Hasta hoy las cifras oficiales hablan de 302 mil 498 damnificados y 99 mil 573 viviendas dañadas, y lo peor, la ayuda del Gobierno no se hace presente, seguramente mis escasos lectores adivinan que hablo del pueblo humilde que habita Tabasco y que hoy lamentablemente sufre todas las calamidades que provocan las inundaciones, y que del edén nada queda para tantas familias humildes.
Probablemente nuestra idea, producto de una visión fatalista, sea que contra la naturaleza nada se puede hacer y que los problemas que enfrentan los tabasqueños los originaron los huracanes "Eta&rdquo, "Delta” y no sé cuántas lluvias, y que ante eso, lo sucedido era inevitable, y hoy niños, mujeres y ancianos sufren por ello, pero lo cierto es que la desgracia de los tabasqueños no sólo se origina por los fenómenos naturales sino que sus raíces las podemos encontrar en las condiciones económicas y sociales que existen.
La mayoría de los tabasqueños viven en casitas de madera, con techos de lámina, de palma, construidas por bejucos, a la orilla de esos impresionantes ríos Usumacinta, Grijalva, Mezcalapa, rodeados de enormes pantanos, donde vive esa especie endémica tan famosa como es el pez pejelagarto, y rodeados de lagunas; estás condiciones en sus viviendas son producto de la pobreza, ya que el 53% de la población vive en pobreza; 302 mil 500 en pobreza extrema, ¿cómo esperar que sus viviendas resistan ante los embates de la lluvia e inundaciones? Las imágenes que muestran los medios de comunicación son impresionantes, en algunas colonias la gente permanece hacinada en el segundo piso, sin poder salir, imaginemos las casas de una sola planta o con los materiales perecederos antes descritos, en estas condiciones el edén está perdido para todos los pobres.
El 42.6% de la población es rural, y vive del cultivo del maíz, del cacao, elementos básicos en su alimentación y de la que hacen su bebida más famosa, el Pozol, pero también cultivan plátano, cítricos, caña, papaya, entre otros. Más concentrada se encuentra la producción ganadera, pero existen enormes potreros y verdes pastizales, muchos de ellos cercanos a enormes fuentes de agua, y toda esta riqueza fue afectada por las inundaciones, hay mil 396 localidades afectadas (46% de todas las existentes), es decir, viviendas inundadas y cultivos devastados, pero ¿hay alguna posibilidad con el gobierno de Morena para que los campesinos obtengan financiamiento y algún seguro catastrófico? No debemos olvidar que hace unas semanas se aprobó la extinción de 109 fideicomisos, entre ellos los del campo, por lo que la producción agrícola ha recibido un severo golpe que repercutirá en millones de habitantes de esta entidad.
Se dijo por parte del presidente de la República que deliberadamente había decidido salvar a Villahermosa de las inundaciones al ordenar el desfogue de la presa Peñitas para que se inundará la zona donde se localizan los pobres, la zona indígena; sin embargo, los noticieros muestran como varias colonias de la capital, claro donde hay más pobres, terminaron sufriendo el mismo fenómeno.
Las preguntas surgen: ¿por qué el gobierno se mostró lento en tomar acciones para evitar la tragedia? Apesar de saber que los meses de septiembre, octubre y noviembre son de huracanes, ¿por qué no evacuaron a la población a pesar de saber que Tabasco es una gran planicie, atravesada por los ríos más grandes de nuestro país: el Usumacinta y el Grijalva y con enormes pantanos?
Lo peor es que ahora que nada de eso se hizo y la población está en desgracia, las acciones del Gobierno estatal y federal brillan por su ausencia, lo que llevó a los pobladores a realizar 70 bloqueos en diferentes carreteras y caminos para exigir ayuda y lo que obtuvieron del gobierno fue desalojos y golpes, ese fue el castigo a su osadía de pedir ayuda en tan difíciles circunstancias.
No hay un plan para rescatar a la población y lo único de lo que nos enteramos es de que la ayuda que les llega viene de fuera del país o de algunas organizaciones que no tienen la obligación que sí tiene el gobierno.
Ante este panorama tan desolador urge la unidad de todos los tabasqueños para formar un frente que le exija al gobierno soluciones de raíz al problema de las inundaciones y sus consecuencias más cercanas, aunque esta sea costosa, de lo contrario nunca Tabasco será el "edén” como lo reza su propaganda.
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