Hoy, en Oaxaca la noticia que menos se retoma ante la crisis de salud y la ya próxima elección de gobernador pero que no deja de ser menos grave es la denuncia que se ha venido haciendo sobre que en la entidad se registran siete feminicidios en 20 días, dato que fue corroborado por Rosario Castellanos del Grupo de Estudios Sobre la Mujer (GESMujer).
Hablamos pues de una preocupación que los siete casos de mujeres que han ocurrido en lo que va el mes de enero, son apenas un reflejo de la problemática que año con año se repite, de las que el 43% de las mujeres habían sido reportadas como desaparecidas, cuestión que sin duda obliga a cuestionar la correcta aplicación del protocolo de búsqueda de niñas y mujeres desaparecidas, pero también la falta de coordinación entre las instancias de procuración e impartición de justicia, que tal vez esté lejana pero que debe verse como “hoy son ellas, pero mañana, ¿quién?”
Se sabe que de acuerdo a un monitoreo de violencia feminicida que implenta GESMujer, arroja que 589 niñas y mujeres han sido asesinadas de manera violenta en la actual administración, 374 desde la Declaratoria de Alerta por violencia de género, y siete del 1 al 20 de enero. Y, basta recordar que el pasado 15 de enero de 2022 fue hallado en un arroyo el cuerpo de M.L.R.H de 23 años en Juchitán. Su cuerpo estaba en avanzado estado de descomposición, del que al realizar la necropsia determinaron que la joven estaba embarazada por lo que su asesinato apunta a un feminicidio. También, el 30 de diciembre fue hallado el cuerpo de otra joven de 33 años en un vehículo que intentaron lanzar a un arroyo y, ella también tenía seis meses de embarazo y fue asesinada a golpes.
Aunado a esta situación, GESMujer detalla que el 56% de los cuerpos de las víctimas fueron localizados en poblados lejanos, en un canal de agua o barranco donde no solo les arrebataron la vida, sino que en un acto de violencia abandonan sus cuerpos bajo el amparo de la impunidad que prevalece en Oaxaca. Y esto es así porque, en realidad el apoyo para mujeres que sufren violencia en la capital oaxaqueñas se encuentran sin redes de apoyo, quedándoles dos opciones: permanecer con el violentador o en la calle; los dos refugios existentes en la capital del estado son inoperantes.
Así sucede por ejemplo con la Casa de Medio Camino (Camec) que no es habitable por el litigio del refugio municipal del que se apoderó Hugo Jarquín, político que ha pasado de un partido a otro, por que en el abandono, este espacio pasa a ser un nido de ratas y basura. Mientras que por otra parte, el Instituto Municipal de las Mujeres (IMM) se encuentra sin personal, en condiciones insalubres y sin capacidad de gestión económica por una deuda de millón y medio que arrastra desde la gestión de Elia Pérez Martínez (2017) y de su reapertura ni hablar pues se muestra lejana.
La justicia pues, tanto en las altas esferas políticas como en las locales muestran un gran desintéres por atender dicha situación de zozobra en la que mujeres se encuentran, y aquí entra mi pequeña aportación. Una vez más se comprueba que la sociedad entre más dispersa se encuentre, entre tantos males que aquejan al país y estado, menos se nos hace caso al momento de denunciar acciones como las líneas arriba mencionadas, donde no hablamos de la atención de una demanda como infraestructura social si no de la vida misma, que es arrebatada a mujeres y muchas de ella con una procreación; sin embargo, la negligencia de las autoridades muestra su rostro insencible, ese que ya conocemos y que ahora nos queda unirnos y quitarlos del poder que ostentan pero no ocupan para resolver.
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