MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El combate a la pobreza de discurso y de verdad

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“La pobreza no es un accidente. Como la esclavitud y el apartheid, 

es una creación del hombre y se puede eliminar con las acciones de los hombres”:

Nelson Mandela

No es casualidad que la principal causa en los discursos de todos los políticos sea acabar con la pobreza. Hoy al “combate a la pobreza” le gana un poco el “combate a la corrupción”, por haber demostrado ser discurso más eficaz, debido al rencor justificado y comprensible que sienten precisamente los más necesitados que son la inmensa mayoría de la población (y de los votantes), quienes han sufrido en carne propia las más miserables carencias, mientras miran a los sectores privilegiados de la población que derrochan con cinismo el dinero. 

Pero ese rencor, la ansiedad natural de los seres humanos que provoca la pobreza (la más terrible de todas las ansiedades), aunque justificado, no deja de ser instintivo y, luego, irracional; el discurso que privilegia ese instinto irracional, si no se complementa con una explicación científica de las causas de la pobreza y con acciones para combatirlas ahí, desde sus causas, es un recurso meramente discursivo, pero, además, manipulador. Lo ha estudiado la ciencia de la comunicación, hay expertos profesionales y profesionistas en “relaciones públicas” que ganan buenos salarios y se dedican (oprobiosa vocación) a manipular los instintos con fines muy ajenos a lo que dicen, inconfesables y por lo regular propios de las mismas clases o grupos de poder que son las que les pagan, es decir, de los beneficiarios de la injusta distribución de la riqueza, cuyas dos caras contrarias son precisamente la pobreza indignante y la riqueza insultante; es recurso de los ricos para manipular a los pobres, pues.

"La manipulación consciente e inteligente de los hábitos organizados y las opiniones de las masas es un elemento importante de la sociedad democrática. Aquellos que manipulan este mecanismo invisible de la sociedad constituyen un gobierno invisible que es el verdadero poder gobernante de nuestro país ... Estamos gobernados. Nuestras mentes son moldeadas, nuestros gustos formados, nuestras ideas sugeridas, en gran medida por los hombres que nunca hemos oído hablar”, dijo en 1928, un joven llamado Edward Bernays, sobrino del padre del psicoanálisis Sigmund Freud, en su libro “Propaganda”, y en los años posteriores lo demostró trabajando arduamente y con éxito para que los poderosos lograran manipular a las masas trabajadoras, contribuyentes, consumistas y electoras. Esta práctica prevalece en todo el mundo hasta nuestros días.

Así sucede también con el discurso a favor de los pobres y expliqué en una colaboración anterior que, para el ciudadano común no es muy difícil de ver (la manipulación malintencionada), a no ser que no se quiera ver. Antes de ver los resultados se puede contrastar el contenido explícito, implícito y subliminal del mensaje y ver si hay o no intenciones manipuladoras; pero mejor aún, después de que pasa el tiempo, basta contrastar el discurso con los hechos, y si no coinciden, habrá que creerle a los hechos y no al discurso.

El 27 de febrero de 2019, hubo dos declaraciones, en la XXXVI Asamblea General Ordinaria del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), en la toma de protesta del presidente del organismo Carlos Salazar Lomelí, quien en su discurso de protesta le propuso al recién electo Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, presente en el evento: “Señor presidente, le queremos proponer dos cosas de arranque: la primera es que, convocando al país en su conjunto, eliminemos la pobreza extrema en un plazo de seis años. Hagamos historia, nosotros le ayudamos; y segundo, señor presidente, hagamos de la inversión una obsesión para que el país pueda crecer al 4 por ciento”, a lo que el Presidente respondió: “Carlos es un hombre honesto, una gente íntegra. Desde luego le tomó la palabra en sus dos propuestas, y agrego una: él plantea que hagamos el compromiso de que haya inversión para crecer al 4 por ciento, de acuerdo, trato hecho; dos, dice Carlos, hacer el compromiso para acabar con la pobreza en el sexenio, trato hecho. Como sé que va a coincidir conmigo, le hago una propuesta: que hagamos el compromiso de acabar con la corrupción”.

De Salazar Lomelí, representante de los beneficiarios de la desigualdad, no hay más que decir, y de López Obrador, hasta el más indiferente sabe que siempre ha prometido acabar con la pobreza, ayudar “primero a los pobres” y siempre tiene la boca llena de esos discursos y promesas, al igual que la de crecer, primero al 6 por ciento, luego al 4 y hoy dice que al 2. Pero han pasado tres años y se puede contrastar su discurso con el resultado de su Gobierno: la pobreza ha crecido escandalosamente y el país decrece por la caída de la inversión.

Hay 15 millones más de pobres, y se debe sobre todo a la equivocada política de la 4T, al eliminar el Seguro Popular sin sustituirlo por algo mejor, dejando sin acceso a servicios de salud y seguridad social a quienes laboran en la informalidad (57% de la población económicamente activa) y eso disparó el número de pobres. Su política social de dar dádivas a la gente tampoco ha resultado y no es sorpresa: en ningún lugar del planeta ni en ningún momento de la historia las dádivas han logrado disminuir la pobreza. Reto al que pueda que me contradiga con un solo ejemplo. Y todo esto desde antes e independientemente de la pandemia del Coronavirus.

También todos sabemos que, antes de la pandemia, la inversión iba en picada, debido a los malos manejos de la política económica de AMLO, lo que provoco la contracción de la economía en -0.14 en el año 2019, la crisis que esto significó, que Obrador nunca reconoció, que se ha solamente acentuado con la pandemia, y la caída en -8.5% en 2020.

Nada de esto lo digo yo, lo dicen los hechos y dicen, con ayuda de la ciencia, la lógica y los números, que no mienten, que López Obrador o falló o mintió. Yo digo que mintió, que nunca quiso combatir en serio la pobreza, lo digo porque la ciencia económica ha explicado (no hay espacio aquí para exponerlo, lo intentaré en siguiente colaboración) suficientemente las verdaderas causas de la pobreza y, por ello, las medidas para erradicarla y ninguna de las acciones de López Obrador van encaminadas en ese rumbo, ni siquiera con espíritu reformista, moderado, ya no digamos revolucionario o “transformador”. Su 4T es un panfleto hueco, su combate a la pobreza es solamente discurso y es, por ello mera manipulación y demagogia que esconde otras inconfesables intenciones.

Con estos elementos, podemos afirmar que López obrador no combate a la pobreza. Diré solo de paso y puedo profundizar, pues esto también lo dice la ciencia, la lógica y los números que no mienten, que si hay auténticos y exitosos intentos por combatir en serio a la pobreza, pero que no son ni de los empresarios ni del Presidente y su partido, sino del mismísimo pueblo organizado, sobre todo en los lugares en los que, con los instrumentos del poder político, ha podido poner en práctica las propuestas del maestro Aquiles Córdova Morán, el luchador e intelectual más honesto y comprometido con la causa de  los pobres de México, y que son la prueba incontestable y contundente de que el camino para los pobres de México está más, mucho más cerca de él y muy lejos de López Obrador.

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