En el programa de un partido que luche por el poder político, deben estar contenidas las genuinas aspiraciones de la clase que dice representar y defender. Por ejemplo, si se trata de una organización que preconiza el amor por el pueblo, que se autodenomina “La esperanza de México”, debe contemplar en su plataforma de lucha las reivindicaciones necesarias para resolver los problemas inmediatos y las medidas a implementarse para desterrar paulatinamente las verdaderas causas que impiden la felicidad de los trabajadores.
Gracias a que el pueblo encuentra que sus anhelos están contemplados en el programa de un partido, entonces se identifica con él y le otorga su confianza. Sin embargo, debe estar completamente seguro de que en realidad es así, de que no se trata de una medida demagógica utilizada por dicho organismo, únicamente para asegurar el apoyo de las masas populares para después, una vez conseguido el objetivo, es decir, el poder político, olvidarse completamente de las reivindicaciones establecidas en sus planteamientos programáticos.
Las danzas tradicionales representan hoy una herencia cultural en la que se refleja una cosmovisión, una concepción del ciclo de la vida y su relación con las actividades económicas para el sustento de las personas.
El tiempo y los hechos reales, no las perpetuas promesas, serán quienes demuestren la veracidad de los contenidos con los que se convenció a la mayoría.
Si en algún momento el programa de gobierno del partido en el poder contenía algunas de esas aspiraciones auténticas del pueblo, hoy podemos ver, con toda claridad, lo que realmente se defiende a ultranza por las autoridades y funcionarios del Gobierno.
Lo que hoy sostienen, defienden e impulsan a costa del sufrimiento de los trabajadores, son las pretensiones y necesidades de los empresarios. Son ellos los que aspiran a un nuevo aeropuerto, a un tren turístico y a una refinería para movilizar sus capitales y hacerse de los impuestos de la población mediante las empresas que adquieren los contratos como ha sucedido en la mayoría de los casos, por adjudicación directa, lo que a todas luces indica una complicidad entre el Gobierno y los señores del dinero.
Este Gobierno pretende hacer pasar las aspiraciones y necesidades de los ricos empresarios como las verdaderas reivindicaciones del pueblo humilde:
Que no se sufra por la falta de empleo, que se tenga alimento seguro y de calidad, una educación que prepare a las nuevas generaciones para enfrentar los retos futuros, buena atención a la salud, que no se atente contra la vida y la seguridad de los miembros de nuestras familias, que existan mejores condiciones de vida, garantías para la adquisición de un patrimonio, que cada niño que nazca no sea arrojado a vivir en condiciones miserables, que no tenga que perder su infancia y preparación por ganarse la vida en los cruceros, que se eliminen los abusos cometidos por quienes deben resguardar nuestra seguridad y que no se impida el acceso al disfrute del arte, la cultura y a lo mejor que ha producido la humanidad en ciencia y tecnología para beneficio de los pueblos, son sólo unas pocas de las verdaderas aspiraciones del pueblo mexicano.
En este sentido, se puede apreciar que el arte y la cultura no están contempladas seria y formalmente en el programa del partido en el poder, no son prioridad y no habría que esperar que forme parte de uno de los puntos esenciales del próximo gobierno pues se nota claramente que se está elaborando aprisa y de manera coyuntural, es decir, no tiene un proyecto delimitado con anterioridad.
Sólo en el número cien de los compromisos expresados al inicio del gobierno que se acaba, se hace una leve referencia al intento de exaltar nuestras culturas originarias. En la realidad, los indígenas continúan teniendo importancia sólo para las fotografías oficiales con los altos funcionarios o candidatos y las prendas que los diferentes pueblos elaboran, por lo general, de forma artesanal, son vestidas por esos mismos aspirantes a los puestos de Gobierno en un intento burdo y barato de ganarse las simpatías para su causa.
La cultura de los pueblos originarios poco importa a este Gobierno neoliberal. Este aspecto imprescindible de la vida de nuestro país sufre también daños por los recortes económicos impulsados; la prueba es la distribución perversa del presupuesto expresada en el PEF 2024 en el que se asignaron 16 mil 754.9 millones de pesos para la Secretaría de Cultura.
Esta cantidad es 3.8 % menor en comparación con lo destinado hace seis años; con esta cantidad no se garantiza el derecho a la cultura por lo menos en el presente año.
Una prueba más que señala claramente la tendencia del gobierno a privilegiar sus proyectos económicos en detrimento del bienestar de la población mexicana.
El Movimiento Antorchista comprende que no se puede permanecer indiferente ante el abandono gubernamental al que se somete a la cultura de los pueblos y ante el beneplácito por la penetración de elementos que propician la pérdida de la identidad cultural y la asimilación de valores diametralmente opuestos a las tradiciones comunitarias, valores desechables que promueven el egoísmo, individualismo y la ficticia necesidad de concebir la felicidad o el éxito con la acumulación desmedida de posesiones, que no es otra cosa que la promoción entre la población del consumismo, que al final de cuentas, sólo beneficia a los empresarios.
Las diferentes alternativas que el Movimiento Antorchista ha impulsado son múltiples y diversas; los encuentros deportivos nacionales, concursos de canto, poesía, oratoria, matemáticas y ajedrez, están dirigidos al despliegue y mejoramiento de las capacidades estéticas, físicas e intelectuales de nuestro pueblo, siempre en el espíritu de solidaridad y fraternidad que han caracterizado a todas las comunidades del país.
En esta ocasión, el Tercer Concurso de Danzas Tradicionales del Estado de México, a realizarse el 7 de julio de 2024 en la Alameda Central de Toluca de Lerdo, representa un esfuerzo honesto para ofrecer una tribuna de expresión a los diferentes grupos culturales de la entidad que buscan preservar sus tradiciones y, simultáneamente, es una necesaria denuncia ante la política del olvido implementada hacia nuestras necesidades artísticas.
Las danzas tradicionales representan hoy una herencia cultural en la que se refleja una cosmovisión, una concepción del ciclo de la vida y su relación con las actividades económicas para el sustento de las personas, su vinculación con el entorno y son una expresión de la importancia de las relaciones colectivas desarrolladas por los diferentes grupos originarios. De ahí que sea necesario su rescate, conservación y difusión.
En cambio, el arte en tiempos del predominio capitalista, contiene un marcado énfasis en la individualidad, en el virtuosismo personal acorde con el pensamiento burgués. Por eso tiene mucha importancia lamentablemente en la actualidad, el realce de las cualidades particulares y su impulso en detrimento del carácter comunitario, ocasionando con ello que el individuo exagere su apreciación personal como la más importante, convirtiéndose posteriormente en egoísmo y altanería.
A pesar de que varias de las danzas que se practican en la actualidad arribaron a nuestro país y se difundieron en una determinada etapa histórica de nuestro país, tanto en la expresión popular como en las que adoptaron las élites sociales conformadas por la conquista, estas no permanecieron tal y como llegaron; se adaptaron a la realidad nacional y de ellas surgieron algunas variaciones.
Por ejemplo, las llamadas “de la conquista”, en las que los personajes representan guerreros indígenas; es decir, se convirtieron también en patrimonio de nuestro país y hoy todas ellas forman parte de esta importante herencia cultural que no puede arrojarse a la basura.
Ante la actual situación política de nuestro país, en el que se observa un desinterés real por nuestra cultura, con un proyecto que pretende dejarla agonizante frente a los valores promovidos por el interés comercial, las propuestas e iniciativas para valorar nuestras raíces, son muy valiosas, por tanto, extendemos una invitación fraterna para fortalecer con su asistencia y participación este importante evento.
Las aspiraciones y necesidades estéticas y culturales están contempladas en el trabajo cotidiano del Movimiento Antorchista porque representan la elevación del espíritu y la conciencia de todo nuestro pueblo.
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