MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Después de las elecciones, ¿volverá a la apatía?

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No bien aún no acababa de funcionar el Programa de Resultados Preeliminares (PREP) cuando ya el presidente Andrés Manuel López Obrador, al ver mermada su mayoría en el congreso en estas elecciones, lanzó su graznido mañanero para alcanzar alianzas con otros partidos, especialmente con el PRI, con el fin de obtener la mayoría calificada en la Cámara de Diputados (es decir, el 66% de los votos) lo que le permitirá al presidente pasar reformas constitucionales de su conveniencia.

Y el presidente del PRI, emulando a los partidos Verde y del Trabajo que se prostituyen vendiéndose al mejor postor, ni tardo ni perezoso, le guiñaba el ojo a su propuesta. Más tarde él y los líderes priistas reculaban, declaraban seguir en la oposición y negaban cualquier acuerdo con el gobierno.

Esto nos demuestra algo muy evidente: la descomposición de los partidos políticos, y su cada vez más claro desarraigo en la sociedad. Me parece que no cabe duda de que la población que votó por la tríada de la oposición PAN- PRI- PRD en el país, lo ha hecho en su mayoría como un voto de castigo a este gobierno, más que como una forma de confianza en esos partidos o sus candidatos.

Y me parece que ésa es la causa por la que en muchísimos distritos, municipios y estados se puede observar una “alternancia” en el poder entre los partidos políticos: ahí donde gobernaba el partido en turno perdió el poder, cediendo su lugar a su adversario. Y esto pasa también con el decepcionante partido Morena.

Veamos ejemplos: A nivel nacional, de los 15 gobiernos estatales que estaban en juego, solo en dos el partido en el poder permaneció en el gobierno. A nivel local, en más de la mitad de las alcaldías capitalinas el gobierno cambio de partido. 

Lo más notorio es que, en el caso de la CDMX, fue el partido que recién había arrasado en la Ciudad en las pasadas elecciones, el partido Morena, el que decepcionó en tan solo 3 años, y rápidamente fue desplazado. Esto, a pesar de que aquí se asienta el gobierno federal, también en su poder. Y a pesar de que la supuesta “izquierda” tenía ya más de 25 años en el poder de la capital.

Y lo mismo pasó en la mayoría de los municipios conurbados de la Ciudad de México: en prácticamente la mayoría hubo cambio de partido en el poder. En todo el corredor industrial del noroeste de la CDMX, por ejemplo, el partido Morena fue prácticamente arrasado por la oposición. Y ahí donde Morena no gobernaba, obtuvo la victoria, si bien en varios municipios hay impugnaciones por un notorio fraude electoral a su cargo, como es el caso del municipio de Chimalhuacán.

Esto nos indica claramente de cómo en estas elecciones, el votante ha buscado la alternancia como forma de encontrar un partido que gobierne mejor, sin encontrarlo. Nos indica la conciencia y la necesidad que tiene buena parte de la sociedad mexicana de elegir un gobierno eficaz y confiable como no lo ha visto aún. 

Y lo “sorprendente” es que aquel partido, Morena, en el que la mayoría confió y votó hace tres años, perdió rápidamente la confianza del ciudadano. Aunque en realidad no es sorprendente.

De seguir así la tendencia, y si las elecciones son más o menos limpias, en las próximas elecciones Morena perdería también el poder en la mayoría de los lugares que ahora gobierna, decepcionados por la pésima gestión en seguridad, economía y salud, entre lo más notorio, claro. Si en muchos municipios obtuvo por primera vez el poder, es porque en esos lugares desconocen la ineptitud y la corrupción que tiene en su centro, producto de una composición abigarrada de políticos de otros partidos, la falta de un programa de trabajo, la sujeción ciega a un líder y las consecuentes falsas promesas que cada día son más evidentes.

Como lo demuestra el titubeo del líder del PRI y la decepción que significó Morena en la capital donde gobernaba, después de las elecciones los ciudadanos no podemos confiar en que simplemente los partidos y sus gobiernos van a cumplir con lo prometido y la buena gestión que se espera de ellos.

Después de las elecciones no podemos volver atrás, ni olvidar que los problemas políticos y el actuar de los gobiernos en turno son importantísimos en nuestra vida personal y laboral. Debemos aprender que muchos de nuestros logros y el bienestar personal y familiar requieren del apoyo y la buena gestión social de los gobiernos local, estatal y federal. Que por lo tanto debemos ser lo más participativos posibles, vigilando, comentando, criticando, y organizándonos para demandar a estos gobiernos que cumplan con lo que prometieron, y la honradez y eficacia que de ellos se espera y que debemos exigir.

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