En esta ocasión nuestro propósito es explicar y remarcar el origen más profundo de los problemas que enfrenta nuestro país: por qué tanta inseguridad, por qué no crece nuestra economía, por qué no hay medicina, por qué tantos pobres.
Hay que tratar de encontrar una respuesta seria, porque respuestas hay muchas. Pero las que nos dan los medios de comunicación y el Gobierno no son serias ni verdaderas.
Antorcha quiere organizar y unificar al pueblo mexicano para cambiar al país y para que se distribuya la riqueza nacional más equitativamente, con una política fiscal progresiva y donde trabajen todos los que estén en condiciones de trabajar.
El Gobierno dice que el problema principal es la corrupción, que los funcionarios son malos, que los recursos son insuficientes y que las organizaciones y los pueblos se han vuelto despenseros. Nosotros pensamos que todo es falso.
Nuestra sociedad está organizada en clases sociales: ricos y pobres. Los ricos concentran la mayoría del capital y los pobres solo cuentan con su fuerza de trabajo, por lo que pensamos que el problema principal es la pobreza ocasionada por la injusta distribución de la riqueza; unos cuantos se llevan todo mientras millones se mueren de hambre.
“La pobreza sigue siendo el principal problema de nuestro país; la gente no tiene el suficiente dinero para educar a sus hijos, curarlos, alimentarlos, vestirlos, calzarlos, para mandarlos a la escuela o para arreglar su casa, para comprar despensas, que son cosas que el ser humano necesita para sobrevivir”, dice Aquiles Córdova Morán.
El movimiento antorchista desde antes de 2018 subrayó que el principal problema en el país es la pobreza y no la corrupción, como lo señaló Andrés Manuel López Obrador y la 4T.
La pobreza no ha disminuido a pesar de las tarjetitas; aunque el Gobierno diga lo contrario, miente. México ocupa el lugar número doce a nivel mundial en cuanto a producción de riqueza; el problema es la injusta distribución.
Son diez megamillonarios, entre ellos Slim, Salinas Pliego, Fernando Chico Pardo, Carlos Hank Rhon, Germán Larrea, Rufino Vigil, que hicieron crecer a más del 100 % su capital, mientras que los pobres son 100 millones de los 130 que tiene la patria mexicana.
Esta injusta distribución no la quiere reconocer la gente en el poder; lejos de corregirlo, lo único que hacen es cambiarle de nombre a las cosas. Por ejemplo: a la pobreza la dividen en varias, a los ciegos ahora les llaman invidentes, a las prostitutas sexo servidoras, pero los problemas de fondo no se corrigen.
Ya tiene muchos años que se dio la alternancia, pero el país sigue pobre. Ahora la gente no tiene para comer, no tiene para curarse o educar a sus hijos y cada día estamos peor porque desde hace muchos años nos está gobernando la misma clase que ha sabido cambiar de nombres, de color, pero siguen siendo los mismos individuos.
El problema radica en que un día la riqueza se terminará. Entonces, ¿qué se le dará a la gente? Nada. Este desigual reparto de la riqueza ocasiona que unos no tengan para comer mientras otros dejan platillos llenos de comida; unos viajan amontonados en el metro o autobús mientras otros tienen hasta diez coches para viajar una sola persona.
Ahora, con la política de austeridad republicana, mucha gente no tiene dónde vivir y se ve en la necesidad de rentar; otros viven en los puentes o invadiendo casas abandonadas en malas condiciones, sin agua, sin luz, sin drenaje y sin seguridad. El pueblo no tiene ropa para vestir mientras los ricos tienen sus roperos llenos de ropa sin utilizar.
Antorcha quiere organizar y unificar al pueblo mexicano para cambiar al país y para que se distribuya la riqueza nacional más equitativamente, con una política fiscal progresiva y donde trabajen todos los que estén en condiciones de trabajar, que los salarios sean dignos, que los ricos paguen impuestos, y que se distribuya mejor la riqueza nacional.
Para lograrlo, necesitamos a gente despierta, preparada, inteligente, honrada y valiente, para que no se deje comprar con migajas como las tarjetas y para que no los asusten con sus amenazas ni con el petate del muerto, porque tendrán bien claro que es el trabajo del campesino y el obrero el que le da comida a todos.
Sin ellos, todo se perdería, porque lo que reparten las autoridades es en gran parte lo que pagamos con nuestros impuestos. Porque nosotros pagamos todos; es cierto que algunos campesinos creen que son menos explotados, pero no es cierto.
Ellos son igual de utilizados, engañados y robada su fuerza de trabajo, solo que de manera diferente. Al agricultor lo hacen comprar cara la semilla, los fertilizantes, herbicidas, así como los aperos de labranza, y cuando tiene que vender su cosecha se la pagan barata.
Y ahora, con el nuevo ingrediente del famoso pago de piso, que es un logro más de la cuarta transformación.
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