Invertir en la educación es la principal obligación del gobierno federal, de ello depende el curso del desarrollo económico, social y científico de nuestro país. No entenderlo desde este punto de vista es enfrentar un gran retroceso, no solo para la población sino para la nación que en vías de desarrollo quedará estancado; y es así como la educación juega un papel importantísimo en la sociedad.
De aquí se desprende que, entre más educación de calidad, mejores estudiantes obtendremos, esto dará una mayor posibilidad de poder contribuir a la economía en las diferentes ramas por ejemplo en la agricultura, la minería, la gran industria, entre otras. Sin embargo, es evidente que está inversión de la que hablamos en México, está muy lejos de poder realizarse.
El gobierno federal dirigido por Andrés Manuel López Obrador ya dio muestras de que, esto que aquí decimos, será imposible de aplicarse en México, y es que lejos de poder invertir no solo en infraestructura y calidad educativa, ahora asesta un nuevo golpe a la educación mexicana con los nuevos libros de texto que hasta la fecha han causada gran indignación entre la población.
Y no, no se trata por el hecho de haberlos estigmatizado como comunistas, pues de comunistas no tiene nada. Es pues, su política que se sigue basando en discursos sin argumentos reales y concretos, y que no ayudan a mejorar de forma no solo material, sino académica a todas las escuelas en México.
Para poder entender lo que aquí digo, es más que suficiente acudir a los centros educativos y observar con ojos críticos que no existe un avance material en ellos y, por tanto, mucho menos en calidad educativa que eleve el saber de los niños y jóvenes estudiantes.
Los nuevos libros de textos están destinados a suministrar poca información y eliminar el poco pensamiento crítico, que ya se instruía en las escuelas públicas; ahora los niños y jóvenes serán alentados a abandonar su educación a temprana edad para acudir a vender su fuerza de trabajo
Muy por el contrario, hoy encontramos más carencias que salen a relucir no solo en las pruebas nacionales e internacionales aplicadas a los estudiantes, sino en el retroceso cada vez mayor de la economía, ciencia y la creación de nuevas tecnologías que ayuden a la elaboración y automatización de los procesos de trabajo, que desarrollen la economía y esto a su vez eleve la calidad de vida de todos los mexicanos.
Estamos en pleno siglo XXI, un siglo donde ha tenido mayor auge la tecnología y la información, un siglo donde ya en años pasados se vislumbraban los autos eléctricos y voladores, donde todo sería más funcional, así como lo plasman las redes sociales; tristemente esta realidad está muy lejos de llegar a nuestros hogares.
Tenemos, por el contrario, un país donde las oportunidades se esfuman y los estudiantes al terminar su preparación académica no pueden encontrar empleo, esto los limita a no poder tener una vida como la que se supone manifiestan las redes sociales.
Estudiar una licenciatura no asegura que el día de mañana se pueda tener un mejor empleo, con salarios bien remunerados. Ahora la situación es más crítica, pues cientos de estudiantes se quedarán sin una educación que les dé los elementos y herramientas necesarias para poder comprender la importancia de continuar su educación en pro de poder contribuir a una mejor sociedad.
Los nuevos libros de textos están destinados a suministrar poca información y eliminar el poco pensamiento crítico, que ya se instruía en las escuelas públicas; ahora los niños y jóvenes serán alentados a abandonar su educación a temprana edad para acudir a vender su fuerza de trabajo, lo mismo que hoy en día ocurre con los jóvenes que son alentados a emplearse en lo que sea.
El gobierno federal, poco tiene que ofrecer a la educación y al país. El gobierno es el principal opositor de elevar la educación y con ella que se eleve la conciencia de la gente que está sometida a sus trabajos con salarios mal pagados, que la realidad los obliga a aceptar y someterse a un sistema que solo los explota.
Por tanto, cambiar la realidad que vive el sector educativo corresponde a los jóvenes estudiantes, maestros y, en suma, a todos los mexicanos quienes son los menos beneficiados con la inversión educativa y con el nuevo programa de textos que intentan introducir a las escuelas. No hay otra manera, para impulsar el avance del desarrollo educativo, es necesario exigir y luchar por una educación científica, crítica, democrática y popular.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario