Estamos a menos de 4 meses a que se lleven las elecciones más grandes en la historia de nuestro país; Nuevo León no es la excepción, aquí se elegirá gobernador, diputados federales, diputados locales y alcaldes. Gracias a la apertura democrática, hay toda una gama de partidos y de colores: rojo, azul, verde, anaranjado, amarillo, guinda, azul claro, etc. Usted decide de qué color se va a pintar. Pareciera que gracias a eso, es más democrática, hay más variedad para que uno escoja el que mejor vaya a cumplir con el encargo, pero no es así.
Si nos ponemos a revisar a detalle, los candidatos a los diferentes puestos, veremos que la inmensa mayoría ya han estado participado en algún otro partido. Unos fueron representantes del rojo y ahora son guindas. Aunado a la alianza de los distintos partidos para lanzar un candidato único. Se ha dicho la clase poderosa pone los candidatos en varios colores, para al final, gane quien gane, el siga obteniendo los beneficios del poder político. El sistema alentó la creación de nuevos partidos, para dar la apariencia que la gente si elige a sus gobernantes. La teoría clásica del partido, dice que un partido es la vanguardia de una clase: la gente más lucida, más comprometida, más preparada de un sector de la población.
Los cambios de colores, algunos de ellos más parece maromas para lograr ser postulado. Una distinguida priista de la noche a la mañana, dice que nunca estuvo de acuerdo con ese partido y que ahora se vestirá de color guinda porque ahí si la dejarán ser auténtica, que es "servir al pueblo&rdquo, porque en el partido anterior no la dejaban libre. Otros distinguidos azules se quitan la camisa y también se vuelven guindas… y otros más, han cambiado tanto de un partido a otro que ya no se sabe con qué color tienen su traje en lugar de ser de un solo color, está formado con retazos de todos los partidos que más parece traje de payaso.
"Perro huevero aunque le quemen el hocico, lo que el dicho quiere decir es que las mañas seguirán con la persona aunque se cambie de color. Es válido cambiar de color, eso lo ampara la Constitución. Lo que si no puede ser creíble es que con el nuevo traje este señor cambie sus costumbres… o quizá si, tal vez se vuelva más descarado a ojos vistas. Ahora sí que, siguiendo con los dichos. Aunque "la mona se vista de seda, mona se queda”.
También debemos valorar los resultados al partido nuevo al que se cambian, ¿qué ha hecho ese partido en beneficio de la ciudadanía? No se trata de criticar por criticar, porque promesas, si hiciéramos una lista de las promesas que han hechos los últimos 4 candidatos a gobernador, encontraríamos que son promesas que no tienen ningún sustento y muy pocas se cumplen, si no ganan, al final dicen, yo no gané y por tanto, no tengo ningún compromiso con la gente que votó por mí. Y se olvidan de la gente hasta que vuelve a ver elecciones.
Casos como el de Margarita Arellanes, quien fuera presidenta municipal de Monterrey por el PAN, que vuelve a salir después de haber estado quien sabe dónde, ahora para ser postulada por un nuevo partido para ser alcaldesa en la misma ciudad que gobernó, a pesar de todo el desastre que dejó en el municipio no le da vergüenza salir nuevamente a la plaza para que la gente vote por ella, y no mencionamos a un Maderito, que cuando fue alcalde prácticamente no hizo nada. Ya se lanzó por el verde y lo único que le faltó es lanzarse por la vía independiente.
Aquí en Nuevo León, podemos citar a muchos, pero este escrito ocuparía unas 20 hojas, de todas esas personas que se cambian de partido, y si quieren podemos poner ejemplos un poco claros para que le ponga el nombre que guste, un secretario de obras públicas por dos sexenios con un partido, de repente, como a Moisés en el Monte Sinaí, se vio de pronto iluminado y se dio cuenta que estaba por el camino equivocado y que, ahora, enfundado en su nuevo traje, visita al pueblo para decirle que él y nada más que él, es la esperanza de su municipio.
La experiencia nos debería servir para darnos cuenta que, esos lobos, ahora vestidos de ovejas, siguen siendo los lobos. Y nos pasará como en el 2015, en Nuevo León y el 2018 en México, la gente cansada de los mismos de siempre, le dio la oportunidad a un Independiente, y sólo resultó ser independiente porque se gastaba el dinero del presupuesto en sus ranchos y caballos. Por otro lado, la esperanza se transformó en tragedia para millones de mexicanos.
En este ambiente tan difícil para Nuevo León y para México, debemos, a pesar de todos los riesgos de la pandemia, debemos encauzar nuestro voto, para el partido que tenga los mejores hombres, que hayan probado con hechos, lo que saben hacer en beneficio del pueblo, que nos enumeren como se hace en otros países en una hoja su biografía clara y nítida, lo que han hecho por la gente a la que dicen representar… y que se vote, por los menos peores.
Eso es una solución provisional, mientras tanto, hagamos caso al llamado del Movimiento Antorchista, en ir creando un nuevo partido, pero que éste a diferencia de los otros, tenga participación el pueblo trabajador. Llevamos 47 años trabajando en esa idea y seguimos invitando a la gente que se sume al proyecto Antorchista, si las condiciones nos lo permiten aparecerán pocos antorchistas en la boleta, se podrán pintar del color que sea, pero su esencia es antorchista y eso es lo que cuenta.
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