No es secreto para nadie que China es, hoy por hoy, la segunda potencia económica del mundo y se perfila a ser, en un tiempo relativamente corto, la primera potencia, superando a los Estados Unidos, quien desde el final de la Segunda Guerra Mundial ha acaparado la economía mundial para su propio beneficio.
China ha demostrado a todo el mundo que se puede construir una nación y un mundo más próspero para todos, pues en los últimos años, el gigante asiático ha crecido económicamente de una manera sin precedentes, basta poner de ejemplos el hecho de que en plena pandemia del Covid-19 (2021), se erradicó la pobreza extrema en todo el territorio chino, además de que en los últimos 10 años, China ha acumulado un crecimiento de 75 por ciento en el PIB, siendo el país con el mayor crecimiento económico.
Sumado a esto, en recientes fechas, se anunció que el gobierno chino, encabezado por Xi Jinping y el Partido Comunista Chino (PCCh), logró dar acceso al servicio de salud a la totalidad de la población rural china.
Y al mismo tiempo que China crece económicamente también lo hace tecnológicamente, pues la empresa tecnológica más grande de este país, Huawei, se ha posicionado como una de las más grandes del mundo, igualando a empresas como Samsung, Apple y otras más.
Ante este inminente crecimiento de China, su rival económico, Estados Unidos, ha comenzado una guerra económica en contra del gigante asiático para tratar de contener el desarrollo chino y ser una alternativa para la economía global.
Entre las diferentes acciones que ha realizado Estados Unidos en contra de China, destacan la imposición de aranceles (impuestos aduanales aplicados a las importaciones de mercancías) a más de mil 300 categorías de importaciones chinas; amenazas de veto en suelo norteamericano contra la red social “TikTok” por no separarse de su matriz china; ciberataques contra la empresa Huawei y la prohibición a empresas norteamericanas de mantener vínculos con la empresa china, ordenados por la Casa Blanca que ocasionó la ruptura de varios acuerdos, entre ellos con la empresa Google.
Todas estas acciones que ha realizado Estados Unidos para frenar el desarrollo económico de China, han sido en vano, pues el gigante asiático ha demostrado que su economía continúa creciendo de una manera sin precedentes. Sin embargo, para hacer frente a todos los ataques norteamericanos, China también ha implementado sanciones, aranceles y vetos en contra de empresas estadounidenses.
Entre las medidas que ha tomado China destacan la instrumentación de aranceles a 128 productos estadounidenses, la instrumentación de un impuesto adicional del 25 por ciento a los aviones, automóviles y la soja (soya), que es la principal exportación agrícola de Estados Unidos a China. Asimismo, la potencia asiática inició procedimientos de solución de controversias ante la Organización Mundial de Comercio (OMC); la implementación de un sistema operativo propio para los productos de la empresa Huawei y la medida más reciente realizada por China: el veto en el uso de celulares “iPhone” por parte de funcionarios chinos.
El problema de Apple, y de Estados Unidos, se puede agudizar más ya que China es el país en donde se producen la mayoría de los dispositivos de la empresa norteamericana: actualmente en China se produce el 90 por ciento de los productos Apple, mientras que, si hablamos exclusivamente del iPhone, el gigante asiático produce el 98 por ciento de este producto
Esta última medida ha generado mucho de qué hablar en recientes días, ya que desde que el gobierno de China anunció la prohibición del uso de “iPhone” para funcionarios y empresas respaldadas por el Estado chino, así como el veto para cualquier actividad de carácter gubernamental, ha generado un fuerte impacto económico para la empresa norteamericana “Apple”, pues las acciones de dicha empresa han caído aproximadamente un 7 por ciento, lo que equivale a casi 200 mil millones de dólares de pérdida de valor de mercado.
Esto es sólo el comienzo de los problemas para Apple, ya que si China continua con las medidas en contra de la empresa norteamericana y las pérdidas de la manzana mordida pueden ser aún peores, ya que tan sólo en el último trimestre se vendieron más iPhone en China que en Estados Unidos, además de que en 2022 las ventas de este producto en el territorio chino supusieron una quinta parte de los ingresos totales de la empresa yanqui, lo que significa que el mercado chino es de gran importancia para Apple y esta medida tomada por el gobierno de Xi Jinping afectará las ganancias de la manzanita y, al mismo tiempo, repercutirá en la economía estadounidense.
Sumado a esto, el problema de Apple, y de Estados Unidos, se puede agudizar más ya que China es el país en donde se producen la mayoría de los dispositivos de la empresa norteamericana: actualmente en China se produce el 90 por ciento de los productos Apple, mientras que, si hablamos exclusivamente del iPhone, el gigante asiático produce el 98 por ciento de este producto. Es evidente la dependencia que tiene Apple de China.
Con esta medida, China no sólo busca hacer frente a la guerra económica estadounidense, sino que al mismo tiempo busca reducir su dependencia tecnológica de Estados Unidos, impulsando el desarrollo de empresas tecnológicas chinas, como lo es Huawei, que en próximas fechas lanzará al mercado su más avanzado smartphone, el cual busca hacerle frente e incluso sobrepasar al iPhone que Apple lanzará la nueva versión de este producto en fechas similares.
Pues bien, hoy la historia es testigo del imponente crecimiento económico de China, el cual en conjunto con Rusia y otros países han establecido una alternativa económica para el mundo, el BRICS, y con esta alternativa buscan hacer frente a la monopolización de la economía global por parte de los Estados Unidos y brindar al mundo una multipolaridad económica, que deje a un lado los intereses norteamericanos y se enfoque en el mejor desarrollo de la sociedad global.
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