Coloquialmente, así definió el reciente proceso electoral, el señor Luis Dzib, un campesino de la zona maya del municipio de Tulum, Quintana Roo, refiriéndose a las elecciones para presidente municipal y diputado federal, celebradas en su comunidad, en su municipio y en todo el país, el pasado 6 de junio.
Reseñó que “antes en mi comunidad, para elegir delegado municipal -puesto que actualmente desempeña-, solo era necesario convocar a una reunión general del pueblo para elegir al nuevo representante municipal, al inicio de la reunión, registrar a los diferentes candidatos a desempeñar dicho cargo, enseguida, cada uno de ellos, detallaba un plan de trabajo para resolver las principales necesidades de la comunidad, que en caso de resultar electo, realizaría, por último, se realizaba la votación, de manera directa, según la costumbre del pueblo, levantando la mano derecha para votar por el candidato que mejores propuestas realizaba y que mejor prestigio tenía como persona honrada y trabajadora”
Continúa, “ahora, para otorgar el voto de las personas, ahora estiran la mano para que el candidato les dé dinero o algún apoyo en especie -despensas, láminas, blocks, cemento, etc.- y el candidato que más dinero tiene y más apoyos da a las personas, ese es ganador. Y así sucedió con la elección de presidente municipal y diputado federal de hace 4 semanas. Hace 3 años que participé como candidato a delegado y tenía mis ahorros de 15 años de haber trabajado en Playa del Carmen como ayudante de un hotelero y, por invitación de un grupo de amigos de la comunidad, entre apoyos económicos para vecinos enfermos, ayudas para diversos fines, etc., realizamos la campaña que duró 15 días. Pero como era de esperarse los otros candidatos hicieron hasta lo imposible para comprar conciencias, el gancho para ganar la elección. Por eso, jamás volveré a participar en esas cosas”.
Esta sencilla y breve reseña trata, un problema o fenómeno, que ya es una preocupación para muchos mexicanos que, como nosotros los antorchistas, deseamos tener un país realmente democrático y con gobernantes realmente interesados en atender y resolver los problemas y necesidades de la ciudadanía.
De manera similar, pero con mayor profundidad, precisión, datos y argumentos lógico y bien sustentados, el doctor en ciencias, Abel Pérez Zamorano, catedrático de la Universidad Autónoma Chapingo, que, por cierto, es una de las pocas universidades donde se apoya económicamente y en especie a alumnos de muy escasos recursos económicos, con alto rendimiento académico, para que puedan terminar una carrera universitaria.
El doctor Abel Pérez Zamorano, en un artículo de fecha 1° de julio del presente año, titulado “La educación política: el gran reto”, plantea que en las elecciones, celebradas el pasado 6 de junio, en todo nuestro país, un considerable sector del electorado sigue votando por Morena, a pesar de las grandes calamidades que sufre la población desde hace décadas y que ahora se han agravado con el pésimo desempeño del actual gobierno de la 4T; plantea que, “no han bastado para desengañar y hacer conciencia (en la población) las decenas de miles de asesinatos y el crimen desatado, los sonados escándalos de corrupción en este gobierno, el tremendo aumento de la pobreza y la creciente desigualdad, el estado de abandono de los hospitales, carencia de medicinas, falta de obras y servicios públicos, la desaparición del Fonden, el abandono de la ciencia y la educación”.
Explica, que este este fenómeno contradictorio, tiene una explicación multifactorial, que en esto “influyen la descarada intervención del gobierno, desde la presidencia misma y el uso abierto de la violencia y compra de votos, entre otros. Pero debajo de todos ellos subyace un factor determinante, a mi juicio el fundamental: la muy enorme carencia de educación política de la sociedad, que le impide desarrollar rigor lógico y capacidad de hacerse respetar por candidatos y gobernantes”.
Somos un pueblo con una muy deficiente educación política y por eso no somos capaces de analizar objetivamente la realidad y orientarnos adecuadamente para elegir a los mejores candidatos participantes, o mejor aún, para proponer a los mejores representantes de nuestro pueblo para que compitan y ganen la confianza del electorado.
Pues, hasta al menos versado en cuestiones político electorales, le queda claro que muchos de los candidatos que en esta ocasión participaron con Morena o con alguno de sus partidos satélites (PES, RSP, PVEM, etc.), estaban en otros partidos supuestamente política e ideológicamente irreconciliables, pero que vieron que ya no les era redituable seguir en el PRI, PAN, PRD, etc., y se convirtieron en chapulines.
Como sentenció don Luis Dzib, ahora para ser candidato, aunque sea, a delegado municipal, no basta, tener un buen plan de trabajo y ganas de trabajar por el progreso de tu pueblo, ahora debes tener bastante dinero para comprar conciencias y votos de los ciudadanos para poder aspirar a ganar un cargo de elección popular.
Y esto que se da a nivel local, también ocurre a nivel municipal, estatal y federal, los candidatos con mayores recursos económicos, con más poder político y económico son los que doblegan conciencias y visiones de corto alcance, como ocurrió en varios estados y muchos municipios de nuestro país.
Y ahí donde lograron resistir el empuje morenista, como fue el caso de Huitzilan de Serdán y Santa Clara Ocoyucan, debido a la existencia de un trabajo organizativo y de una labor educativa, que ha elevado la conciencia de la mayoría de los habitantes de esos municipios, lograron ganar los candidatos del pueblo, ahora se pretende arrebatarles su triunfo limpio y legal, ahora en los tribunales electorales, con la clara intervención del Gobernador morenista de Puebla, Miguel Barbosa.
La alternativa que tiene el pueblo de México es organizarse masivamente y elevar su nivel de educación política, pero eso no lo puede hacer solo; esa tarea les corresponde a sus hijos más conscientes y más comprometidos, esa tarea le corresponde a los antorchistas de todo México.
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