Desde el mes de marzo de 2020, niños, adolescentes y jóvenes dejaron de asistir a las escuelas, se ausentaron de las instituciones a causa del covid-19, periodo que se ha prolongado durante 25 meses. Esto ha provocado un sinfín de problemas en el proceso educativo; sin embargo, ha sido un mal necesario, pues esta medida fue adoptada para evitar el contagio masivo de la población estudiantil, que en una situación contraria, pondría en riesgo la vida de millones de estudiantes. Pero a falta de medidas objetivas por parte del Gobierno federal que permitieran a los jóvenes continuar con su preparación académica agravó el ya deteriorado y obsoleto sistema educativo que se aplica en nuestro país, pues hay que recordar que la implementación de programas emergentes como la educación a distancia o estudia en casa, lo que provocó fue altos porcentajes de deserción. El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) registra que en el ciclo escolar 2020-2021 cerca de 846 mil estudiantes abandonaron las escuelas, la mayoría de educación básica, dato que coloca a nuestro país en el lugar noveno a nivel mundial por el tiempo más prolongado de haber mantenido cerradas las escuelas, Desde administraciones pasadas, la demanda de los mexicanos ha sido un mejor modelo educativo, pero por lo que se ve, la administración de la 4T, el tema educativo no es su preocupación, lo que busca es obtener el mayor número de votos a su fracasado proyecto de nación, a costa de negarle a los hijos de los mexicanos una educación de alto nivel.
De entrada, de acuerdo a un reporte del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), emitido en febrero, el gasto en educación en el 2022, es el más bajo en los últimos doce años. por lo tanto, el rezago educativo no se podrá superar, por el contrario, dejará consecuencias a mediano y largo plazos ya que los ahora estudiantes, cuando se incorporen al mercado laboral no serán una opción atractiva para los inversionistas, ya que el gasto educativo tiene una reducción promedio de 1.1 real cada año, desde 2014. La misma fuente dice que en este año que se reanudan las clases presenciales, el gasto público destinado a la educación es apenas de 883 mil 929 millones de pesos, cifra que representa apenas el 3.1% del Producto Interno Bruto (PIB). Esto es una cantidad muy baja para los niños y adolescentes en comparación con los recursos para pensiones que se destinan a adultos mayores. Esto imposibilita que se mejore no solo la infraestructura, sino también la posibilidad de mejorar la calidad y la capacidad de enseñanza de los profesores.
Muchos ciudadanos no alcanzan a entender las consecuencias graves que tendrá que enfrentar la población mexicana en un plazo relativamente corto a causa del bajo nivel educativo. Un análisis de la IMCO dice que los alumnos con menor aprendizaje serán trabajadores con menos habilidades, ocasionando una reducción de sus ingresos en un 8% anual durante su vida laboral, lo equivalente a un mes de salario anual en su vida productiva. La Organización para la Cooperación y el desarrollo Económico (OCDE) calcula que en los próximos 20 años el rezago educativo le podría costar a México un monto acumulado de hasta el 136% del PIB, lo que significa que México dejaría de producir el 1.7 del PIB cada año. Porcentaje similar al que el gobierno destino a la educación en el 2019.
Pero desgraciadamente, no solamente el sistema educativo el que funciona mal en nuestro país, hay rezago en el sector salud, en seguridad, en la infraestructura urbana, etc. a causa de una enorme diferencia en el reparto de la riqueza social, desigualdad que se refleja en la desmesurada brecha que hay entre los dueños del dinero y las clases trabajadoras, del tal forma que para los grupos vulnerables les es cada vez más difícil tener acceso a la educación, y si a esto le sumamos las condiciones geográficas las posibilidades se vuelven más difíciles aún. Por lo que se puede concluir que la educación no solo es de mala calidad, también es insuficiente y desigual. Insuficiente porque el personal docente no alcanza a cubrir la demanda, porque no se actualizan los planes y programas de estudios, y la infraestructura es deficiente e insuficiente: por ejemplo en nivel medio superior existe una unidad escolar por cada 1,000 estudiantes, la cobertura para educación de los adultos, a nivel nacional es del 5.4% de la población potencial; en el paso de secundaria a preparatoria en cada ciclo se pierden 2 millones de alumnos porque no continúan estudiando, el 25% de las plantillas de maestros en primaria están incompletos; en promedio hay 34 alumnos por cada profesor en educación secundaria (la media para los países de la OCDE es de 13 alumnos por cada docente); 2 de cada 10 alumnos de educación primaria no cuentan con mobiliario básico, la cifra se dispara a 7 de cada 10 en secundaria; en educación primaria 4 de cada 10 escuelas cuentan con computadoras e internet para alumnos; 2 de cada 100 instituciones de todos los niveles no tienen salarios, y un largo etcétera.
Ante este panorama, el actual gobierno que encabeza Andrés Manuel López obrador, no tiene descaro al proponer por un lado una alza ridícula a los salarios de los maestros y escuchamos al presidente decir que a su gobierno no le interesa el conocimiento científico de los estudiantes, para él lo importante es que los jóvenes se porten bien, que sean respetuosos y que sean obedientes; cambia el conocimiento científico por normas morales, así nuca vamos a salir de este atraso en que nos encontramos a causa de una equivocada política educativa.
Triste realidad de nuestra nación, por lo que es tarea de los padres de familia, profesores y de la sociedad, luchar por una mejor educación para nuestros hijos y asegurarles un mejor futuro, pero eso no es fácil, los docentes deben luchar por mejores condiciones laborales y mejores salarios, pero apoyados por el pueblo organizado. No hay otro camino.
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