En la antigua Roma que pendía en gran parte del actuar de la clase gobernante para mantener el statu quo de la monarquía absoluta y así evitar que el pueblo reflexionara de su realidad material, entreteniéndolo con espectáculos que más tarde se conocerían como “panem et circenses” (en latín que quiere decir “pan y circo”, de la sátira X del poeta romano Décimo Junio Juvenal en referencia a los políticos Romanos en el año 140 a c.), para ganarse el voto de la plebe, con lo que lograba una alineación del pueblo que les despojaba de su espíritu crítico mientras se sentía satisfecho por esa falsa generosidad de los gobernantes.
Por ello, la tarea de educar y hermanar al pueblo es una necesidad tan antigua, desde la aparición de la división de clases entre pobres y ricos, que históricamente la humanidad aun no asimilaba en ese entonces, hasta que Carlos Marx dio las armas científicas a los trabajadores del mundo, pero la lucha allí estaba presente como la sublevación del primer hombre que lideró a los esclavos, el rebelde Espartaco.
En los tiempos actuales, la vida política de nuestro país presenta idénticas manifestaciones en el proceder de la clase política que defiende un modelo económico neoliberal que ya dio todo en el mundo y su estancamiento lo vuelve muy inhumano, insensible, que ya no se guía por una necesidad científica de la realidad social sino que se mueve bajo intereses de las clases adineradas y, hoy, con el gobierno que encabeza el presidente AMLO en México es más notorio, con descaro se procede peor que los anteriores gobiernos, quienes trataban de ocultar y desentenderse de su verdadera tarea para con sus gobernados. Este ni eso.
Allí está la desigualdad: el diez por ciento de los habitantes más ricos del mundo posee 76% de la riqueza existente (en México el 78.7%), mientras la mitad más pobre de la humanidad posee solo el 2% (en América Latina apenas el 1%).
En Guerrero, 93 de cada 100 personas son pobres o vulnerables, sólo el 7.3 de la población es considerada no pobre de 3,540,685 guerrerenses, (MÉXICO SOCIAL “Guerrero, la pobreza política”). En Chilpancingo hay 179, 939 personas sin acceso a la seguridad social, el 69.6 por ciento; carencias de servicios básicos en la vivienda, 109,825 personas, el 42.5%, de 286,309 habitantes que tiene actualmente la capital.
La brecha de desigualdad entre pobres y ricos se hace más grande y se traduce en el deterioro de su bienestar. Pero no sólo eso, lo peor es que no se escucha al pueblo cuando con legítimo derecho exige le resuelvan sus carencias sociales en acato a las leyes que obligan al gobierno a atender. Muchos ayuntamientos de antes también eran indiferentes, pero con el ejercicio a los derechos de protesta de la gente se escuchaba y se resolvían algunas carencias; ahora, el pueblo está frente al autoritarismo, es el gobierno quien ya decidió a quién y qué darle al pueblo, la gran mayoría de los mexicanos están excluidos de algún beneficio y les toca sólo pagar impuestos para mantener a gobiernos de la 4T.
El martes pasado realizamos un mitin frente al ayuntamiento de Chilpancingo, después de acudir por tercera ocasión a la audiencia pública sin encontrar solución a los compromisos que la presidenta hizo para concluir tres obras más prioritarias para las familias de la capital: 1) Acceso principal de las colonias que se ubican al norte de petaquillas “Mártires Antorchistas”, “Aquiles Córdova Morán”, “República”, “Tepeyac”, Tres secciones de Zolamaitic, UNTEC, cuatro secciones de la colonia “Demócrata”, “La Avispa”, “Lomas del Cortés”, “Lomas del Valle”, etc. 2) El drenaje para la colonia I.M.A. tercera sección, que beneficia a las colonias “Nueva Alborada”, “Nacionalistas”, “los Tanques”, la misma “Pino Suarez” que descarga a la intemperie de las calles que van a dar al colector del parque “Margarita Maza de Juárez”, etc. y 3) La pavimentación de la calle “Catarino Perdomo” en la colonia “Plan de Ayala”.
Tres obras que benefician directa e indirectamente a más de 15 mil familias y que la presidenta Norma Otilia Hernández Martínez está negando. Además de no ofrecer ninguna alternativa de solución a más de 46 peticiones de obras y servicios de colonias y comunidades que le planteamos en nuestro pliego petitorio, las tres obras comprometidas no son nada en comparación con lo que se gasta en las fiestas que acostumbra hacer, pues se trata de la capital de nuestro estado. La alcaldesa tiene todo el poder y el dinero para resolver las necesidades de los capitalinos por muy costosas que fueran las obras o servicios porque, como partido tienen los tres niveles de gobierno en sus manos. El otro asunto es el incumplimiento al convenio de colaboración que se firmó entre el Estado, colonos de la “Candelaria” y el Ayuntamiento para la entrega de finiquitos y escrituras de 26 lotes, sólo el Ayuntamiento no ha cumplido, dijo que resolvería antes de que finalizara el año 2021 y ahora que las familias exigen con derecho y obligación del gobierno, este desata acusaciones sin fundamentos en las redes que aparecieron el mismo día de la protesta en el portal “OPINANDO” con el título “Con chantajes antorchistas pretenden arrebatar obras a otras colonias y comunidades”.
¿No que el pueblo manda? Ahora resultar que exigir un derecho es chantaje y más cuando se trata de compromisos de una “presidenta con palabra”, es realmente absurdo lo que se manifiesta en la nota, todo para no cumplirle a los chilpancinguenses más humildes, sólo porque están organizados en el Movimiento Antorchista Nacional. ¿Nazismo? ¿Discriminación política? ¿No que se iba trabajar sin distinción partidista y organizaciones?
Peor que los anteriores gobiernos donde el pueblo tenía que salir a las calles para que cumplan lo que juraron servir y respetar cuando tomaron protesta y creo que en esta ocasión no será la excepción. Es preocupante porque la administración municipal apenas va por cinco meses y ya está sacando las uñas de autoritarismo contra los que le exigen legítimos derechos consagrados en la máxima ley que nos rige a los mexicanos.
Al fin, como en las épocas pasadas de la humanidad, no hay mal que dure cien años ni pueblo que lo aguante por mucho circo y discursos rimbombantes. ¿De quién depende que el curso de las cosas cambie? En última instancia de los afectados, del pueblo.
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