Nuestro país se encuentra en una convulsión terrible; es decir, existe una agitación política y social que ya no sólo se manifiesta en el terreno económico o sanitario, sino su efecto más palpable es el clima de violencia e inseguridad que vive México, los datos lo confirman.
Veamos. “La violencia en México no se detiene: A nivel mundial, nueve ciudades mexicanas se encuentran dentro del Top 10 de las que más homicidios registraron durante 2022. De acuerdo con World of Statistics, dentro de las 10 ciudades con mayor número de homicidios en el mundo por 100 mil habitantes en 2022, 9 se encuentran dentro de territorio mexicano. Cabe destacar que las ciudades mexicanas que aparecen en el listado se caracterizan por tener una gran presencia del crimen organizado” (www.sdpnoticias.com, 2 de junio).
Además, en el reporte “MX: La Guerra en Números”, de T-ResearchMX, agencia internacional especializada en estudios de opinión, señala que del 1º diciembre de 2018 al 1º de junio de este año, las fiscalías estatales y federales han registrado 156 mil 275 homicidios dolosos en México, información que confirma la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), siendo este sexenio el más violento en la historia del país, situación que en días recientes el presidente de la república aceptó, sin embargo, justificó, como lo ha hecho en todo su mandato, que la inseguridad en México es herencia de gobiernos anteriores.
Pues bien, nuestro movimiento acostumbrado a analizar los fenómenos que se presentan en la realidad con el método dialéctico, es decir, conociendo las causas que provocan sus cambios en el tiempo y las leyes que lo gobiernan, afirmamos que la violencia que se vive en nuestra país, solo es un síntoma más que confirma lo caduco que se encuentra nuestro sistema económico de libre mercado que se aplica, que las contradicciones que engendran han llegado a un punto de agudización tal, que ya no se pueden contener y que requieren cambios estructurales; ya Marx en El Capital, su obra cumbre, afirmó que “la violencia es la partera de toda sociedad vieja que lleva en sus entrañas otra nueva”, y esto es así, porque la violencia, o mejor dicho la revolución como fuerza necesaria para hacer nacer una nueva sociedad es producto del desarrollo de las fuerzas productivas, pues en la producción de su vida, los hombres establecen determinadas relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de las fuerzas productivas materiales, las cuales, al llegar a una fase concreta de desarrollo, entran en contradicción con las relaciones de producción existentes con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí y, finalmente, de ser formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social, totalmente necesaria.
Los antorchistas estamos convencidos de eso, pues dentro de los más de 156 mil homicidios dolosos durante el sexenio, se cuentan nuestros compañeros Conrado Hernández Domínguez y Mercedes Martínez Martínez, jóvenes dirigentes en Guerrero y padres pequeño niño que no contaba aún con seis años de edad, todos asesinados brutalmente el pasado mes de abril en Chilpancingo, Guerrero, y que hasta el momento las autoridades de procuración de justicia no han dado con los responsables materiales e intelectuales, lo cual ocurre en la mayoría de homicidios en este país, por eso los antorchistas emprendimos una campaña de denuncia en todo el país, a través de pintas, volantes, redes sociales, periódicos y todos los medios a nuestro alcance para exigir justicia para nuestros compañeros.
Derivado de la campaña nacional de denuncia que emprendió el Movimiento Antorchista Nacional en todo el país, con la única intención de elevar la voz ante el terrible asesinato cometido contra nuestros compañeros, el jueves 25 de mayo fue atendida una comisión de la Dirección Nacional de nuestra organización por Rosa Icela Rodríguez Velázquez, Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno federal, quien se comprometió a intervenir para encontrar a los responsables del crimen; posteriormente, el lunes 29 de mayo en Guerrero, la gobernadora de ese estado, Evelyn Salgado Pineda, recibió también a la comisión de nuestra Dirección Nacional, comprometiéndose, de igual forma, a brindar todo el apoyo para dar con los asesinos de nuestros compañeros antorchistas. En ambas reuniones, nuestra organización ratificó que lo único que pedimos es lo elemental, justicia para nuestros compañeros, ante ello no hubo ni habrá algún arrebato, de ningún funcionario, pues sobra decir, que el único delito que cometieron, fue tomar consciencia para organizar a los guerrerenses y luchar por una vida mejor.
Pues bien, hemos dicho, después de estas reuniones, que los antorchistas no dejaremos de exigir justicia, pues nos duele la ausencia de nuestros compañeros, por ello acudimos miles de antorchistas a Chilpancingo, Guerrero, este 6 de junio a conmemorar el “día de los mártires antorchistas” como solemos nombrarlo, es decir, a recordar a esos hombres y mujeres que tomaron consciencia y decidieron luchar por una patria mejor, y que han perdido la vida durante los cuarenta y nueve años de existencia del antorchismo, y que hoy se suman Conrado, Mercedes y su pequeño niño; pero, esta ocasión, este evento también fue un grito de protesta, un grito que exigió un cambio en el modelo económico, un cambio en la distribución de la riqueza de este país, pues los mexicanos de bien no podemos permitir que se nos siga pisoteando y que la pobreza y las muertes violentas en este país pasen desapercibidas, que no se nos haga costumbre la violencia, por el contrario, promovamos un cambio estructural, el cual sólo será posible cuando el pueblo de México tome conciencia, se organice y se haga del poder político de esta patria, para hacerla más justa, más democrática y más fuerte.
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