MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Vendrán como llegaron, los vientos de libertad 

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En un municipio de Tlaxcala, llamado Huamantla, corren vientos de la vieja Europa, sobre todo de la España castiza.

A diferentes horas del día, en Huamantla, uno de los pueblos mágicos del territorio tlaxcalteca, se puede escuchar por las calles a todo volumen el típico paso doble con que hace años se anunciaban las corridas de toros, pero aquí se usa para anunciar una marca de gas de uso doméstico.

Aparte de esa música, que recuerda las corridas de toros, por una de las entradas que tiene el municipio se puede apreciar una enorme escultura de un toro de lidia, y caminando por las céntricas calles llegamos a la antigua plaza de toros que tiene adjunto el museo de La Taurina. En uno de los arcos que están a la entrada de este lugar se puede leer una dedicatoria a los iniciadores de la Pamplonada y a los continuadores de La Hamantlada, iniciada esta última el 15 de agosto de 1954, que hasta la fecha sigue viva en Huamantla y que es una celebración tomada de la fiesta de San Fermín, celebrada en Pamplona, capital de Navarra, España, fiesta que dicen hizo famosa, a nivel mundial, Ernest Hemiguay, en su novela Fiesta.

El pasado 15 de abril, Viernes Santo según el calendario católico, pude caminar por las calles de Huamantla y sentarme a meditar en una banca del parque principal; de espaldas a la presidencia municipal, casi frente a mí, quedaba un edificio de esos que se les dice coloniales que data de 1865; es decir, dos años antes de ser fusilado el emperador Maximiliano de Habsburgo, dirigió un saludo al pueblo de este lugar. 

Casi enfrente de la bien pintada casona, sobre la banqueta del parque, está mal puesta una pequeña estatua de Benito Juárez, así también se llama el parque, pero hay que decir que dicha estatua es casi una caricatura del Benemérito, y me pregunto si habrán hecho eso a propósito pues fijándose bien, da la impresión de que frente a la casona donde estuvo Maximiliano, Juárez se achica, en una actitud simiesca, sumisa, irrisoria. 

Esto me llevó a recordar que no cabe duda de que en una sociedad divida en clases, quienes tienen el poder, el control político, siempre harán todo lo posible y hasta lo imposible para tratar de tergiversar la historia, para tratar de ocultar los acontecimientos importantes para el pueblo, sobre todo aquellos que le dejen verdaderas enseñanzas y le hagan cobrar conciencia social y seguridad en su propia fortaleza. Para los que tienen y no quieren perder el poder y el control político, es indispensable mantener en la ignorancia a la clase trabajadora, a las clases explotadas, ocultar los hechos que representan algún peligro para su dominación.

Y me reafirmo en estos pensamientos porque precisamente el 15 de abril que me hallé en el centro de Huamantla, es una fecha memorable, una fecha importante para la nación mexicana. Y qué bueno que, en Huamantla, se conserve lo que nos llegó de Europa, lo que nos vino de España, porque no todo lo que llegó de aquellos rumbos fue malo como lo viruela negra. De España también llegaron cosas buenas; incluso el mismo Maximiliano, dicen que fue liberal y se interesó por conservar nuestra cultura. 

Y la celebración taurina de Pamplona, que aquí se conserva con el nombre de La Huamantlada, nos debe recordar que precisamente el 15 de abril de 1817 llegó a las costas de México, Javier Mina, cuya participación en la guerra de Independencia trata de mantenerse en un grisáceo segundo plano. 

Cada vez que los presidentes de la república celebran el grito de independencia, se olvidan de nombrar a Mina, incluso el último presidente de México, el señor de la 4T, que presume de ser diferente a los otros presidentes, igual que ellos ha omitido el nombre de Martín Javier Mina Larrae. Creo que cuando se omite el pasaje de Mina, al hablar de la guerra de independencia, se hace así porque es un ejemplo peligroso a los intereses de la clase dominante. Y al decir el pasaje de Mina, me refiero no solamente al guerrillero español que vino a combatir en México al lado de los  insurgentes, sino también a Pedro Moreno, con quien unió sus fuerzas y acuñó las páginas más heroicas de la gesta por la independencia nacional. 

Nace Javier Mina en Otano, un pueblito cerca de Pamplona, capital de Navarra, España. Se desarrolla en un terreno montañoso y no está de más decirlo, como tampoco está de más decir que nació en el año 1789, el mismo de la revolución francesa, que marcó el derrumbe del feudalismo y el paulatino asenso de un nuevo orden social, el capitalismo. Napoleón Bonaparte y el Código Napoleónico, son producto de esta revolución. En 1808 Napoleón invade España. Carlos IV abdica en favor de su hijo, Fernando VII, este en calidad de prisionero entrega la corona a Bonaparte, quien la confiere a su hermano José. El pueblo español se revela contra la invasión francesa. Ese ambiente beligerante y el ambiente geográfico, hacen del joven, casi adolescente Javier Mina, un guerrillero. Abandona los estudios universitarios, reúne un pequeño grupo de jóvenes con quienes ataca por sorpresa convoyes separados del ejército francés, arrebatándoles pertrechos que van a parar a manos de la resistencia española, el pequeño grupo guerrillero, pronto se hace numeroso y adquiere el nombre de “Corso terrestre”. El joven Mina, o Mina el estudiante como también le llaman, se hace famoso por su audacia, por su constante actividad guerrillera y por la forma respetuosa en que trata a sus adversarios vencidos. De suerte que cuando él cae prisionero después de más o menos dos años de actividades, no lo fusilan, los soldados franceses, lo respetan y lo conducen prisionero a la fortaleza de Vincennes cerca de París.
 

En su cautiverio de 4 años, no pierde el tiempo, traba amistad con personajes célebres, enemigos de Napoleón de quienes adquiere conocimientos militares e ideología liberal. En 1814, Napoleón pierde el poder y sus enemigos políticos recluidos, recobran la libertad. Mina vuelve a España, se reencuentra con su tío Francisco Espoz, quien se había hecho cargo de El corso terrestre y lo había llevado a la altura de un verdadero ejército de varios miles de combatientes. 

Fernando VII también regresa a España y emprende una política agresiva de represión contra los liberales. Mina y su tío chocan con el monarca, lo enfrentan, pero al no tener éxito se ven obligados a huir. Mina va a parar a Inglaterra, que por aquellos tiempos era el sitio al que convergían todos los que luchaban por la independencia de la América Española. Llega con una aureola de celebridad, ya es para entonces, Mina el mozo, héroe de Navarra, príncipe de los guerrilleros, preso político del emperador Bonaparte y perseguido del monarca español Fernando VII; de modo que es bien recibido y pronto se entiende con los emigrados liberales, como Fray Servando Teresa de Mier, quien le propone la empresa de venir a unirse a la lucha por la independencia de la Nueva España, a donde llega después de varios meses de arribar a distintos puertos, entre otros a Haití, donde se entrevista con Simón Bolívar. 

Llega, pues, Javier Mina a la costa de la Nueva Santander, hoy Tamaulipas, el 15 de abril de 1817. Se interna caminando por tierras desconocidas espada en mano y el 24 de mayo ya con su espada ceñida, estaba frente a su tropa, después de construir un fuerte en Soto la Marina. Según Manuel Payno, sus tropas eran las siguientes: 

General y su Estado Mayor………………11

Guardia de honor al mango de Young….31

Caballería…………………………………124

Regimiento del Mayor Sterling…………..56

Primero de línea…………………………..64

Artillería……………………………………..5

Criados……………………………………..12

Ordenanzas…………………………………5

Total………………………………………308       

Además, trae consigo una imprenta, la primera en llegar a estos suelos, dicen algunos, con ella imprime proclamas, como esta que dice:

"(...) mexicanos, permitidme participar de vuestras gloriosas tareas, aceptad los servicios que os ofrezco en favor de vuestra sublime empresa y contadme entre vuestros compatriotas. ¡Ojalá acierte yo a merecer este título, haciendo que vuestra libertad se enseñoree o sacrificándole mi propia existencia! Entonces, en recompensa, decid a vuestros hijos: esta tierra fue dos veces inundada en sangre por españoles serviles, vasallos abyectos de un rey; pero hubo también españoles liberales y patriotas que sacrificaron su reposo y su vida por nuestro bien".

Cuentan que Mina planeaba unirse a Morelos, no sabía que dos años antes de su llegada, Morelos había sido fusilado. Por aquellos días el movimiento de independencia estaba en declive. El virrey Apodaca, ofrecía el indulto para quienes dejaran las armas, pero siguiendo el ejemplo de Fernando VII, perseguía con saña a quienes no claudicaban. 

La llegada del guerrillero de Navarra fue una bocanada de aire fresco para el movimiento, fue un viento de libertad que revivió la llama de la lucha por la independencia. Nuestro insurgente español, no encontró a Morelos, pero después de cruzar un desierto y derrotar a un ejército cinco veces mayor que el suyo, encontró al insurgente Pedro Moreno, quien unos años antes se había levantado en armas junto con toda su familia y los criados de su hacienda, pues él era un hombre económicamente acomodado, pero de pensamiento liberal. Así que, abandonando la comodidad de su hogar, se lanzó a la lucha por la independencia y en ese camino se encontró a otro hombre de nobles ideales que venía de España a luchar a lado de los mexicanos. 

Habrían hecho falta otros dos o tres Pedros Morenos, para que junto con Javier Mina hubieran logrado consumar la verdadera independencia de nuestro país, pero desafortunadamente no los hubo, lo que sí abundó fueron las envidias y la mala fe de algunos caudillos que, al sumarse a la saña asesina de los jefes realistas, dieron como resultado la muerte heroica de Mina a los 28 años de edad, y Pedro Moreno, de 42. 

Este ejemplo heroico de un joven intrépido y un hombre maduro, ambos con ideales nobles y progresistas, es muy peligroso para los intereses de los políticos oficiales y las clases poderosas, porque puede despertar en el pueblo anhelos de verdadera justicia social y confianza en sus propias fuerzas para lograrla. 

Por eso no es ocioso utilizar un día como el Viernes Santo para la meditación, sentarse a pensar un poco en algunos asuntos, como la importante tarea de rescatar nuestra historia nacional, nuestra cultura y nunca olvidar que somos descendientes de brillantes generaciones, de hombres como nuestro Patriota mexicano, Pedro Moreno y el Héroe de España y México, Javier Mina. 

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