruz ha dejado al estado en manos del crimen organizado, que mantiene en el terror a los veracruzanos; mientras que el gobernador persigue y encarcela a sus opositores. En Puebla, Miguel Barbosa Huerta hace lo mismo utilizando a la Fiscalía General del Estado, a la policía estatal y a la SEP, para reprimir las demandas de los estudiantes y el magisterio poblano, que solo pide trabajo, condiciones en sus planteles para impartir y recibir educación de calidad y que cese el acoso de la SEP contra los profesores en lucha. En ambos estados no hay obras sociales ni inversiones públicas para atender las necesidades de la población.
En el terreno social, la descomposición de la República se manifiesta: la educación a todos los niveles ha sufrido un retroceso ante la falta de estrategia del gobierno federal para enfrentar la nueva situación de confinamiento provocado por la pandemia. Ya antes del inicio de la pandemia, México ocupaba el último lugar entre los países integrantes de la OCDE. Ahora, la situación ha empeorado; el desorden es tal que nadie sabe qué hacer con la educación de los millones de mexicanos que dependen de la escuela pública y las escuelas están en unas condiciones tan deplorables que no permiten el regreso a las clases presenciales. En el terreno de la cultura y el deporte no hay presupuesto para impulsar su desarrollo. La ciencia y la investigación han sido proscritas por el mandatario morenista.
Y en el rubro de la atención a la salud, AMLO aplicó la consigna de “sálvese quien pueda”. Los datos del horror que exhiben el desastre sanitario en México, gracias a AMLO y su política de salud, son los siguientes: el 10 de febrero se registraron 34,261 casos positivos y 927 defunciones; 5,226,269 casos positivos confirmados y 311,554 defunciones acumuladas confirmadas. La falta de vacunas y sus refuerzos, el desabasto de medicamentos y equipo en los hospitales públicos, la confusión de la Secretaría de Salud y del mismo AMLO a la hora de dictar las estrategias para el combate a la pandemia, constituyen un crimen contra el pueblo de México cometido por el gobierno de la 4T.
La descomposición social del país se manifiesta en todos los niveles de la vida social; el gobierno de AMLO sólo se sostiene por el apoyo de las fuerzas armadas y de los Estados Unidos.
El pueblo no está organizado ni educado para sustituir a la clase social que está destruyendo al país. Es posible que, ante la falta de liderazgo, la fracción más dura de los representantes del gran capital se hagan con el control del gobierno y empeore la situación económica y política de la República.
Es urgente que aceleremos el paso para unir, organizar y educar a los trabajadores mexicanos, para exigir un cambio de rumbo en la conducción del país. Para presentar una opción de gobierno que cambie el modelo económico y centre su atención en el combate a la pobreza en todas sus manifestaciones. La hora del Movimiento Antorchista está llegando.
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