Para medir la eficacia de un Gobierno de cualquier país, uno de los principales aspectos a evaluar, es el referente a la tasa de ocupación laboral y los salarios, pues de esto depende en gran medida, la satisfacción de las necesidades más elementales de las familias.
A punto de cumplir dos años el gobierno del Lic.Andrés Manuel López Obrador, estos son los números:
El INEGI registra para el primer trimestre del 2020, es decir, antes de la pandemia, una Población Económicamente Activa (PEA) de 57.3 millones de personas, de las cuales estaba ocupada 55.4 millones, en la economía informal la mayoría, 31.4 millones.Para el segundo trimestre, es decir, ya en el periodo de covid-19, la desocupación alcanzó a 21 millones 600 mil mexicanos, siendo las mujeres (11.6 millones) y jóvenes los más afectados.
Y estos datos se refuerzan por la contracción de menos 18.7% que sufrió el Producto Interno Bruto (PIB) en el mismo segundo trimestre, según datos del INEGI.ítem más, el sector industrial sufrió una caída de menos 23%, el sector terciario menos 14.5% y el primario menos 2.5% y, como colofón, la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (CONSAR) reportó que, en el primer semestre, 813,247 trabajadores retiraron sus ahorros de las afores, para hacerle frente a la pandemia.
La inversión privada directa se desplomó en el segundo trimestre 33.2%, la mayor caída en 25 años y la inversión pública en menos 4.4%, acumulando 9 trimestres consecutivos en descenso.La realidad que viven millones de familias mexicanas, contrasta con lo dicho por el Presidente de la República en su intervención hace unos días en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el sentido de que, en México no hay hambre.No habrá hambre en su familia en la del Presidente,pero sí en la de millones de mexicanos desempleados que esperan cumpla su promesa de generar mayores empleos y destinar salarios dignos.
Los mexicanos no debiéramos nublar nuestra inteligencia con la propaganda machacona del gobierno, de que ahora en México las cosas van bien, o que ahora vivimos mejor que en el pasado reciente. Hay que alzar la voz para que se reoriente la economía, el gasto público, no permitamos que el ejecutivo siga manejando el presupuesto de la nación a su capricho, favoreciendo proyectos muy cuestionables como la Refinería de Dos Bocas, el Aeropuerto de Santa Lucía o el Tren Maya, y disminuyendo recursos al campo, al fomento industrial, a la salud, educación, vivienda, cultura, para estados y municipios.
Estamos a tiempo de revertir o paliar esta situación, el presupuesto de egresos va entrar a discusión en la Cámara de Diputados en breve y solo la presión social puede lograr una distribución más equilibrada del presupuesto, pues está visto que la mayoría morenista, en el Congreso de la Unión, sigue actuando como en el pasado, solo como comparsa del Presidente.
Más apoyo al campo, a la pesca, a la pequeña y mediana empresa, y aún a la gran empresa que concentra las mayores pérdidas de empleo: destinar recursos al seguro del desempleo, a un empleo temporal amplio y contante a lo largo del año y en todo el país, amén, como ya se dijo de incrementar el presupuesto a salud, educación y vivienda.
Llamamos a todos los mexicanos progresistas, a los Ayuntamientos Municipales del país, a levantar la voz ante la cada vez más drástica disminución de las participaciones federales que afectan el desarrollo municipal; no hacerlo por temor o seguidismo partidista, los convertirá en cómplices de tan gran injusticia y sus gobernados se la cobrarán en los ya venideros comicios del 2021.
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