En los últimos días, en la agenda pública se ha habla sobre la reforma electoral propuesta por Andrés Manuel López Obrador desde abril. Dicha propuesta es, a decir del mandatario, para evitar un fraude en las próximas elecciones, refiriéndose a los comicios de 2024 esencialmente. Además, agregó que dicha reforma no pretende desaparecer al INE o al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), sino acabar con el sistema corrupto, antidemocrático en manos de los conservadores que pudieran pretender realizar algún tipo de fraude, como lo hicieron en el pasado, refiriéndose a las elecciones de 2006, al parecer las derrotas y el resentimiento del pasado siguen vivos; hasta el momento AMLO no ha dado ninguna prueba de dicha conjetura, los datos y la información están sin tantas restricciones ahora que es presidente.
Esta reforma provocó división en la opinión. Los aliados de siempre del presidente alzaron la voz, como de costumbre, para respaldar dicha propuesta, hasta aquí lo normal en estos años, el descaro vino después, pues la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), que se supone es autónoma del Estado y tiene por objetivo defender, promocionar, estudiar y divulgar los derechos humanos reconocidos en la constitución y en los tratados internacionales de los que México es parte, emitió recomendaciones acorde a la postura del mandatario para el INE, sin tener ninguna facultad para ello y sin antes descalificar (con palabras y frases hechas, por el presidente, que todos ya sabemos), todo esto para apoyar dicha iniciativa.
Como dice el comunicado DGDDH/081/2022 de la CNDH “no es ocioso recordar” que la titular de dicha comisión, Rosario Piedra Ibarra, es cercana a López Obrador y militó en Morena por cuatro años aproximadamente antes de ocupar dicho puesto, ahora al parecer tiene la obligación de defender desde su estante los intereses del gobierno federal.
La oposición rechazó la reforma electoral y algunos como Porfirio Muñoz Ledo llamaron a defender al INE. Estos llamados a misa poco o nada resuelven, pero además cometen un grave error; no concientizar al pueblo de México sobre las implicaciones de dicha reforma, los obligados en primer lugar a realizar este trabajo son todos aquellos que gritan a los cuatro vientos que defienden los intereses de los ciudadanos y que tienen la facultad de decisión en sus respectivas cámaras, finalmente son en estas donde se aprobará o rechazará.
Otra acción de la oposición fueron las marchas realizadas el pasado 13 de noviembre en diferentes ciudades del país, pero la que tuvo mayor asistencia fue la que se llevó a cabo en la CDMX, en defensa del INE. Terminando el evento cada quien a su casa y a descansar, no tomaron estas marchas como punto de partida para seguir luchando junto con la ciudadanía por la autonomía del INE. ¿A qué se debe esta falta voluntad de organizar y luchar por esta demanda?, ¿Acaso pretenden simular una lucha?, ¿La oposición no es capaz de dar una lucha continua? Esta es otra oportunidad que deja pasar la oposición para realmente mostrarse como oposición, unir las fuerzas políticas dispuestas a un cambio, al desarrollo y elaborar un programa que contemple al pueblo trabajador. Como era de esperarse la marcha fue minimizada y rechazada por López Obrador, catalogó a los asistentes como siempre.
Entrando en materia. La reforma electoral de López Obrador tiene como objetivo centralizar al INE y al TEPJF, los consejeros y magistrados, respectivamente, serían propuestos por los tres poderes de la Unión y elegidos por medio del voto popular en elecciones abiertas; se plantea eliminar a los órganos electorales locales, para ahorrar supuestamente, esto vendría a afectar la autonomía de los estados; se reducirían la cantidad de diputados a 300 y senadores a 96, lo que provocaría una hegemonía de un solo partido en las respectivas cámaras, actualmente Morena tiene la mayoría y esto le permite aprobar la mayoría de sus iniciativas, como ejemplo está la ampliación hasta el 2028 la permanencia de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública y la aprobación del PEF 2023, con tan solo 3 modificaciones hechas por Morena y 1 por parte de su aliado PT y reducir el financiamiento de los partidos políticos solo para campañas, esto tiene como propósito debilitar a los partidos políticos de oposición, pero además trata de nulificar el surgimiento de un partido que le haga frente a Morena.
López Obrador quiere tener el control de todas las elecciones del país y dejárselo a su sucesor, incluyendo los demás poderes que ha podido obtener en estos años. El Leviatán disfrazado de demócrata, de liberal y de izquierda, sigue y seguirá arremetiendo contra los derechos e intereses del pueblo. Debemos de defender nuestros derechos hoy más que nunca, cada día que pasa nos van arrebatando uno por uno, ¿Lo seguiremos permitiendo?
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