En nuestro país, el número de problemas sociales no disminuye, sino que aumenta y cada vez con mayor fuerza y agudeza; estos son ya muy añejos y por más que los gobiernos de distintos colores han intentado combatirlos, o por lo menos disminuirlos, hay otros factores o fuerzas políticas que se oponen a ello, y si a esto le sumamos la ignorancia o terquedad de algunos o prácticamente todas las autoridades, nos damos cuenta que seguimos patinando en el mismo lugar.
Todos los problemas que se pueden resolver de alguna manera, por ejemplo, no se resuelven sino que mantienen el mismo estado de cosas, aunque con otras formas o modalidades, lo acumulado hasta hoy por lo tanto se convierte en un tormento añejo también, tormenta que no termina porque nuestras autoridades no están para eso, sino solamente para controlar y administrar esos problemas o esas tormentas, no hay interés en combatir uno u otro problema social, la corrupción por ejemplo, la delincuencia organizada, la drogadicción, la mala educación, la falta de servicios elementales a los que tenemos derecho como seres humanos, todo esto se vuelve un camino sin fin donde parece que no hay salida para los que más padecemos esta tormenta de problemas sociales.
Tenemos actualmente, en Andrés Manuel López Obrador, a un presidente que de acuerdo con su historial no ha resuelto ni resolverá, aunque diga lo contrario, no hay quien realmente esté pensando en cómo combatir los males sociales que se han convertido en un caos en los últimos tiempos, se necesita dar un giro en otro sentido para empezar a aminorar los males, ya que el partido en el poder ha pensado solo en perpetuarse, pero no en combatir la pobreza y la marginación del pueblo pobre de México.
En Morena están más preocupados en ganar las próximas elecciones y hacen mal uso del recurso público para sus fines electorales pero no para mejorar la educación, la salud, el empleo, para todo esto no hay preocupación, sólo hay cárcel y asesinatos, pero no una verdadera atención y combate a los problemas más agudos de nuestro país, a esto hay que sumarle también la tormenta del calor, cuánta gente no tiene agua para tomar o para su precaria alimentación que consume, cuánta sequía hay en la mayoría de los estados, pero hay nula atención y hasta se les ignora a los marginados cuando solicitan, no se atiendan estos problemas de sequía.
Se acerca, además, otra tormenta, la electoral, aunque ya prácticamente nos están empujando a ella, los precandidatos del presidente ya están en la pista de competencia para iniciar la carrera y ver quien sale ganador de la encuesta de Morena, los demás partidos políticos se encuentran en lo mismo, debatiendo sus posibles alianzas y sus mejores cuadros, pero insisto, ¿quién está pensando en los marginados de nuestro país?, nadie.
Ante esta despreocupación del gobierno o de los gobiernos, ha surgido el Movimiento Antorchista Nacional, allá en 1973, para respaldar a los que no se les quiere escuchar y dar ese giro a la política añeja que tanto daño ha hecho al país y padeciendo, además, los resultados, el mismo presidente morenista que tanto presume ser el mejor, solo es un presidente de papel porque en los hechos no vemos que esté sentando las bases para un cambio en otro sentido.
Por eso insisto que solo el Movimiento Antorchista ha estado atento, tensando todas sus fuerzas y dispuesto a dar ese giro junto con el verdadero pueblo, ese que sufre y trabaja dándolo todo, aunque no reciba más que puras migajas y desprecio del poder desde hace ya mucho tiempo, por todos estos males es que seguiremos exigiendo atención y solución para aminorar el tormento de nuestro pueblo, vamos despacio quizá, pero firmes y seguros.
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