La agricultura exitosa y en grande persigue mediante altos rendimientos, alimentar a muchos millones de ciudadanos que por su papel dentro de la división social del trabajo les corresponde ejecutar otras actividades produciendo artículos de igual importancia para el desarrollo de la vida humana.La realización de esta actividad proporciona, como consecuencia, que los agricultores que la practican obtengan buenas ganancias que utilizan en la satisfacción de la serie de necesidades de su existencia y para volver a hacer la misma actividad en un nuevo ciclo.Los gobiernos por su parte, mediante el uso del dinero público aprobado por el congreso de la unión, buscan otorgar los necesarios incentivos para que este tipo de productores cuenten con mayor capacidad productiva, y así lograr o acercarse a lograr la soberanía alimentaria del país.Con una alta productividad agropecuaria, ganan todos, indudablemente.Al extremo de esta forma de producción, se encuentran los pequeños productores, los ejidatarios y comuneros, que sin tener grandes rendimientos, pues sus unidades de producción son bastante pequeñas, absorbe gran cantidad de mano de obra campesina y produce también para millones de ciudadanos, solo que los consumidores son ellos mismos y sus familias y un pequeño círculo de habitantes que muchas veces no traspasa los límites de su comunidad, también para su actividad, aunque en menor cantidad, se han destinaron durante muchos años importantes cantidades de recursos económicos del erario público para hacer que la pequeña agricultura retribuyera al campesino la producción que le ayudara a alimentar a su familia.
A este extremo de pequeños productores, pertenecen más de 300 mil campesinos de Guerrero, que esperanzados año tras año, se esfuerzan porque la tierra que poseen les brinde el maíz y frijol que es la base de su alimentación y que complementan con productos adquiridos en los centros comerciales de las ciudades cercanas a sus comunidades, usando recursos obtenidos de algunos precarios empleos locales y de pequeños ingresos obtenidos gracias a su migración a los estados del norte en diferentes épocas del año.La lucha campesina hizo que estos productores fueran considerados en diversos programas de apoyo, que durante muchos años aminoraron los estragos de la pobreza.Junto a los comedores comunitarios, a los apoyos en efectivo a adultos mayores, a las madres solteras, a las jefas de familia y a estudiantes de diversos niveles, los pequeños campesinos contaron con proyectos que agrandaban su hato ganadero, recibieron proyectos de diversas aves de traspatio, tuvieron acceso a programas forestales y de siembra de árboles frutales.Recibieron también, incentivos importantes para sembrar maíz, frijol, arroz, cacahuate, jamaica, y cultivar con destacada producción el café, el mango y el coco.Y desde 1994, a iniciativa del entonces titular del gobierno del estado, los campesinos de Guerrero reciben el fertilizante químico que ayuda a aumentar en forma relativa la cantidad de cosecha de maíz principalmente, inició como programa subsidiado en un 50 por ciento, años después, con la participación de los ayuntamientos se convirtió en un programa tripartita, gobierno estatal, municipal y productores.A partir del 2015, el actual gobierno estatal absorbió la parte del productor, convirtiéndolo en un programa "gratuito".Los críticos del programa, aglutinados en la falsa izquierda, siempre acusaron a los promotores del programa fertilizante de usarlo con fines electorales, sin embargo, la alternancia en los gobiernos estatales contradice esa acusación.Más aún, en el triunfo de la 4T en julio del 2018, el fertilizante no influyó en los resultados.Lo cierto es que este apoyo para las siembras de maíz y frijol, influye no solo en el fortalecimiento de las propiedades de la tierra que se nutre del insumo, sino también en el ánimo de los campesinos que al tener seguro el fertilizante, se preparan con el resto de los insumos para sembrar, de tal forma que sucede lo contrario si no sienten segura la ayuda del abono, debido a que las tierras sufren ya el desgaste de muchos trabajos.
Con esa absurda idea de querer controlar todo lo que tiene que ver con la vida de los mexicanos, no importándole los daños y pesares que causa, la 4T concentró el programa histórico del fertilizante, bautizándolo como "fertilizante para el bienestar", con el objetivo de purificarlo de los malos manejos y de multiplicar sus bondades.En sus manos, fuera ya de los malos usos de los gobiernos pasados, dice el secretario de agricultura y desarrollo rural (SADER) Víctor Villalobos Arámbula, el fertilizante va a elevar la producción de maíz, como ya se demostró el año pasado, hasta en un cien por ciento (V.Villalobos13 dic 19 en Iguala, 19 de junio 2020 en palacio nacional).Sostenemos que el gobierno de López Obrador es un gobierno de mentiras, y el secretario Víctor Villalobos es un claro ejemplo de ello, no es posible que con el mismo fertilizante que contiene los mismos químicos, y que los campesinos usan desde hace 26 años, las tierras produzcan el doble de maíz y frijol, más aún, ahora que han reducido el padrón de beneficiarios, que se entrega en menor cantidad y además se les retiran a los pequeños productores otros incentivos que los acompañaban desde la siembra hasta la cosecha, se producirá menos y los campesinos tendrán que seguir emigrando para poder alimentar a sus hijos.La 4T está produciendo más pobres y más pobreza en Guerrero, y los campesinos deben hacerse claridad de esta desgracia.Como en tiempos pasados, la lucha debe enderezar la ruta hacia una mejor vida, pero ahora se debe acompañar de la organización y la educación política para participar en la vida electoral de nuestro país conscientes lo que hoy se necesita, deshacerse de gobiernos falsos para instaurar un gobierno democrático que trabaje por los intereses de todos los mexicanos.
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