Un día sí y otro también, una mañana también y otra igual, todos los días nos recetan la monserga presidencial que “vamos requetebién”. Las cifras en que se sustentan los decires oficiales o más específicamente, presidenciales se basan en “yo tengo otros datos”. La realidad difiere mucho de la jauja morenista, hija de la república transformada, ideada por el único mexicano que habita un palacio, Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Para empezar y no discurrir más en ese tema, no existe ninguna transformación, la estructura económica en la que se sustenta nuestro México lindo y querido sigue siendo la misma: capitalista y de mercado. El poder lo siguen sustentando los dueños del dinero y los que no tienen más que sus manos para ganarse el sustento diario siguen trabajando con salarios de hambre; es más, y a decir del inquilino de su palacio, AMLO, “ningún rico ha perdido dinero con mi gobierno, al contrario, les ha ido bien”, (El Universal, mayo 22, 2022).
En tanto, el número de pobres aumentó en sus primeros tres años de gobierno: pasaron de 51.9 a 55.7 millones, esto quiere decir que los pobres aumentaron en 3.8 millones de pobres, y los pobres más pobres, llamados eufemísticamente, pobreza extrema, aumentaron en 2.1 millones (El Economista, 17 de febrero de 2023). ¿Será que a esta trasformación se refería el único ideólogo y dueño absoluto de Morena? Si a eso se refiere me disculpo y desde ahorita mismo me sumo a su reconocimiento como prueba superada.
Pues igual que un día sí y otro también de la monserga presidencial, la realidad también responde de la misma forma, NO “vamos requetebién”. Y nos lo receta en la cara, casi al mismo tiempo cuando un funcionario afirma con bombo y platillo que la actos criminales con violencia van a la baja, en ese momento asesinan a la pareja sentimental de una gobernadora, de alcurnia morenista en el estado que se llega por los caminos del sur o cuando un gobernador anuncia los éxitos de su gobierno y destaca su labor para disminuir los actos de violencia ocurren dos balaceras en centros comerciales con tiendas de conveniencia y locales de las más diversas mercaderías; es decir, donde concurre mucha gentes, civiles de a pie, que nada debe y, por tanto, nada temen, y de la nada se ven en medio del fuego cruzado entre policías y matones, o entre matones mismos.
Pero la euforia por los éxitos presidenciales no para ahí, el superpeso, por ejemplo, sólo es una engañifa que a decir de economistas renombrados, como el doctor Brasil Acosta: “la reducción del precio del dólar es como el agua que se retrae ante una poderosa ola y, acto seguido, viene el tsunami y eso es lo que más preocupa”.
Así, una recuperación económica real no se mira por dónde, cuando la economía mexicana vive sus peores momentos: contracción (baja) del 0.1?l Producto Interno Bruto (PIB) en 2019; desplome del 8.5?l PIB en 2020; para 2021 un rebote del 5%, no se recuperó el 8% perdido del año anterior (El Economista, 31 de enero de 2023); y en 2022 el PIB alcanzó el 3.1% (comunicado del Inegi del 24 de febrero de 2023), muy lejos de los sueños obradoristas de 4?crecimiento.
Sólo un dato más, la economía informal, la que no tiene seguro social, aguinaldo, gastos médicos, vacaciones, etcétera, alcanzó 55.23%; según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) para la primera mitad de 2023, aumentó en un 0.38%, los panegiristas del morenismo dirán ¿Sí, y eso qué? Pues da la casualidad que eso porcentajes se tratan de personas, de familias que comen y se visten todos los días y estamos hablando de 230 mil personas que se tuvieron que ponerse a vender algo o emplearse en cualquier cosa con tal de llevar el sustento a sus familias.
En cuanto a las promesas de campaña y los grandes proyectos todo es pura gastadera y no hay quien los pare. Un avión presidencial que se no se rifó y terminó mal vendiéndose; un aeropuerto que en el mejor de los escenarios llegaría a una ocupación de 25% (El Economista, 22 de marzo de 2022) para finales de 2023; un Tren Maya que proyecta un gasto total de 373 mil millones de pesos (Notipress 17 de mayo de 2023) muy lejano a los 156 presupuestados y según la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) sólo lleva 48?avance; una refinería que se presupuestó en 8 mil dólares ya lleva gastado 16 mil 890 millones de dólares, la diferencia en pesos es de 177 millones que se han gastado de más, lo más ofensivo, ya se inauguró y no sale ni un litro de gasolina.
Esto son algunos de los “éxitos” del gobierno de Morena con AMLO frente a la presidencia, dos son las realidades, la virtual, que se vive en un palacio, el Palacio Nacional, convertido en bunker presidencial y la otra, la que vivimos todos los mexicanos, los de a pie, de transporte público.
Los que padecemos la violencia diaria, no les creemos a gobernadores, alcaldes y presidentes municipales que dicen que ya bajó; los que sufrimos para encontrar un empleo, del que se dicen por las mañanas en su propio programa televisivo “ya bajó el desempleo”; los que miramos las masacres y la guerra entre los cárteles criminales resultado de la política “abrazos no balazos”; a los que nos cuesta completar la canasta básica para que mal coman nuestras familias
Los que padecemos la violencia diaria, no les creemos a gobernadores, alcaldes y presidentes municipales que dicen que ya bajó; los que sufrimos para encontrar un empleo, del que se dicen por las mañanas en su propio programa televisivo “ya bajó el desempleo”; los que miramos las masacres y la guerra entre los cárteles criminales resultado de la política “abrazos no balazos”; a los que nos cuesta completar la canasta básica para que mal coman nuestras familias; los que ni por asomo nos beneficiará el etéreo Paquete Contra la Inflación (PACIC), todos estos y muchos más vivimos la realidad verdadera, la neta, como dice la banda arrabalera, la que hiere y lastima en lo más profundo de nuestro ser.
Los gobiernos anteriores administraban la pobreza, ahora se reproduce como la forma más efectiva de control político efectivo. Por eso, me viene a la mente la famosa obra pictórica de Leonardo Da Vinci, La Gioconda, mejor conocida como La Mona Lisa, y su enigmática sonrisa. Muchos se preguntan de qué sonríe La Mona Lisa, procacidad, de pena, por maldad, por no llorar, de nosotros, eso sólo lo sabía Lisa Gherardini.
Y me asalta la duda: ¿de qué sonríe el personaje mañanero? Todos los días se dedica a mentir, a denostar, a amenazar, a fabricar mundos fantasiosos y magnificar buenos resultados que no logra. Sonríe de nosotros, al igual que La Mona Lisa no lo sabremos, porque mentir es su especialidad. A nosotros sólo nos queda seguir educándonos, educando y organizando a todos los sectores de nuestra sociedad y reiterar una y otra vez que un mundo mejor es posible, por encima de varios o un solo mono liso.
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