Villa de Arriaga, SLP.- Vecinos de distintas partes de la cabecera municipal de Villa de Arriaga, que no contaban con una vivienda propia, se acercaron al Movimiento Antorchista, con motivo de lograr hacerse de un terreno donde empezar a construir su hogar y su patrimonio familiar, ante la falta de soluciones por parte de la presidencia municipal y otras autoridades. Aseguró la señora Guadalupe Gaytán Rodríguez, vecina de la cabecera.
Tras varios intentos de conseguir una audiencia con el presidente municipal o con algún funcionario de la administración actual, no lograron hablar con nadie. “Intentamos de muchas maneras, pero en presidencia no hubo respuesta”, destacó Guadalupe Gaytán, quien también afirmó que “no queríamos una casa regalada, estamos dispuestos a pagarla dentro de nuestras posibilidades”.
“Hasta que me acerqué al Movimiento Antorchista logré tener mi terreno, donde estoy haciendo mi propia casa” puntualizó. “Me consta que Antorcha es la única organización que se preocupa de verdad por la gente, por eso mismo yo sigo invitando a mis amigos y familiares a las juntas que se hacen de solicitantes de terreno, porque los pobres no tenemos otra alternativa para cambiar nuestras precarias condiciones de vida, más que organizarnos y luchar al lado de otros pobres que son nuestros hermanos de sufrimiento y de necesidades”.
Por su parte, Rigoberto García Arriaga, activista de Antorcha los invitó a que sigan organizados ya que la pobreza no termina sólo consiguiendo un lote para su vivienda, sino que para eso es necesario lograr el poder político en el país, desde el cual se pueda implementar una política económica que distribuya de manera más equitativa y justa la riqueza social que producimos entre todos los mexicanos, y, con medicas concretas como lo propone Antorcha, acabar con la desigualdad social creando empleo para todos; pagando salarios realmente remuneradores que le alcancen a las familias trabajadoras a resolver todas sus necesidades elementales; cobrando impuestos de manera progresiva de tal modo que paguen más los que más ganan y, por último, con una reorientación del gasto público para que se invierta en las necesidades que aquejan a las comunidades y colonias marginadas donde vive la gente que más lo necesita. Concluyó.
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