Hemos sido testigos de cómo en la Cámara de Diputados federal se discutió y no se aprobó el proyecto de reforma de la industria eléctrica del presidente Andrés Manuel López Obrador, que pretendía otorgar a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) el monopolio de la producción, conducción y entrega del fluido eléctrico, y como ocurre con otras propuestas, hay quien está en contra de ellas porque tienen más visión en la economía a corto, mediano y largo plazo de las problemáticas del país y eso no está a discusión.
Lo que preocupa es que ahora, López Obrador y su Cuarta Transformación condena a quien no está de acuerdo con sus ideas, por eso satanizó y condenó a los diputados que no apoyaron su reforma, pero ¿cómo quiere que estemos de acuerdo si los mexicanos hemos sido testigos de lo que nos afecta en la vida diaria? La 4T ha estado condenando y quitando presupuestos a instituciones de estudios, cultura y arte, como la UNAM, el Politécnico y el CIDE, entre otros.
En el sector salud quitó apoyo en medicamento para los enfermos crónicos que tienen cáncer o diabetes, entre otros; además, está la mala orientación, planeación y solución para la pandemia que vivimos que nos afectó mucho. Y como no le pareció suficiente, señaló a médicos de prestigio como corruptos, todo para no proporcionar los insumos y material necesario para las instituciones, lo que puso en riesgos la vida de médicos, enfermeras y personal de limpieza y administrativa de las instituciones, que no tuvieron otra alternativa más que manifestarse.
Las madres trabajadoras perdieron el apoyo de las guarderías para sus pequeños y con ello la seguridad de que tuvieran atención y alimentación de mejor calidad, tuvieron que encargarlos con los abuelos, que muchas veces necesitan que a ellos también los atiendan y cuiden, o con algún familiar si tienen esa posibilidad y, en última instancia, dejarlos solos. Ahora, pretenden terminar con las escuelas de tiempo completo a nivel primaria, lo cual aumenta el descontento de las familias que salen perjudicadas con ello.
¿Cómo vamos a estar de acuerdo con la injusticia que se viene viviendo día a día? El recorte económico para solventar los problemas en los desastres naturales que han dejado devastadas a varias poblaciones de nuestro México, el recorte del ramo 23 que ha afectado a todas las comunidades al detener su desarrollo en infraestructura está a ojos vistos, sobre todo en las zonas conurbanas a las ciudades, en donde hace falta introducción de redes de agua, drenaje, electrificaciones, construcciones de guarniciones, banquetas y pavimentaciones de calle.
Y como siempre la población más humilde es la que paga todos los platos rotos: los 113 mil millones de pesos perdidos en la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México en Texcoco, y el incremento del gasto en el Aeropuerto de Santa Lucia al darse cuenta que estorbaba un cerro, pues el presupuesto original era de 75 mil millones de pesos pero, por ajustarse a esta nueva realidad, aumentó a 116 millones de pesos, todo eso se nos cargó a los mexicanos, además de los impuestos, hay pagar todas las atrocidades de la 4T.
No podemos dejar de lado la consulta de revocación de mandato del presidente, un rotundo fracaso al participar solo 15.1 millones de mexicanos cuando somos 129 millones en edad y posibilidad de votar. Ojalá no se proponga que, por no estar de acuerdo con el presidente, encarcelarnos a todos los que no participamos en su revocación o ¿será lo que se propone en el futuro, acabar como Hitler a toda la población que no se sume a su mandato?
Creo que es hora de formar un Frente Nacional para defendernos y luchar contra la dictadura que se pretende imponer en México.
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