Repetidamente, se ha mostrado cómo los ciudadanos mexicanos no están contentos con su gobierno de la Cuarta Transformación ni con la clase política que lo representa, encabezada por el presidente, Andrés Manuel López Obrador. Y cuando se intenta explicar este malestar, se suele argumentar que no es eficaz, lo que dificulta la situación económica y de seguridad.
Los datos empíricos sólo confirman esa hipótesis limitadamente, pues sí parece haber una relación entre la evaluación del gobierno y la percepción subjetiva de economía y seguridad, que desaparece cuando se sustituye la percepción de ambos temas por datos objetivos.
No hace falta estudiar mucho para enterarse de que esta desigualdad es histórica y que están íntimamente ligadas a la división de la sociedad en clases y a la explotación que sufren las mayorías por parte de una clase minoritaria que se impone con la fuerza del Estado. Al descubrir estas verdades es posible entender por qué el gobierno, que representa a la clase explotadora, no puede apoyar a los oprimidos.
Tal política convierte el problema en un cuento de nunca acabar. Ahora, la ayuda se entregará directamente a los beneficiarios sin intermediarios, el discurso de todos los días del gobierno de Morena, y mucha gente lo creyó o le sigue creyendo, aunque la realidad es otra.
Ya hemos visto, todos los días, como se están desatando los problemas del narcotráfico en varios estados del país, los habitantes denuncian que decenas de campesinos, hombres jóvenes en su mayoría, fueron desaparecidos. Al principio, los grupos del narcotráfico comenzaron a levantar gente y llevársela, chavalos que se llevaron, nunca regresaron, no sabemos qué pasó, si les quitaron la vida o los traen trabajando con ellos, realmente levantaron a muchos chavos de todos los ranchos, eso lo hicieron con toda esa gente y también con periodistas.
En salud ni se diga, desde que el Gobierno federal elimino el programa del Seguro Popular, tenemos un desastre, aunque tengamos aeropuerto nuevo, pero faltan vacunas, medicinas, material y equipo para hospitales y clínicas; se cerraron los comedores comunitarios, las estancias infantiles, los albergues para mujeres violentadas; se cancelaron las despensas, se gastaron el dinero de los fideicomisos que protegían proyectos esenciales de los vaivenes de la política sexenal; las víctimas de la pandemia rondan el medio millón y las del crimen organizado rebasan con mucho las 100 mil; la economía no crece, el desempleo y la pobreza laboral aumentan; la inflación rebasa el 7 por ciento; la educación está en crisis y ahora van contra las escuelas de tiempo completo.
La desaparición de las escuelas de tiempo completo es un hecho, y tanto el discurso de AMLO como de la Secretaría de Educación Pública (SEP) son una cortina de humo para esconder el problema de quitar recursos que eran beneficio para los niños más pobres de este país.
Y mucha gente creyó ese discurso de AMLO, pues siempre dijo que primeros los pobres, ahora sabemos que eso no es así.
El Movimiento Antorchista buscaba y busca la organización del pueblo, estrictamente pacífica y defensiva, pero no casual ni de corta duración, sino absolutamente consciente y permanente, lista y dispuesta a actuar siempre que sea necesario. A eso los invitamos compañeros antorchistas a seguir invitando y concientizando al pueblo humilde.
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