Daba cuenta, en una colaboración anterior, del cruel asesinato perpetrado en contra de Conrado Hernández, Mercedes Martínez y su pequeño hijo de seis años, el pasado 12 de abril, en un acto que aparentemente era un accidente, sin embargo, la autopsia permitió comprobar que antes de lanzar el auto en el fondo de un barranco, propinaron tremenda golpiza en la cabeza a los adultos y al niño lo asfixiaron.
En un primer momento, una comisión de la dirigencia del Movimiento Antorchista se presentó para solicitar la intervención de la Fiscalía General de Justicia de Guerrero (FGJG) y de la gobernadora del estado, Evelyn Salgado Pineda; como respuesta, el propio secretario de Gobierno, Ludwig Marcial Reynoso Núñez y Antonio Hernández Bautista, coordinador regional de Investigación de homicidios, se comprometieron a realizar las indagatorias correspondientes a efecto de encontrar a los responsables de tan lamentable acontecimiento.
Han pasado 46 días desde tan lamentable acontecimiento; las investigaciones no avanzan y aunque de nueva cuenta se apersonaron nuestros compañeros dirigentes, encabezados por Homero Aguirre Enríquez m, vocero nacional del antorchismo, y el diputado federal, Brasil Acosta Peña, a quienes la propia titular de la fiscalía se comprometió a dar resultados positivos sobre las indagatorias, nada ha pasado. Es conveniente señalar que no pretendemos que se velen nombres o se no dé información sobre la carpeta de investigación, simplemente pedimos se consigne ante las autoridades a quienes perpetraron tan brutal acto.
Como cualquier ciudadano puede entenderlo, no podemos mantenernos impasibles ante el acontecimiento, pues hacerlo implicaría alentar nuevas agresiones, nuestra dirigencia nacional ha determinado iniciar con las protestas y una intensa campaña de denuncias, primero, un numeroso contingente marchó por las calles de Chilpancingo, posteriormente, un nutrido grupo de antorchistas del centro del país acudieron a la mañanera a solicitar la intervención del presidente Andrés Manuel López Obrador y posterior a ello, en todas las capitales del país retumbó la exigencia de justicia y el clamor en una sola voz pidiendo que nunca más se presenten actos de esta naturaleza; ya nos estamos preparando para que el próximo 6 de junio un nutrido contingente de militantes de nuestro movimiento se concentre en la capital del estado de Guerrero.
Pareciera que, como en muchos otros casos donde se ha normalizado la violencia y cada vez causa menos asombro entre la población e incluso en el actual gobierno morenista se ha roto el récord de asesinatos, superando los 156 mil del sexenio de Peña Nieto, se apuesta a convertir en una cifra más, un número de la estadística que el tiempo haga olvidar el terrible asesinato de nuestros compañeros.
Quienes realizaron el brutal asesinato, seguramente apostaban por intimidarnos y crear terror entre las bases y la dirigencia de nuestro movimiento, con riesgo de parecer temerario con tal aseveración, pero al no surtir efecto las descalificaciones y calumnias lanzadas por el presidente, al no minarnos la ausencia de solución a las demandas de la gente, al comprobar que la estructura financiera que hemos creado era resultado legítimo del esfuerzo de todos los antorchistas y al arrebatar municipios gobernados por nuestro movimiento se esperaba el declive y desaparición de nuestra organización, nada de eso ha sucedido, por ello la necesidad de ensayar ahora el terror para frenarnos.
Pero también, en este caso, hay un gran error, porque sólo han logrado hermanarnos más, lo acontecido en fechas recientes así lo demuestra, pues a pesar de que no nos unen lazos consanguíneos con Mercedes, Conrado o con su pequeño hijo, sentimos un gran agravio con lo acontecido, por ello seguiremos levantando la voz cuantas veces sea necesario, seguiremos pidiendo que se encuentre a los culpables y nunca más acontezcan tales atrocidades, nuestro grito se escuchará a lo largo y ancho de la patria y en nombre de ellos, seguiremos recorriendo pueblos y colonias, organizando a maestros, campesinos, colonos, enseñándoles que la verdadera batalla no es por una demanda inmediata como vivienda, agua potable o servicios públicos, la verdadera batalla será siempre por una patria en donde exista justicia y equidad social, una patria donde no se actúe impunemente con violencia.
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