México vive en una profunda crisis social que se manifiesta, como todo fenómeno, de múltiples formas, ya sea a través de la violencia, la alta tasa de mortalidad, el poco desarrollo de la ciencia, el aumento de la miseria y marginación, pero todos estos efectos y muchos más, obedecen a una raíz única, a una causa profunda que es la gran desigualdad económica, es decir, la mala distribución de la riqueza social que ha provocado la pobreza en la que viven millones de mexicanos de un lado, y por otro, que unos cuantos, vean, cada vez más, el crecimiento de sus fortunas, y en consecuencia, el disfrute de la misma en una vida más cómoda, segura y decorosa.
De esto se ha desprendido que el Movimiento Antorchista, desde su fundación, ha planteado que nuestro país requiere, urgentemente, una distribución de la renta nacional más equitativa y justa, pues no podemos seguir viviendo en un país inmensamente rico, con recursos naturales en bosques, ríos, mares, minas, con hidrocarburos, donde los hombres y mujeres mexicanos se han posicionado como los más trabajadores en toda América Latina. Todo esto nos han colocado, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), como la economía número 14 a nivel mundial, pero a la vez, cómo pésimo distribuidor de riqueza social, pues cincuenta y siete millones de pobres en la actualidad lo confirman, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Pero esta exigencia del antorchismo se ha vuelto cada vez más necesaria, así lo denunciamos durante el festejo de 40 años de fundación de nuestra organización, donde Aquiles Córdova Morán, Secretario General, con datos y argumentos irrefutables, demostraba la imperiosa necesidad de un mejor reparto social, de una distribución más humana de la riqueza social, dejando sentado nuestra propuesta económica para hacer esto, mediante cuatro principios elementales, en un primer momento; uno, la creación de empleos; dos, la elevación de salarios; tres, la reorientación del gasto social: y cuatro, una política fiscal progresiva, donde paguen más impuestos los que más ganan, para lograr con todos ellos, disminuir la gran brecha de desigualdad que persiste en nuestro país.
Pues bien, la realidad ha venido demostrando que tenemos razón, por ejemplo, Oxfam México, en un reciente informe titulado: ¿Quién paga la cuenta? Los mitos detrás de los impuestos a las grandes fortunas en México, demuestra con datos duros que los multimillonarios de nuestro país ven crecer sus ganancias de manera constante sin pagar los impuestos acorde a sus fortunas, pues lo que se recauda de impuestos a la riqueza en México, es, apenas, el equivalente a 0.34% del Producto Interno Bruto (PIB) frente al promedio en Latinoamérica de 2.57%, lo que nos coloca en último lugar entre las economías de América Latina, en cuanto a recaudación.
Además, el informe menciona que, durante dos años de pandemia, la riqueza de los millonarios se multiplicó, sin que pagaran impuestos adicionales, provocando una agudización de la desigualdad, pues, de acuerdo con la Oxfam, en México los multimillonarios han visto crecer sus fortunas en 33% desde el inicio de la pandemia por covid-19, ya que de cada 100 pesos de riqueza creados entre 2019 y 2021, 21 pesos pararon en los bolsillos del 1% más rico, mientras que 0.40 pesos llegaron al 50% más pobre de mexicanos.
Por ejemplo, menciona el informe, Carlos Slim, el hombre más rico de México y de América Latina, tiene más riqueza que la mitad de los mexicanos, pues durante la pandemia su fortuna creció en 42%, algo así como un millón de dólares por hora. Es decir, los grandes ganadores, fueron los ricos de México, mientras que los que más perdieron fueron la mayoría de la población mexicana durante la pandemia, pues luego de casi tres años, los niveles de pobreza en el país han alcanzado a cuatro de cada 10 mexicanos, es decir, 44 de cada 100 personas en 2020. Por tanto, cuando los ricos no pagan, terminan pagando la mayoría de los mexicanos, afirma la Oxfam.
Se confirma, pues, como lo ha dicho el antorchismo nacional, la necesidad de una política fiscal progresiva, donde paguen más impuestos los que más ganan, el informe de la Oxfam lo confirma; pero además, haciendo un intento de proponer una tributación adecuada, durante la presentación del citado informe, Alexandra Haas, directora ejecutiva de Oxfam México, destacó que cobrar un impuesto federal del 5% a estas grandes fortunas permitiría recaudar hasta 270 mil millones de pesos por año, lo que permitiría aumentar el gasto en salud pública en un 40% en todo el país, y agregó que “estamos en la misma tormenta, pero no en el mismo barco. Mientras la mayoría luchamos por mantener nuestro barquito a flote, los súper ricos nos observan con desdén desde sus gigantescos yates”.
Se concluye, pues, que el diagnóstico es cruel y aunque la propuesta que hace la Oxfam para recaudar es audaz, sólo será posible si el gobierno decide aplicarla, pero considero, como se ha demostrado con la 4T que solo ha favorecido a los ricos, que esto no va ocurrir en un futuro próximo; luego entonces, llevar a cabo política fiscales u otras más que afectan a la clase adinerada será posible cuando tengamos un gobierno que sea respaldada por las mayorías, la historia reciente lo ha demostrado, por eso, es necesario que los mexicanos de bien nos unamos en torno a un proyecto de nación distinto, uno donde la riqueza se reparta de manera equitativa entre todos las que la generan y no sólo unos cuantos.
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