Nuestra organización nació para luchar contra la pobreza, organizando y educando a la gente humilde. Un movimiento tiene rumbo si cuenta con un programa de lucha para llegar a su objetivo y todos sus integrantes están politizados. Para eso, hacemos trabajo de prensa, de volanteo y, ahora, también en las redes sociales.
México es un país en crisis y el pueblo sufre la explotación del sistema capitalista. Cada día hay más pobres que son más pobres y hay menos ricos, que son más ricos; es decir, existe una desigualdad que nadie va a parar porque es producto del sistema de explotación del trabajo asalariado.
A poco más de 100 millones de mexicanos no les alcanza el salario para alimentar bien a su familia, para comprarse una casa digna, para darle educación a sus hijos, para pagarse la salud porque es muy caro.
A la mayoría no les alcanza para tener una vida digna, porque además tenemos un pésimo sistema educativo, con una secretaria de Educación que no tiene ni idea de lo hay que hacer. Nuestro sistema de salud no sirve y eso quedó claro con la pandemia de la covid-19 que mató a más de 600 mil mexicanos; nuestro país es muy inseguro, y en el gobierno de Morena han asesinado a más de 130 mil personas. Andrés Manuel López Obrador superará, en este sentido, a todos los presidentes anteriores, así como muchos problemas más que solo se agravan.
En cambio, los mexicanos somos los más trabajadores a nivel mundial; según datos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), los hombres trabajan en promedio 10 horas y las mujeres 12 horas al día. Por eso miles de empresas nacionales y extranjeras ponen sus fábricas aquí y explotan a los mexicanos
Y el gobierno le ayuda a los empresarios. Los mejores amigos de López Obrador no son los poblanos pobres de la Sierra Norte, la Mixteca o la capital. Claro que no. Los mejores amigos del presidente de México son los grandes empresarios mexicanos, a quienes ayuda a hacerse más ricos.
¿Y por qué, a pesar del hambre, el pueblo no se rebela? Porque el sistema inventó la televisión, el cine, la radio, la prensa y las redes sociales, para distraer a todos durante todo el día. De los 130 millones de mexicanos, 103 millones (el 80 por ciento del total de la población) usa todos los días las redes sociales.
Desde luego que no usan las redes en las zonas alejadas de las capitales, en donde no hay ni electricidad ni señal telefónica. Pero los mexicanos en promedio usan las redes sociales durante nueve horas, todos los días, para ver televisión, escuchar música, chatear o jugar videojuegos.
Hagamos la cuenta: los hombres trabajan 10 horas en promedio y ven redes sociales nueve horas, entonces ya solo quedan cinco horas para dormir y descansar. Es decir, el sistema capitalista nos explota y, a la vez, como decían los romanos, nos da el pan y circo para que nos olvidemos de esa explotación.
Los antorchistas debemos usar las redes para difundir nuestras ideas, las ideas del cambio que necesita el país. Difundamos los cuatro puntos para un mejor gobierno, los logros de la lucha organizada, el arte y el deporte que promovemos, la crítica a los partidos políticos que no resuelven los problemas, la explotación descarada de los empresarios y, también, la forma en cómo un gobierno popular, nacido del pueblo pobre, puede transformar para bien a nuestro país y convertirlo en una potencia mundial en la ciencia, el arte, el deporte y, desde luego, sacarnos de la pobreza en la que se debate la mayoría de los mexicanos.
El trabajo en redes sociales, compañeros, es una más de nuestras tareas. Ojalá que la cumplamos, con agrado, con gusto, sabedores de que nos ayudará a seguir educando a miles o a millones.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario