Ha pasado más de un año desde que surgió el primer caso del coronavirus SARS-CoV-2 en la ciudad de Wuhan, China, y estamos a semanas de cumplir casi un año desde que se detectó el primer caso en México. Las estadísticas de dicho virus en nuestro país siguen creciendo y cada vez son más espeluznantes. De acuerdo con la Secretaría de Salud federal, con corte al sábado 30 de enero, hay 1 millón 841 mil 893 contagios positivos acumulados y 156 mil 579 defunciones oficiales. Sin embargo, a lo anterior hay que sumarle las muertes que aún no han sido reconocidas, y que según lo dicho por el Inegi serían cerca de 200 mil decesos.
En estos momentos, es preciso señalar que estas últimas dos semanas han sido terroríficas en cuanto a cifras de contagios y decesos. Indudablemente estamos viviendo los peores días de la pandemia desde su inicio. Hasta hace un mes, ocupábamos el cuarto lugar a nivel mundial con más decesos de covid-19, hoy ya ocupamos el tercer lugar, hemos rebasado a la India, que tiene 10 veces más población que nuestro país, lo cual deja al descubierto el pésimo manejo de la pandemia en nuestro país por el actual gobierno, sin dejar de repetir que el gobierno federal perdió semanas valiosas desestimando a toda costa la peligrosidad del virus. Sin embargo, hay más datos que considerar para reforzar nuestra tesis.
Primero, la situación que se vive en los hospitales públicos y privados es complicada, la mayoría de los que se encuentran en la ciudad de México están saturados, sin camas para hospitalización, ni camas de terapia intensiva. De acuerdo con El Universal, en la primera semana del año, de los 945 hospitales que han brindado atención a pacientes covid-19 durante los últimos 10 meses, el 28 por ciento ya no contaba con camas disponibles, es decir aproximadamente 270 unidades médicas ya no pueden atender a pacientes.
En datos generales, cinco entidades (Ciudad de México, Estado de México, Hidalgo, Guanajuato y Nuevo León) contaban con cifras superiores al 70 por ciento de su capacidad hospitalaria, cinco más (Baja California, Puebla, More Querétaro y Sonora) estaban entre el 50 y 69 por ciento y las entidades restantes tenia ocupación inferior al 50 por ciento. Al principio de la pandemia y cuando aun López Obrador desestimaba la pandemia decía que tenía los hospitales y el personal necesario para afrontar los contagios, hoy nos damos cuenta que no fue así. A dos años de la llegada de Morena al poder, en México había solo 1.4 camas de hospital por cada mil habitantes, cuando la media es de 4.7 en los países miembros de la OCDE.
Segundo argumento para decir que hay un manejo pésimo de la estrategia frente a la pandemia es que desgraciadamente México ocupa el primer lugar en decesos de los trabajadores de la salud en América Latina a causa del Covid 19, con un total de 2,580 decesos. Es innegable que algunos hospitales a estas alturas de la pandemia no brindan la protección necesaria a los trabajadores de la salud que a diario arriesgan su vida. Las redes sociales han sido testigos de denuncias donde médicos y enfermeras claman con urgencia porque les doten de más equipo de protección para poder realizar sus labores sin mucho riesgo de contagiarse.
¿Dónde quedó el tan anhelado servicio de salud de primer mundo que ofrecería la 4T? El Insabi supuestamente prometía el acceso universal para la atención médica de todos los mexicanos, hoy se vislumbra que no es ni capaz de proveer de esta protección a quienes trabajan en este sector.
Y en tercer lugar quisiera abordar también el tema de las vacunas. En la última semana del año pasado, inició en nuestro país la campaña de vacunación al personal de la salud que se encuentra en la primera línea atendiendo casos de covid-19. Las estimaciones hechas por el Gobierno federal decían que, para enero de 2021, todo el personal de salud del país estaría vacunado. La realidad es que hasta el último día de enero hay personal médico que denuncia en redes sociales que no han sido vacunados.
Otra estimación burda dicha por el propio presidente es que, para marzo de 2022, es decir, para el próximo año, toda la población del país (130 millones) ya estarían vacunados contra la covid-19. Nuevamente la realidad bofetea dichas palabras. Siguiendo las estimaciones del avance de la vacunación, tardaríamos más de 9 años en vacunar con una sola dosis a todos los mexicanos, y 18 años en vacunarlos con dos dosis y por tanto hacerlos inmunes al coronavirus. ¿Juegan con la salud de los mexicanos? Al parecer sí.
Otro error garrafal, es el de querer lucrar con la vacuna para fines electorales. Es de conocimiento público que se ha designado al ejército de "siervos de la nación” para que recorran de norte a sur y de este a oeste al país para aplicar la vacuna. Pero aquí cabe preguntarse, ¿no es mejor estrategia, que en esta campaña se incluyera al personal dependiente de las secretarias de salud federal y de los estados? ¿Por qué ocupar a los siervos de la nación?
Expuestos estos reales argumentos no queda más que decirle al presidente de la República que la población en México ve con esperanza que las vacunas contra la covid-19 ya estén en proceso de aplicación en muchos países. Esperanza que representa la luz al final del túnel, después de que en el país, miles de hogares han perdido parte de su patrimonio, después de que millones de jefes y jefas de familia que se han quedado sin empleo y de puro milagro han sobrevivido sin ningún tipo de apoyo federal, después de que miles de empresas han bajado definitivamente las cortinas de su negocio. Urge que se acelere el plan de vacunación.
Es tiempo de que el presidente y su gabinete retomen el rumbo del país, ya estuvo bueno de tanta simulación y decisiones estúpidas. O recompone el camino, o el tiempo y los mexicanos le cobrarán factura y pasarán a la historia como villanos de nación.
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