El pasado 30 de abril fue un día inusual para los habitantes de la comunidad Alcozacán, municipio de Chilapa de Álvarez, donde más de 2000 pequeños de 24 comunidades, acompañados de policías comunitarios, marcharon casi tres kilómetros por la carretera Alcozacán-Hueycantenango portando lonas y pancartas con exigencia de justicia y seguridad; la caravana de pequeños de piel morena, que descalzos, con huaraches cruzados o de plástico, caminaba unos tramos y otros más corría, concluyó en la cancha techada de la localidad, donde, según convocatoria a medios de comunicación, el ejército de soldaditos sería armado, sin embargo, en lugar de armas recibieron juguetes ante la felicidad reflejada en sus rostros y el desconcierto de representantes de medios de comunicación estatales, nacionales e internacionales que tras el anuncio, llegaron en caravana hasta esta conflictiva zona, inmersa en la inseguridad y tensión continua.
En esta zona, donde surge la policía comunitaria que pertenece a la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Pueblos Fundadores (CRAC-PF) para defender a sus pueblos de los embates de grupos delictivos que han dejado una estela de muerte y dolor, los pobladores vivieron un día diferente, las risas de los niños retumbaron en la cancha techada de la comunidad, quebraron piñatas, recibieron juguetes, corrieron y jugaron tranquilos, resguardados por los policías comunitarios, que aseguran, seguirán defendiendo a sus pueblos.
En la carretera, ese día sí hubo vigilancia de la Guardia Nacional, Policía del Estado, Ejército y obviamente, Policía Comunitaria. A las 11:30 de la mañana, como estaba previsto, inició el desfile de niños que alegres marchaban, portando pancartas con la exigencia de educación, salud, principalmente pidieron seguridad para transitar libremente, pues aseguran, están prácticamente secuestrados en sus pueblos.
Exhaustos después de casi tres kilómetros de caminata, los pequeños, cuya edad fluctúa entre los 6 y 13 años, llegaron a la cancha de Alcozacán, donde dieron muestra de su adiestramiento tipo militar y a la orden de firmes, presuntamente para recibir sus armas, recibieron juguetes de manos de los policías comunitarios, armados con escopetas y rifles de calibres variados. En lugar de tiros, retumbaron las risas de los pequeños, conmemorando de esta manera el Día del Niño.
Y es que, habitantes de más de 25 comunidades de los municipios Chilapa de Álvarez y José Joaquín de Herrera (Hueycantenango) han venido solicitando a los tres niveles de gobierno (Federal, Estatal y Municipal) diversos apoyos, educación, salud, vivienda, pero sobre todo, seguridad para esta zona en la que se han registrado asesinatos, secuestros, desapariciones y desplazamientos forzados, no solo de familias, sino de pueblos enteros que hoy lucen desolados.
Los ataques a los pueblos son constantes, el último ocurrió en el mes de marzo, cuando un grupo de 17 policías comunitarios fue atacado, dejando como saldo un muerto y tres heridos, “los balazos ocurren muy seguido, hay muchos huérfanos y viudas, lo más grave es que ahora también están siendo atacadas nuestras mujeres y niños. Los gobiernos, Federal y Estatal únicamente criminalizan que los pueblos se armen y que se involucre a los niños en la defensa de sus lugares de origen, pero no hacen algo por brindar la seguridad que se requiere”, expresa Adán Linares, uno de los coordinadores de la Policía Comunitaria.
En el evento recordaron que hace un año (enero del 2020) desfilaron 15 niños armados con escopetas, que se incorporaron a las filas de la CRAC-PF. En Ayahualtempa, municipio de José Joaquín de Herrera (Hueycantenango) también desfilaron pequeños soldados armados. Esta estrategia sigue siendo un llamado de alerta al presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador y al mundo entero, por parte de pueblos inmersos en la violencia que exigen cese esta situación y puedan tener acceso a una vida digna, en paz… así, entre escopetas, rifles, pistolas, bicicletas, pelotas, risas y juguetes, los pequeños indígenas nahuas de Chilapa de Álvarez y José Joaquín de Herrera festejaron el Día del Niño… después, continúa la vida “normal” en espera de la tan ansiada seguridad en el corredor integrado por más de 25 comunidades prácticamente sitiadas por grupos delincuenciales, mientras, ellos mismos asumirán la seguridad de sus pueblos.
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