Desde hace 16 años, la juventud ha puesto a los muertos en este país, pues cada día son asesinados 26 jóvenes de entre 15 y 29 años, es decir, se cobra poco más de una vida cada hora. Casi el doble de lo que sucedía en la década de los 90, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
José Manuel Valenzuela Arce, doctor en Ciencias Sociales por El Colegio de México, acuñó el término de ‘juvenicidio’ para explicar “la muerte sistemática, persistente y artera de jóvenes”, quienes son vistos como sujetos “desechables” y sin consecuencias jurídicas.
En 2021 murieron más jóvenes asesinados que en accidentes, a causa del Covid-19, enfermedades del corazón o suicidios, según el Inegi. “En los estados donde más prevalece la delincuencia y donde más homicidios se registran de jóvenes es donde está presente el crimen organizado y tiene que ver con las rutas del trasiego de la droga”, sostiene el investigador Hernández Bringas.
Detrás del ‘juvenicidio’ está la violencia, pero también factores económicos, educativos, culturales y sociales, algunos de los cuales los han empujado a las manos del crimen organizado.
El presidente Andrés Manuel López Obrador llegó a su Quinto Informe de Gobierno orgulloso por la cantidad de becas que su administración entrega a niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Son “12 millones de becas para estudiantes de familias pobres, desde preescolar hasta postgrado, con una inversión anual histórica de 84 mil millones de pesos”, destacó.
En 2022, 23.6 por ciento de las y los estudiantes fueron beneficiados con una beca, lo que equivale a un aumento de 3.1 puntos porcentuales respecto a 2018, cuando 20.5 por ciento obtuvo este apoyo educativo.
En 2021 murieron más jóvenes asesinados que en accidentes, a causa del Covid-19, enfermedades del corazón o suicidios, según el Inegi. “En los estados donde más prevalece la delincuencia y donde más homicidios se registran de jóvenes es donde está presente el crimen organizado y tiene que ver con las rutas del trasiego de la droga”, sostiene el investigador Hernández Bringas
Sin embargo, la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (Enigh) revela que entre 2022 y 2018 disminuyó 6.9 por ciento el número de estudiantes con una beca ubicados en los deciles I y II de ingresos.
La iniciativa social busca dar prioridad a quienes habitan en municipios indígenas o con población afromexicana, de alto y muy alto grado de rezago social, zonas con alto y muy alto grado de marginación o con altos índices de violencia.
Sin embargo, de una población objetivo de 1 millón 563,674 personas, únicamente reciben esta beca 262,482. Es decir, apenas 16% de quienes necesitan este apoyo acceden a él. Esta información forma parte del Segundo Informe Trimestral de 2023 de la Secretaría de Bienestar.
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