Este fin de semana fue noticia nacional que la Auditoría Superior de la Federación realizó diversas observaciones a la Cuenta Pública 2019 del Gobierno del Estado de Veracruz, que encabeza Cuitláhuac García Jiménez, porque no pudieron comprobar un gasto de más de 2 mil millones de pesos que la Tesorería de la Federación destinó a la entidad.
La mayor parte de dicho recurso debía destinarse para la compra de medicamentos y equipamiento en el sector salud, también para la construcción de infraestructura educativa a través de los programas Escuelas al 100 y Educación Tecnológica y de Adultos y, otra parte, tenía que dispersarse entre los municipios.Aunque el dinero se gastó, el gobierno no ha podido comprobar que se utilizó para estos fines.Por lo que probablemente estemos ante un caso de desvío de recursos públicos, es decir, ante un grave acto de corrupción.
Lo que se sumaría a los muchos hechos de corrupción que han sido documentos durante estos dos años de la administración morenista y que ha provocado que entre el pueblo de Veracruz se acreciente el rumor, de que nos gobierna una pandilla de ambiciosos de dinero y de poder; sin ningún programa de gobierno claro y a los que su hambre de fortuna les impide ver que se están desprestigiando aceleradamente entre los veracruzanos.
Comprobaría, una vez más, que Morena ha fracasado en la que fue su principal promesa de campaña: combatir la corrupción.Y no puede ser de otra manera, porque el presidente López Obrador y su movimiento siempre han estado equivocados al creer que la corrupción es un problema moral y que basta combatir ésta para acabar con la pobreza y todos los males del país.
El Movimiento Antorchista ha sostenido desde hace varios años, que el principal problema de México es el modelo económico neoliberal rapaz, que concentra la riqueza social en unas cuantas manos y que, por tanto, este es el que debe cambiarse por otro que distribuya más equitativamente la riqueza producida por los trabajadores de la ciudad y del campo.
Hemos sostenido que la corrupción no es un problema moral sino resultado del desarrollo histórico de la sociedad, tan antigua como la aparición de la propiedad privada de los medios de producción y el deseo, perpetuamente creciente, de acrecentar la riqueza personal de los poderosos, nacido del egoísmo individual y que ha existido, existe y existirá en todas las sociedades del planeta mientras exista esta forma de propiedad y de distribución de la riqueza.
Así pues, el proyecto del presidente López Obrador, de primero combatir la corrupción para luego combatir la pobreza y la desigualdad está al revés, está puesto de cabeza, pues la única forma de combatir la corrupción es cambiando los objetivos sociales, en donde el ideal no sea el afán de ganancia de unos cuantos magnates, sino el interés de todos los individuos que formamos parte de la sociedad, en donde prevalezca la razón, la justicia y la equidad.
Y para construir esa sociedad se requiere de la participación de todo el pueblo organizado, del pueblo consciente y politizado y de su participación activa y vigilante.Antorcha convoca a los mexicanos a formar esa gran fuerza social.
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