No es de ahora, ni se ha descubierto el hilo negro, pero sí llama la atención que la Legislatura del Congreso del Estado de Quintana Roo siga ocupando los primeros lugares como uno de los más caros o donde más dinero se gasta y lamentablemente uno de los que menos resultados procuran en beneficio de los ciudadanos.
Aunque no se ha podido precisar, ni lo han querido revelar, el salario de los 23 diputados locales de Quintana Roo que integran la XVII Legislatura, debería estar oscilando, según información que data desde el 2018 en transparencia de ese órgano legislativo, sobre los 112 mil 654 pesos al mes, sólo considerando 66 mil 482 pesos de ingreso bruto y 46 mil 370 pesos de dietas.
Y sólo acuden al recinto legislativo dos veces a la semana, 10 meses en promedio, para alzar el dedo y aprobar cuanto les ordenen, para hacer leyes a modo y que en muchas ocasiones no ayudan en nada a mejorar las condiciones sociales, económicas y de vida de los quintanarroenses.
Porque de acuerdo con el artículo 138, “el Congreso del Estado, por derecho propio, se reunirá en sesiones ordinarias, durante dos períodos por año, que constituirán una sola legislatura. El primer período de sesiones comenzará el 20 de julio y terminará el 16 de diciembre; el segundo el 16 de marzo y concluirá el 20 de junio”.
Pero no es sólo el dinero de los legisladores locales lo que hace caro al Congreso del Estado, es su plantilla de trabajadores, que lo colocan en el sexto lugar del país, con 652, muy por encima de Yucatán que tiene 215 y 130 de Campeche. Una gran diferencia que le cuesta mucho dinero al pueblo.
Para darse una idea de lo que ocurre con el Congreso del Estado, el Censo Nacional de Congresos Estatales 2021 dio a conocer que el de Quintana Roo se encuentra en el “Top 10” de las Cámaras de representantes más caras e ineficientes del país.
Fue uno de los que más presupuesto ejerció en el año 2021, con 469 millones de pesos, pero además sus legisladores fueron improductivos, pues ocupó el tercer lugar que menos leyes y reformas aprobó, con 123, cuando el promedio nacional rebasó las 389.
Por eso, cuando se trata de justificar lo injustificable, mueve a risa primero, pero después se cae en el enojo de saber que una gran parte del presupuesto está siendo malgastado, que los diputados no están haciendo su papel de legislar, que no trabajan, que no son productivos y eso implica atraso en el desarrollo de la entidad y de su gente.
Esa justificación la pretendió el coordinador de la bancada parlamentaria del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) de la XVII Legislatura, Humberto Aldana Navarro, quien aseguró que, aunque diversas organizaciones y medios informativos han exhibido que el Congreso de Quintana Roo es uno de los más caros del país, casi jura y perjura que sus diputados son los que perciben los sueldos más bajos en México y sólo le faltó pedir aumento de sueldo.
Tampoco pudo o no quiso proporcionar información precisa de cuánto es lo que perciben los diputados locales.
A lo que sí hay que tomarle la palabra a su ofrecimiento de poder trabajar hasta con 300 millones de pesos, pues el presupuesto del Congreso del Estado pudiera tener gastos excesivos en rubros como recursos materiales y que se podrían aplicar medidas de austeridad para ahorrar y poder disminuir el gasto del Poder Legislativo.
“Yo creo que los dispendios no están en los salarios de los diputados o en el personal, porque ni siquiera es cercano al sueldo del Presidente de la República. Está en otros lugares y lo vamos a encontrar”, aseguró.
Ojalá lo logre y pueda al menos quitar el estigma que ya tiene la XVII Legislatura de ser la sexta más cara del país, pero además que se pongan a trabajar, a legislar en leyes, que es su trabajo, para el bienestar de la sociedad, en especial de los que menos tienen, porque la verdad no queremos diputados “fifís” y flojos. Conste.
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