Desde que ganó la presidencia de la república, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se ha dedicado a calumniar a las organizaciones sociales, particularmente se ha ensañado en contra del Movimiento Antochista Nacional al que pocas veces menciona por su nombre y, en modo de burla, dice que es la “Antorcha mundial”.
El también promotor de la Cuarta Transformación, desde siempre, ha pretendido apagar la enorme llama de Antorcha a base completas mentiras y el uso del aparato del Estado que le ha servido para confrontar a millones de mexicanos por el simple hecho de pensar diferente a él, por demandar que se debe poner a trabajar en serio y hacer a un lado el falso populismo que pregona, aderezado con la inoperatividad con la que gobierna.
El mandatario mexicano ha usado una y mil cosas para frenar o tratar de desbaratar a la organización que ha luchado por auxiliar a las clases más pobres del país, lanzando acusaciones sin prueba alguna en el sentido de que Antorcha ha recibido dinero del gobierno, en ese afán de acallar a quienes creen diferente a él, que no comulgan con su forma de gobernar, que le han señalado los errores garrafales que ha cometido en los tres años y meses que lleva gobernando a la patria.
Una vez más, López Obrador calumnia y miente para atacar al Movimiento Antorchista Nacional, en una vil calumnia lanzada contra Antorcha Campesina al acusarla de que recibía recursos gubernamentales, pero sin presentar ninguna prueba, valiéndose de su investidura presidencial para embestir a una organización que le ha exigido el cumplimiento de sus promesas de campaña.
Todos los antorchistas debemos mantenernos unidos y hacer causa común con aquellos mexicanos perseguidos por opinar de manera diferente a quienes promueven la mal llamada Cuarta Transformación, los emanados de los reductos del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) que se sienten iluminados y con derecho a lanzar acusaciones sin existir prueba alguna.
Debemos frenar ese tipo de ataques cobardes que de ninguna forma contribuyen al avance de México, al contrario, es evidente que en manos del actual gobierno morenista, el país se está cayendo a pedazos por los problemas económicos, políticos y sociales provocados por la pésima administración y estilo de gobernar de ellos siendo el caso más reciente, el desmantelamiento irracional del programa de Escuelas de Tiempo Completo, que deja en el desamparo a más de 3.6 millones de niños.
Se ha confirmado plenamente que el presidente inventa constantemente distractores mediáticos para evitar que se hable de su mal gobierno y sus promesas incumplidas, en este caso mediante acusaciones no probadas contra organizaciones sociales.
En el umbral de su famosa revocación de mandato, que no es otra cosa que falso populismo, México se encuentra inmerso en mayor miseria extrema, pobreza y hambruna, más violencia, más desamparo de mujeres y niños, más insalubridad y más estancamiento económico que nunca, aunado al abandono de millones de mexicanos a su suerte, sin salud adecuada ni educación, mucho menos empleo.
Y todo eso de ninguna forma es culpa de Antorcha Campesina ni de las organizaciones sociales a las que el presidente ha perseguido, sino de las políticas equivocadas y demagógicas que él mismo lleva a cabo.
De tal manera que López Obrador, tal como acostumbra hacerlo, busca desviar la agenda pública hacia donde le conviene y también busca culpables para evitar rendir cuentas de su mala administración.
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