México es un país con una desigualdad tremenda, a favor siempre de los que acaparan más. Por muchas décadas, los problemas socio-económicos que vivimos los que menos tenemos, son por mucho la principal forma de enriquecimiento en México, creando desde tiempo atrás una tremenda desigualdad en la que ahora vivimos. De nuestro país siempre se ha dicho que es un territorio lleno de riqueza, lo que es curioso y triste, quizá, es que ese reconocimiento no viene precisamente de los mexicanos, y no se trata de un mero propósito de reconocimiento, sino que la realidad que vivimos es precisamente todo lo contrario a lo que significa la definición de riqueza.
Tomando en cuenta que la economía es la base de una sociedad, en México la economía creció un 4.8% en 2021 según datos del Banco Mundial, sin embargo, la mala calidad de vida de los mexicanos es, ahora, más crítica que hace algunos años. A pesar del gran esfuerzo de este gobierno por dar foco a los “éxitos de la 4T” y aún concentrando toda nuestra energía por aceptar que esos “éxitos” son de todos, la realidad está muy alejada de todo ese juego.
Se ha registrado que en 2022 se pasó de 141 a 172 pesos diarios respecto al salario mínimo, lo que podría parecer que México tiene ya, el gobierno que necesitaba, sin embargo, el precio de la canasta básica también aumentó, lo que deja muy por debajo el aumento del salario y con ello ese sentimiento después de una broma de mal gusto. Hablar de los servicios médicos es ya una fantasía si lo que queremos es tener una atención de calidad y por lo menos un servicio al que todos los mexicanos pudiéramos acceder sin importar quienes somos, a qué nos dedicamos o si trabajamos o no, lo mismo pasa con el derecho a la educación que fue decretada gratuita y obligatoria durante el gobierno juarista, pero quizá y lo que se nos ha pasado leer fue algún instructivo de letras chiquitas en las que explicaba que sería gratuita pero no por eso de calidad, en la actualidad México destina sólo el 3.5% del PIB para la educación de la población y el 5% para la salud, ambos servicios con pésimas condiciones.
La falta de vivienda, de oportunidades laborales, de apoyo a las pensiones para adultos mayores, de apoyos al campo, centros recreativos y en general todo lo que constituye a una sociedad son apoyos tan pobres en comparación con otros años y con otros gobiernos que por lo menos no juraban estar del lado del pueblo.
A la desigualdad la alimentan los gobiernos, pues son ellos los mismos que gozan de esos beneficios a costa de lo que sea, en México la pobreza no disminuye, sino que aumenta, al igual que la injusticia y la impunidad. Estamos ante un gobierno que ha sabido mover las piezas, respaldado por el uso de programas sociales que ha sumergido a la sociedad en una masa inerte. Por eso es ahora el momento de que las masas se den cuenta de que este juego no terminará hasta que la balanza esté a favor de las mayorías, este abuso debe parar y para ello es hoy más que nunca es necesario educar, concientizar y encabezar al pueblo y eso es lo que han hecho los antorchistas desde hace más de 40 años a lo largo y ancho de todo el país.
Desde luego no ha sido una tarea fácil, pues como dijo Bertolt Brecht, «Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles». Es por eso que en el Movimiento Antorchista Nacional conmemoramos a todos esos mexicanos que han estado dispuestos a dar la vida por la emancipación del pueblo mexicano, sin ellos, las condiciones de todos los pueblos, colonias, vecindades en donde ahora existen Antorchistas simplemente no existiría y con ellos la esperanza de que un mundo mejor es posible y necesario.
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