Conviene analizar concienzudamente los datos que, en el marco del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, que se conmemora el 17 de octubre, la agrupación Acción Ciudadana Frente a la Pobreza presentó, que tituló “La Escala del Bienestar”.
Para abatir los índices de pobreza en Quintana Roo es necesario un cambio de raíz en el modelo de protección social y una mayor inversión en salud y empleo.
Se trata de una radiografía de cada una de las 32 entidades sobre indicadores de pobreza y carencias con base en los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en la que, obviamente, incluyen datos duros de las condiciones en que se encuentra Quintana Roo.
Según la propia organización, el estudio tiene como fin puntualizar el llamado para “ir a la raíz” de la pobreza y evitar triunfalismo, tal y como lo hizo el Gobierno federal afirmando, desde su óptica y sus datos, que la pobreza disminuyó entre 2018 y 2023.
La Escala de Bienestar presenta una cruda realidad que los órdenes de Gobierno, principalmente los copados por gente afiliada al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), se niegan a reconocer y mucho más a atender.
Es un conflicto entre lo que existe y lo que se pretende hacer creer que ha cambiado, pero en pobreza eso es imposible como el pretender ocultar lo inocultable.
En el caso de Quintana Roo, se afirma que el 80 % de la población no tiene condiciones de bienestar, y sólo el 20 % de ellos, unas 330 mil personas, cuentan con ingreso digno y vive sin carencias.
Acción Ciudadana Contra la Pobreza enfatiza que en Quintana Roo de 1.9 millones de habitantes, más de 135 mil viven en pobreza extrema por ingresos, lo que representa un 7 %, y que en palabras comunes, “en español” como se dice coloquialmente, a esas personas no les alcanza el dinero para adquirir la canasta alimentaria, pero a otras 632 mil personas, que también están de la “fregada” con carencia de recursos, están en pobreza por ingresos, y ellos representan un tercio, el 33 % de la población.
Esa cantidad se incrementa si se le agrega a las personas que tienen cuando menos una de las carencias sociales que mide el Coneval, y así llega más de la mitad de la población, que en este caso se estima en 1.3 millones de personas.
La cosa no para ahí, si además se le añade a quienes aun sin carencias y superando el umbral de la pobreza, tienen un ingreso de sobrevivencia, menor al costo de dos canastas básicas, que son alrededor de 300 mil personas, la cifra es ya de 1.6 millones, es decir, el 80 %.
Si lo vemos desde otra perspectiva, diríamos, apesadumbrados, que sólo 300 mil habitantes de Quintana Roo la viven bien, sin ningún tipo de carencia ¡Qué tal!
La Escala de Bienestar revela que a nivel nacional sólo 12 % de la población vive en buenas condiciones.
No descubren el hilo negro cuando señalan que las raíces de la pobreza en México están en el sistema laboral que directamente produce pobreza por bajos salarios y trabajos sin acceso a seguridad social, o sea, a quienes conocemos como informales, condición que afecta a más de la mitad de la población económicamente activa (PEA).
La otra raíz estructural que produce pobreza y también se crea en el sistema laboral son los obstáculos a la inclusión económica de mujeres y jóvenes, y por partida doble a mujeres jóvenes.
Todos saben y el Gobierno hace como que no lo sabe, que se impone a las mujeres el trabajo doméstico no remunerado. Es muy cierto, que México tiene una de las tasas de participación laboral femenina más bajas del mundo, ya que más del 90 % de quienes no pueden salir a buscar trabajo es porque hacen tareas domésticas.
Y son las personas jóvenes, de entre 15 a 29 años, las que están más excluidas. Más de la mitad están fuera del sistema educativo y desempleados. Los obstáculos a la empleabilidad son mayores para los jóvenes que viven en circunstancias desfavorables, es decir, en contextos de pobreza y violencia.
Se señala que si bien estas causas tienen sus orígenes hace décadas, algunas decisiones del actual Gobierno las han agravado, como el colapso del sistema de salud por los intentos de centralizar los servicios a través del sistema de “Salud para el Bienestar” o la abolición de programas destinados a promover la inclusión económica de las mujeres, como programas de guardería y escuelas de jornada completa.
Las escuelas enfrentan, a pesar de la beca “Benito Juárez”, altos niveles de deserción escolar, lo que llanamente significa que ese programa, si bien beneficia a unos cuantos, no frena un grave problema que lastima a los que menos tienen, sumiéndoles en la marginación del conocimiento y por ende privándolos de oportunidades de superación.
Caso similar es el programa Jóvenes Construyendo, que todos, menos el Gobierno y quienes manejan esos recursos, saben que no tiene futuro porque, si acaso un muy bajísimo porcentaje realmente aprovecha para su capacitación, lo demás es dinero despilfarrado para pagar ociosidades y vicios de jovenzuelos que no valoran lo que regalado se les da.
Acción Ciudadana Contra la Pobreza sostiene que hasta que no se actúe de raíz, la pobreza y la desigualdad persistirán en niveles similares y con cambios menores.
Para poder abatir los alarmantes índices de pobreza, que ya la ciudadanía se ha acostumbrado a ver sin inmutarse siquiera, se debería cambiar de raíz el modelo de protección social.
Por ejemplo, en el caso de la salud, se ha pasado de un modelo de fracaso a otro. Se necesita uno que verdaderamente atienda la necesidad de la gente, y para ello se requiere que en el presupuesto de gastos de la Federación se destinen mayores porcentajes para atenderlo, pero a pesar de que es lo ideal, no se hace.
Es vital que los tres órdenes de Gobierno, pero principalmente el federal y el estado, impulsen la creación de empleos para que la gente tenga oportunidades de ingresos suficientes, salir de la pobreza adquisitiva y aspirar a mejores estadios de vida.
Esa es la tarea que se le pide al Gobierno del estado que encabeza Mara Lezama: que ante todo vea la realidad y los otros datos que exhiben la marginación y la pobreza que permean en la entidad que gobierna. Es su oportunidad, ahora que está en la cima del poder, de ayudar a la gente, de apoyar a quienes le refrendaron el apoyo para ser parte de la historia de Quintana Roo y se espera que sea para bien.
El tiempo dirá si tuvo o no la capacidad para conseguirlo.
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