El tres de octubre de 1921 fue creada la Secretaría de Educación Pública (SEP). En 2021 se cumplieron ya 100 años de su fundación y se hace indispensable que los estudiantes hagamos un ejercicio de evaluación sobre los resultados de tan importante institución del Estado mexicano. Importante, ya que es la principal responsable de garantizar la educación de los mexicanos, de que todos nosotros tengamos una formación académica de calidad, adecuada, gratuita y a la altura de las necesidades de nuestra sociedad. No obstante, la Secretaría padece un rezago preocupante en los rubros de calidad académica, cobertura e infraestructura.

Para entender un poco y tener una noción más clara del tema, recordemos las circunstancias que alentaron su creación y que da una idea del qué es la SEP actualmente. Veamos.

La Revolución Mexicana estalló en 1910, la burguesía mexicana representada por Francisco I. Madero utilizó a las masas campesinas y populares -principalmente a los campesinos sujetos al régimen de haciendas que representaba y defendía Porfirio Díaz- a luchar por la toma del poder político ¿El propósito? Transitar de un sistema de producción feudal a uno industrializado, de libre mercado, capitalista.

El campesinado y la reducida clase obrera existente fue convencida por el discurso maderista, y cómo no, si su premisa era distribuir de manera más equitativa las tierras y establecer un sistema democrático que velara por los intereses de las mayorías.

Madero llegó al poder por la vía democrática en 1911, hecho inconcebible de no haber sucedido la intervención de los ejércitos populares que encabezaron Francisco Villa y Emiliano Zapata en contra del ejército porfirista. Madero no sólo no cumplió con lo prometido, sino que inmediatamente comenzó la persecución en contra de los caudillos. A sus espaldas realizó los “Tratados de Ciudad Juárez” con Porfirio Díaz y que estipulaban en términos simples, el desarme de los ejércitos campesinos y obreros y su posterior entrega al ejército oficial.

Transcurrieron años, finalmente, la Revolución Mexicana culminó con la consolidación de la burguesía nacional en la presidencia de la república, representada por los sonorenses Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, el asesinato de Villa y Zapata y la promulgación de la constitución del nuevo régimen, constitución que rige hasta nuestros días.

En dicho contexto, el país aún se encontraba en una etapa de transición de un periodo marcado por el conflicto bélico entre clases sociales a una etapa de relativa estabilidad política, social y económica. Para la burguesía, era necesario y urgente ceder y garantizar ciertas mejoras en la calidad de vida de la población, a fin de reprimir una justificada sublevación.

“3º. Toda persona tiene derecho a la educación. El Estado -Federación, Estados, Ciudad de México y Municipios- impartirá y garantizará la educación inicial, preescolar, primaria, secundaria, media superior y superior”, Suscribe la Carta Magna.

Retomando lo escrito en el primer párrafo, así surge la SEP, creada por José Vasconcelos quien fungía como secretario de Instrucción Pública, asignado por Álvaro Obregón. Hablar sobre Vasconcelos amerita otro espacio, ya que es uno de los intelectuales mexicanos cuyas aportaciones al desarrollo de nuestro país son innegables. “Uno de los grandes ideólogos y educadores mexicanos que más se preocupó por los cambios educativos en el país azteca fue José Vasconcelos (1882-1959), conocido en el mundo intelectual latinoamericano por la gran reforma educativa que hizo después de la Revolución Mexicana; y por sus ideas sobre Latinoamérica, la “raza cósmica”, producto del mestizaje y del hibridismo étnico y cultural. (…) Defendió la idea de que la educación debe ser la principal tarea del Estado; por ello, cuando ocupó el cargo de secretario de Instrucción Pública de México, convirtió esta empresa en una verdadera cruzada misional.” (José Vasconcelos y la educación Mexicana, P.140, Dr. Javier Ocampo López)

“Vasconcelos veía con una gran claridad los múltiples aspectos del problema mexicano: educación indígena para asimilar la población marginal; educación rural para mejorar el nivel de vida del campo mexicano; educación técnica para elevar el de las ciudades; creación de bibliotecas; publicación de libros populares; popularización de la cultura, etc.” (“Nacionalismo y Educación en México” P.137-138. Josefina Vázquez de Knauth)  

Labor titánica, sin duda alguna. Sus esfuerzos no fueron estériles, el México contemporáneo no puede ser imaginado sin el trabajo educativo de Vasconcelos. No obstante, la SEP sigue sin satisfacer las necesidades de las mayorías. A primera vista, podría pensarse que los funcionarios de la SEP de todas las administraciones “se olvidaron de Vasconcelos”, sus premisas, anhelos, aportaciones y plan educativo integral. Sin embargo, recordemos que la clase que se perpetuó en el poder desde hace 104 años, puso en marcha un modelo productivo cuya funcionalidad depende de un modelo cultural, educativo y social ajeno a los intereses y necesidades de las mayorías. Si bien fue revolucionaria en su tiempo y aportó avances significativos al desarrollo del país, éste se ve a todas luces insuficiente, ineficaz y de mala calidad en el México contemporáneo.

Aunado al desinterés ideológico, también existe un desinterés económico por parte de la clase dominante. Las leyes de funcionamiento del sistema capitalista de producción exigen que haya concentración de la riqueza producida en una minoría social. Las interrogantes elementales de la economía dictan: ¿Qué bienes se producen y en qué cantidades?, ¿Cómo se producen los bienes? Y ¿Para quién se producen los bienes? Entendiendo a la educación como un servicio, algo intangible pero necesario para subsistir, estos cuestionamientos también pueden ser aplicados en la misma.

Así pues, la educación se convierte también en un servicio que puede ser mercantilizado. La educación también puede ser vendida y comprada, pero solo por quienes tengan una capacidad adquisitiva suficiente para ello. No obstante, para la clase dominante, la educación de las masas no es sustentable ni conveniente. ¿A qué sistema que reprime a las mayorías le conviene un pueblo educado?

La SEP, que originalmente fue creada para elevar el nivel de vida de los mexicanos, hoy por hoy no es prioridad para el gobierno de la 4T, esto se concluye. Debe ser prioridad y de sumo interés para los mexicanos menos favorecidos, luchar por una educación verdaderamente crítica, científica, democrática y popular. De brazos cruzados, jamás llegarán los cambios que necesitamos.