Hace ya un año que el compañero Jacinto Ponce Rubio, “Don Chinto” como le decíamos nosotros sus compañeros de lucha, falleció un 12 de julio del año 2020 tras un infarto fulminante que acabó con su vida. Originario del estado de Tamaulipas de una localidad llamada el Triunfo 2 perteneciente al municipio de El Mante, su preparación académica llegó hasta la preparatoria, ya no pudo continuar con sus estudios porque pronto se fue a trabajar para ayudar a su familia en los gastos del hogar. Trabajó por más de 20 años en una empresa de la ciudad de Monterrey que tras tratar de organizar a algunos obreros para poder conseguir mejoras en su trabajo como salario, fue despedido sin poder trabajar más con ellos.
Después de haber llevado una vida citadina y tratar de llevar el pan a su casa, después del suceso que ocurrió tras el despido, decidió regresar a su natal Ciudad Mante, Tamaulipas, dedicándose por vario tiempo al trabajo del campo, cuidar un pequeño hato de ganado vacuno y pequeñas parcelas propiedad de su padre.
Poco después se enteró que había llegado a su localidad natal un grupo de activistas organizando a la gente más humilde y enarbolando sus peticiones más elementales, necesarias para llevar una vida digna, se trataba de Antorcha Campesina, como la conoció en primer momento. Rápidamente se interesó en el movimiento y formó parte del pleno Antorchista de su localidad encabezando varias luchas con los campesinos de su pueblo por vivienda digna, semilla, fertilizantes y proyectos productivos.
Tras conocer el trabajo de la organización se dio cuenta de la importancia de organizar a su pueblo que durante muchos años ha sido engañado por quienes están en el poder, es por tanto que en ese momento decide integrase a las filas del Movimiento Antorchista como activista de la organización. Años más tarde decide comprometerse más con esta organización social y decide irse al estado de Nuevo León. Rápidamente se puso de acuerdo con sus demás compañeros de trabajo y decidió emprender su trabajo a la zona sur del estado de Nuevo León, frente que no se había desarrollado antes por falta de activistas decididos a trabajar y luchar por los campesinos de la zona. Su primer arribo fue a la localidad de San Rafael del municipio de Galeana, ubicado al sur de la entidad, posteriormente se fue a tomar base a la localidad del Refugio de los Ibarra, también del mismo municipio donde vivió por un buen tiempo. Primero, como es normal cuando se les toma a las personas foráneas, los vecinos tenían cierta desconfianza por el recién llegado a sus tierras que poco eran visitadas por gente interesada en apoyarlos a salir adelante organizándose. Poco a poco fue ganándose la confianza de la gente y el cariño de los pobladores de la zona, pues junto con las gestiones de Antorcha se consiguieron viviendas dignas, fertilizantes, semillas y proyectos productivos, más tarde la pavimentación de dos kilómetros desde el entronque de la carretera número 57 hasta la localidad del Refugio de los Ibarra, esto gracias a las gestiones del Movimiento Antorchista Nacional y a la pronta intervención de Don Jacinto.
A sus familiares, amigos, a los Antorchistas de su pueblo, a los Antorchistas de Nuevo León nos debe enseñar que la vida abnegada y entregada a la lucha de un hombre que hasta sus últimos días permaneció al lado del pueblo, luchando siempre por una patria más justa y equitativa para todos, nos debemos decidir a pelear por nuestra patria, por los nuestros, el ya no está físicamente con nosotros, pero su ejemplo de lucha perdurará por siempre. Esto es una muestra de verdadera lucha revolucionaria, de verdadera lucha con el pueblo trabajador. Hasta pronto camarada.
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