Se ha vuelto sorprendente la manera en que el presidente Andrés Manuel López Obrador utiliza la tribuna de sus conferencias mañaneras para engañar y manipular a los mexicanos.  Los datos oficiales que su gobierno da en torno a distintos temas de importancia nacional tienen un origen dudoso, y ya ni digamos de los “otros datos” que López Obrador maneja a conveniencia cuando algún reportero le refuta sus errores.

Ahora el presidente ya no se dedica a dar informes con cifras reales acerca de cuánto ha mejorado la seguridad en nuestro país; cuánto ha crecido nuestra economía nacional; cuántos pobres han mejorado significativamente su calidad de vida gracias a los programas del Bienestar; cuánto ha mejorado en calidad el sistema educativo; cuántos millones de empleos ha logrado generar su gobierno; cuántas obras públicas se han hecho (obras de agua, luz, electrificación, pavimentación de calles, construcción de hospitales y escuelas, etc.) en beneficio de los más pobres. Eso ya no informa nuestro presidente.

Y es que esas conferencias pasaron de ser un instrumento de información para la población a ser la guillotina para cortarle la cabeza a todo aquel que no esté con la 4T. Y ya han sido varias las víctimas. Carmen Aristegui, Joaquín López-Dóriga, Carlos Loret de Mola (solo por mencionar algunos) han hecho lo que han venido haciendo desde hace años, sacar los trapitos al sol del presidente y su gobierno, sea quien sea. Pero esto a López Obrador no le gusta y por eso los ha linchado mediáticamente.

Destaca en estos días la información que ha revelado Loret de Mola del tema de la mansión en Houston del hijo del presidente, José Ramón López Beltrán. Y gracias a esto los cimientos del gobierno del presidente se cimbraron, pues evidencia que el combate a la corrupción que tanto predica López Obrador solo aplica para sus enemigos y adversarios, pero no para familiares y amigos cercanos. Y en un intento desesperado por defenderse y quedar bien ante la nación, al señor presidente se le ocurrió la magnífica idea de atacar y exhibir en su “mañanera” del día 11 de febrero las ganancias millonarias del periodista Carlos Loret de Mola. ¿Y cuál es su fuente de información? Su rabia, porque esto no es otra cosa que una vil venganza por parte del señor presidente contra este periodista.

¿Y todo esto qué significa? Que cualquier mexicano que gane más dinero que el presidente de la República se convertirá en enemigo de la 4T. Pero sepan todos que esto también tiene sus excepciones, pues Carlos Slim es el más millonario de todo México y es muy amigo de López Obrador, y tengan por seguro que esa relación no se romperá pronto. Entonces, ¿cuál es la verdadera molestia del señor presidente contra Loret de Mola? Sencillo, que está exhibiendo su pésimo gobierno y la corrupción que rodea a toda la familia de Andrés Manuel López Obrador.

No olvidemos que en estos últimos días el periodismo mexicano está amordazado por el propio gobierno, y en lo que va del año cinco periodistas han sido asesinados en nuestro país.  Los ataques directos de López Obrador contra el periodismo reflejan su falta de postura presidencial. Y los mexicanos no debemos aceptar que se desvíe la atención de la importancia de los verdaderos problemas sociales que está atravesando nuestro país, debemos rechazar el circo que nos están dando y exigir que nos den resultados verdaderos de las acciones y políticas del gobierno. Y si este gobierno seguirá con el mismo show ¿para qué la revocación de mandato?

Para terminar, dejaré muy en claro que no soy defensor del señor Carlos Loret de Mola, sino que, los antorchistas sabemos lo que es ser linchados por el señor presidente, sabemos que no es fácil defenderse de todo el poder que tiene López Obrador, además, no estamos de acuerdo en que se utilicen las conferencias del presidente como horcas para colgar a los enemigos de la 4T, ni mucho menos estaremos de acuerdo en que esas conferencias se utilizan para dividir al pueblo mexicano.