Los teléfonos celulares son indispensables el día de hoy, ya no solamente por la necesidad de comunicación tradicional, sino especialmente para constatar frecuentemente que alguien esté sano y salvo; cada vez menos, uno puede estar sin la zozobra de qué pasará con nuestro entorno más cercano, en estos convulsos tiempos en los que no estamos seguros de que el que sale de un lugar llegará sin contratiempos a otro, o simplemente llegará, con o sin ellos; sin embargo, el hecho de que se haya generalizado el uso de los dispositivos electrónicos por parte de los menores de edad, ha acarreado nuevos males que están afectando gravemente la formación y la salud de niños y jóvenes.
Las evidencias de que cada vez va siendo más necesario restringir o de plano prohibir el uso de los teléfonos celulares entre los estudiantes son cada vez mayores. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) nos da luz sobre el problema: “En 14 países, se ha concluido que el mero hecho de estar cerca de un dispositivo móvil distrae al alumnado y tiene un efecto negativo en el aprendizaje”, reza un informe de la organización (actualidad-rt.com).
Y es que para nadie es un secreto que las herramientas tecnológicas deben servir para reforzar mediante su buen uso la formación de los estudiantes, pero también es vox populi que los niños y jóvenes quedan absortos en los modernos dispositivos que se portan en la palma de la mano a tal grado que se van causando daños cada vez mayores no solo a nivel del aula sino en la salud física y mental de los educandos. El acceso a las redes sociales y a todo lo que ahí se encuentra está siendo de gran daño para las nuevas generaciones. Veamos una publicación de la bbc.com al respecto:
“Aunque las autoridades sanitarias apuntan que el elevado riesgo de suicidio, depresión, consumo de drogas y otros problemas en las adolescentes puede responder a una mezcla de diversos factores, especialistas destacan el papel de las redes sociales en el deterioro de la salud mental de las jóvenes.
Entre estos expertos se encuentra Donna Jackson Nakazawa, una escritora especializada en neurociencia, inmunología y emoción”.
Hoy vemos como a las no pocas afectaciones a la educación que ya vimos, a la pobreza, la desigualdad, se suma una más y asaz peligrosa: La Nueva Escuela Mexicana, que pretende ideologizar para ser obsecuentes ciudadanos, totalmente acríticos a los mexicanos.
En entrevista con la BBC, la doctora Jackson, al hablar de cómo el inmaduro desarrollo mental de los jóvenes y especialmente las niñas es presa fácil de las redes sociales dice que estas “están diseñadas para producir grandes emociones. Y favorecen falsedades positivas y negativas. En el primer caso, parece que todo es genial: ‘mira lo hermosa que soy, mi mundo es maravilloso’. En el segundo, enfocan lo negativo, las divisiones, la vergüenza, la cancelación de personas, lo que hace que se sientan presas de esos cánones y al no saber manejar el estrés, exploten, a veces causándose daño.
“Un estudio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), con datos de 2021, indica que casi tres de cada cinco chicas adolescentes reportó sentirse triste o desesperanzada de forma constante, lo que representa un incremento de casi 60% en comparación con 2011, cuando un 36% de las jóvenes dijo sentirse de esa manera”.
El mejoramiento del aprendizaje y la salud mental y física de los jóvenes, pues, pasa por una mayor regulación tanto en los centros educativos como en el seno familiar, pues de no hacerlo, seguiremos viendo que estos problemas sigan al alza.
Hoy vemos como a las no pocas afectaciones a la educación que ya vimos, a la pobreza, la desigualdad, se suma una más y asaz peligrosa: La Nueva Escuela Mexicana, que pretende ideologizar para ser obsecuentes ciudadanos, totalmente acríticos a los mexicanos.
En vez de atacar los modernos problemas educativos y avanzar, se le suman otros, como si en vez de retirar una mancha de petróleo de un cuerpo contribuyéramos a embarrarlo más rápido y completo; así nos dirige la 4T. Y mientras el pueblo mexicano no se organice y levante la voz para parar tanto daño causado por todos los flancos, no se ve que se pueda detener la involución acelerada a la que nos están sometiendo desde casi cinco años ya.
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