Hemos escuchado muchas veces al presidente Andrés Manuel López Obrador decir que el pueblo mexicano ya está politizado, que ya no es presa fácil del engaño de los actores políticos de antes que, a través del engaño o la coerción, obtenían el voto ciudadano para seguir ejerciendo el poder del que hacían uso para enriquecerse ellos y la oligarquía que detentaba el poder tras el trono y, que se sentían los dueños de México.
Según él, la prueba irrefutable de la politización de los mexicanos radica en que estos salieron de su apatía y se lanzaron con entusiasmo a las urnas para terminar con los gobiernos neoliberales del PRI y el PAN en el 2018, manifestando de esta manera su repudio abierto a estos partidos y, el apoyo a un cambio de régimen que su movimiento encabezó, apoyo que desde su punto de vista, equivale a reconocer la honradez, el patriotismo y muchas virtudes más que, la izquierda en nuestro país dice poseer, las cuales han sido su monopolio histórico.
López Obrador confunde el término politización con el hartazgo popular que se manifestó en las urnas como una acción compulsiva de rechazo a los partidos que antes detentaron el poder, originada en los grandes problemas, carencias e injusticias innegables que venían -y se vienen- padeciendo, y cada vez en mayor grado por la inmensa mayoría de los trabajadores mexicanos, como la pobreza, la falta de atención médica eficiente, la falta de oportunidades educativas, la inseguridad y, muchos otros, que fueron caldo de cultivo para el discurso del hoy presidente y su partido para hacerse del poder de la nación.
La politización implica el conocimiento de las leyes y principios que rigen y orientan el funcionamiento de una sociedad, información profunda, detallada e integral de la situación política que se vive, interés razonado a cerca de las soluciones posibles a los grandes y pequeños problemas que enfrenta esa formación social en un momento determinado, por tanto, la verdadera politización, de un pueblo, de un país, no es nunca fruto espontaneo de una crisis política y económica por profunda y prolongada que esta sea, mucho menos el resultado de los buenos deseos de quienes, en un momento dado, se ven favorecidos, por circunstancias reales, con el voto ciudadano; como es el caso de nuestro país.
Una verdadera politización se logra como resultado de una actividad de organización y educación de la sociedad, de sus clases y sectores marginados y discriminados, que requiere paciencia y dedicación de muchos años. Esta actividad organizativa y educativa, tiene que tener como base las necesidades de desarrollo material y espiritual de la sociedad.
¿Acaso López Obrador o su partido Morena han hecho esta actividad de organización y educación de los mexicanos? ¿O sus partidos satélites como el PT o el Partido Verde? claro que no. Ni como oposición, ni como gobierno; ya en el poder a lo que se han dedicado es precisamente a desaparecer la poca organización popular que existía en nuestro país. Por eso, no es arbitrario decir que la orientación de la votación en el 2018 no fue fruto de una preferencia consciente, firme y razonada del electorado, sino, más bien, resultado de la inconformidad y de la insatisfacción que prevalece en grandes sectores de nuestro país. Prueba de ello, es el arrepentimiento de una parte importante delsegmento social que ese año voto por la alternativaelectoral que representaron, en ese momento quienes hoy detentan el poder, sin conocer su programa concreto para resolver los grandes males sociales.
La gente que votó y lo sigue haciendo por López Obrador, pertenece a los sectores menos politizados, en el sentido de que son los que muestran menos disposición a sacrificar tiempo y “comodidad” para sacar adelante los problemas que en teoría debiera defender.
Llamar a esta acción de las masas mexicanas politización, es mentir, pero, lo más grave es que lejos de que así sea, el presidente, su partido y todos los partidos políticos, están corrompiendo al electorado con dadivas y con la compra de su voto con dinero en efectivo, cierto es, que esta práctica no es nueva, pero igualmente verdadero es el hecho de que se está mercantilizando cada vez más y; con ello se aleja en el tiempo la liberación material y espiritual que debe ser el verdadero propósito de la politización.
La tarea se está haciendo, el Movimiento Antorchista la realiza desde hace casi medio siglo, la realidad indica que debemos apresurar el paso con mucha dedicación y entusiasmo. Así será.
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