Es un mito persistente y dañino que la pobreza es resultado de la pereza o la falta de voluntad. La realidad en México desmiente categóricamente esta falacia. Según datos del Inegi y Coneval, en 2022, el 43.5 % de la población mexicana vivía en situación de pobreza, y paradójicamente, son precisamente estos sectores los que más horas trabajan.
Los trabajadores mexicanos se esfuerzan enormemente, pero un sistema que favorece la extracción de plusvalía sobre el bienestar de los trabajadores los mantiene atrapados en la pobreza.
El Inegi revela que los trabajadores del decil más bajo de ingresos laboran en promedio 54 horas semanales, mientras que los del decil más alto solo 45 horas, en el mejor de los casos, porque en muchas familias se conoce que deben de trabajar la mujer y el hombre de la casa y hasta duplicando turnos.
Esta disparidad se explica por el concepto de plusvalía, desarrollado por Karl Marx. En términos simples, la plusvalía es el valor que el trabajador genera por encima de su salario y que es apropiado por el empleador.
Por ejemplo, si un obrero produce en 8 horas mercancías por valor de 2 mil pesos, pero recibe un salario de 500 pesos, los mil 500 pesos restantes constituyen la plusvalía.
La situación salarial en México ilustra esta dinámica. En 2016, el salario mínimo diario era de 73.04 pesos. Para 2023, aumentó a 207.44 pesos. Sin embargo, este aumento no se ha traducido en una mejora sustancial del poder adquisitivoSegún la Sedatu, el costo de la canasta básica en 2023 rondaba los 4 mil pesos mensuales para una familia de cuatro personas. Con un salario mínimo es difícil cubrir la alimentación, queda poco para vivienda, transporte, educación y salud.
La comparación internacional es reveladora. En Suecia, por ejemplo, no existe un salario mínimo legal, pero los acuerdos sindicales establecen mínimos que rondan los 125 coronas por hora (aproximadamente 240 pesos mexicanos).
Esto permite que un trabajador sueco de tiempo completo gane alrededor de 38 mil 400 pesos mensuales, suficiente para cubrir holgadamente sus necesidades básicas y más.
Aunque el Gobierno de Morena ha implementado aumentos significativos al salario mínimo, la inflación ha erosionado gran parte de estas ganancias.
En 2023, la inflación en México alcanzó el 4.66 %, reduciendo el poder adquisitivo real de los trabajadores. Más preocupante aún es la falta de políticas integrales para mejorar las condiciones laborales más allá del salario.
Se necesitan políticas que aborden la precariedad laboral, fomenten la creación de empleos de calidad y fortalezcan los derechos de los trabajadores. La formalización del empleo, la mejora en las condiciones de seguridad social y el fomento de la negociación colectiva son áreas que requieren atención urgente.
Además, es crucial implementar políticas que rompan el ciclo de la pobreza. Esto incluye inversión en educación de calidad, programas de capacitación laboral y apoyo a pequeñas y medianas empresas que generen empleos dignos. También es necesario abordar la desigualdad estructural que perpetúa la concentración de la riqueza en pocas manos.
La situación de los obreros en México desmiente la idea de que la pobreza es una elección. Los trabajadores mexicanos se esfuerzan enormemente, pero un sistema que favorece la extracción de plusvalía sobre el bienestar de los trabajadores los mantiene atrapados en la pobreza.
Es imperativo que el Gobierno actual y los futuros implementen políticas más audaces y comprehensivas para abordar esta injusticia sistémica. Solo así podremos aspirar a una sociedad donde el trabajo duro se traduzca en una vida digna para todos.
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