Este sábado 24 de septiembre el Movimiento Antorchista Nacional, a través de su comisión cultural, llevará a cabo el X Concurso Nacional de Voces en el Auditorio “Gota de Plata” de Pachuca, Hidalgo; después de dos años de pandemia y programas culturales virtuales, será presencial. En este evento escucharemos canciones de todos los géneros de la música popular mexicana, desde rancheras hasta boleros y valses.
Seguramente te has percatado antes, estimado lector, de que la música está presente en nuestro entorno casi en todo momento, la hemos hecho parte de nuestra cotidianeidad y no podemos prescindir ya de ella. La ciencia se ha encargado de estudiar el impacto que tiene en nuestro cerebro: después de distribuirse por diversas áreas de éste, activa regiones especializadas que están asociadas con el lenguaje, los centros del placer y el control de los músculos. Estos beneficios se obtienen desde el hecho de cantar en la regadera, escuchar música de vuelta a casa o tocar un instrumento y estudiar la teoría musical.
Sin embargo, en el momento en el que hablamos de la música como parte inherente de nuestra vida, convendría preguntarnos: ¿toda la música que escuchamos nos hace bien o tiene realmente algún impacto positivo en nuestra cabeza? Para poder respondernos recurriré a una definición accesible de música: es “la buena combinación de los sonidos y el tiempo”. Y entonces podemos introducir otra pregunta: ¿toda la música que escuchamos está dentro del marco de esta definición?
Hasta ahora se ha creado y desarrollado una diversidad de géneros musicales. Muchos de los géneros contemporáneos, que incluso han tenido mayor impacto en la juventud, ya no cumplen con las características de lo que se ha definido como música; son carentes de melodía, armonía y ritmo, o incluso si cumplen con este último, es acompañado de ruidos, ya no sonidos, que son dañinos para nuestro cerebro. Además de que su contenido es casi siempre superficial y enajenante, poniendo en la cumbre a temas como el alcohol, las drogas, el sexo prematuro y una sarta de bajuras de los sentimientos del ser humano.
Así nos hemos olvidado de que antes hemos creado música con otro contenido, de calidad, y que puede tener un verdadero impacto positivo en las conciencias e incluso que puede inducirnos a pensar en querer cambiar nuestra realidad. ¿Cuántos de nosotros nos ponemos los audífonos para escuchar y cantar a Agustín Lara, Guty Cárdenas o José Alfredo Jiménez? Y eso solo por mencionar a algunos compositores de música popular mexicana.
La música popular es el resultado del trabajo del hombre que desde sus inicios tuvo la necesidad de utilizar sonidos para hacer más llevadera la carga de trabajo. Todo lo que creó primero, en materia musical, fue sin el conocimiento de alguna teoría, es decir, sin conocer la música como ciencia. La música nació, por lo tanto, del pueblo y su necesidad por expresar lo que sentía, al mismo tiempo que la utilizaba como herramienta para agilizar su trabajo. ¿Entonces no es el mismo pueblo el que debería volver a cantar y así rescatar la música que se ha dejado en el olvido?
Sí, pero en una sociedad dividida en clases, en donde la clase predominante utiliza todos los medios para mantener a las masas ciegas y sin deseos de cambiar su realidad, se necesita forzosamente de alguien que previamente se haya dado cuenta del valor que puede tener el arte en general, en este caso la música, para utilizarla como una herramienta de educación y concientización del pueblo.
En esto radica la importancia de este concurso, ¡una competencia sana entre campesinos, colonos, amas de casa y estudiantes interpretando a los grandes de la música popular mexicana! A pesar de que la realidad de México esté atravesando por una de las crisis más fuertes de su historia, Antorcha no ha desistido en la importante labor de educar y concientizar al pueblo de México, incluso es justo en estos momentos cuando se vuelve más urgente la realización de dicha tarea.
La décima edición del concurso de voces es una manera de devolverle la música al pueblo, una manera de que la gente abra los ojos y se dé cuenta de que la única forma de hacer de nuestro mundo uno mejor es educándonos, organizándonos y luchando, ¡y cantar es también una forma de luchar!
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