Con un presidente del que poco se sabe al estar en aislamiento por covid-19, al menos es lo que informan desde Palacio Nacional, en el país se mantiene ya no sólo el sentir de una población abandonada a su suerte en el peor momento de una pandemia que cada día es peor, sino también con un vacío de poder que no resulta exclusivo a raíz del padecimiento del mandatario, situación que ha provocado que la crisis económica, política y social, se acentúa más que nunca.
Concluyó el primer mes del año sin el establecimiento de nuevas políticas públicas que brinden certeza no solo al sector privado nacional e internacional, con la lejana posibilidad de inyección de capitales en un momento complicado para el tema en muchas de las economías mundiales, pero tampoco en el país podemos percibir que iniciemos o retomemos un rumbo, que desde el inicio de la actual administración federal nos demuestra que está sujeto a la ocurrencia, el capricho y el resentimiento, día con día.
Con los números de contagios y fallecimientos por covid-19 incrementándose en México más que nunca, ubicándonos a nivel mundial entre los países que peor han enfrentado la pandemia y sólo basta ver nuestros números, la incertidumbre prevalece a nivel nacional y teniendo de frente políticas económicas sustentadas en los recortes presupuestales que se aplicarán este año a estados y municipios, a costa de la realización de obra pública, cobertura de servicios básicos para la ciudadana, la desaparición de más del 50% de los programas de apoyo al campo y, como advirtieron los diputados federales antorchistas desde fines del año pasado, a punto de ser aprobado el PEF 2021 por la bancada morenista: no hay dinero para vacunas.
El miedo pasó al terror para los mexicanos al saber que las pocas esperanzas que tendríamos de salvarnos de la enfermedad, sería recibir el medicamento más anhelado en el mundo, pero dejando a un lado la capacidad de producción para atender la demanda internacional, en México las esperanzas son nulas... y en eso ¡que se nos enferma el presidente!
Lo cierto es que se avecinan las elecciones y con un panorama más incierto que nunca para los mexicanos, quienes, por lo que vemos, sólo a los "siervos de la nación” les resulta más accesible la posibilidad de vacunarse que al personal médico. Es increíble. ¡Y que se nos enferma el presidente y nos quedamos sin respuestas!
De traspié en traspié no se ve a corta distancia ni a mediana siquiera, la posibilidad de políticas federales que estén destinadas a beneficiar las condiciones de vida de una población que seguirá inmersa en una pandemia manejada con ignorancia e ineptitud, seguiremos ahogándonos día a día en una crisis económica que pretenden no existe y regalando dineros, con visión de seguridad electoral y haciendo a un lado cualquier intento que resulte en beneficio del sector productivo nacional.
Muy mal estamos en México y urgen más que nunca acciones efectivas que ante todo, contribuyan a la supervivencia de una población que se siente desprotegida, abandonada, en el "sálvese quien pueda” y donde los más pobres tienen la desventaja, porque les toca enfrentar esta situación sin programas sociales, sin apoyo alimentario, sin instituciones de salud dispuestas a atenderle y sin un rumbo, que nos haga ver y sentir que tenemos un rumbo... o al menos esperanzas de que hay voluntad y posibilidades para tenerlo.
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