Este 1° de octubre del presente año se cumplieron tres años de la administración del gobernador panista, Mauricio Vila Dosal. Tres años de aquellas declaraciones de “voy a encabezar un Gobierno eficiente, transparente, respetuoso de la ley, pero, sobre todo, enemigo de la corrupción y la impunidad”, o la de “que estén a la altura de las necesidades de los yucatecos”, declaró en su toma de posesión en 2018.
De esta última declaración, habrá que analizar ampliamente, si en verdad el Gobierno de Vila Dosal se ha puesto a la altura de las necesidades de los yucatecos. Las calles sin pavimento, la falta de una vivienda, luz eléctrica, agua potable, drenaje, por mencionar algunas, desmientan esas palabras de estar a la altura de las demandas de la población.
Si bien durante la pandemia por Covid-19 fue uno de los primeros Gobiernos a nivel nacional que tomaron medidas, al fomentar apoyos para quienes se quedaron sin empleo, así como para empresas afectadas, los principales beneficiados no fueron el pueblo pobre, sino, según listas oficiales, aparecieron nombres de funcionarios, así como de personas que no necesitaban la ayuda. O en su caso se incluyeron a empresas vinculadas a la secretaria de Administración y Finanzas, Olga Rosas Moya (Diario de Yucatán).
Sin embargo, por mucha intención que tuvieran estos programas, los beneficiarios sólo fue gente que en sí no necesitó la ayuda, si la ponemos en una balanza con aquellas que se quedaron sin empleo, así como sin un hogar, teniendo que tomar decisiones radicales para poder darles un lugar a su familia, a pesar del riesgo que pudiera haber.
El Gobierno de Vila Dosal dista tanto de la realidad o de lo que muestra a través de sus redes sociales, aquellas donde oculta para el exterior de Yucatán la miseria y marginación en la que viven los yucatecos. Y no nos vayamos muy lejos; en plena capital meridiana, a unas cuadras del primer cuadro, la pobreza es evidente. Personas pidiendo limosna, otras en el empleo informal, ofreciendo sus productos, y al cabo de poco más de año y medio de pandemia, éstas están y van en aumento.
Sí se invierte para la seguridad de los yucatecos, no por nada estamos entre los primeros lugares que no hay delincuencia, pero contrario a eso, no se invierte en lo que de verdad necesita la gente como trabajo, alimentación, vestido, servicios de agua, luz, drenaje, así como de vivienda digna o regularización de predios.
En este último caso, a manera de ejemplo de lo que digo, se ubican yucatecos de los predios “Las Palmeras” y “La Fuente”, familias que resultaron afectadas por la pandemia de Covid-19, quienes se quedaron sin empleo y sin un sustento para continuar pagando una renta, o en su caso, eran familias hacinadas que como medida optaron por separarse.
Pues bien, estas familias que habitan en Mérida, en un asentamiento irregular, hoy se baten entre tener un hogar o perderlo, pues mayoritariamente sus casas son de cartón y lonas y dado a las lluvias o los fuertes vientos, así como las tormentas, se vuelven vulnerables, corriendo el riesgo de que se vengan abajo. Datos oficiales señalan que 120 mil 394 de familias viven en el rezago habitacional, siendo Mérida 19, 621, Tizimín 6,933 Valladolid con 5,985, Chemax 4,990, Tecax 3,718 los más altos, datos oficiales del 2020.
En este sentido, familias vulnerables se han organizado en el Movimiento Antorchista en Yucatán, para exigir de manera organizada, atención a sus demandas, aquellas que le hicieron saber desde el inicio de la administración de Mauricio Vila Dosal.
A tres años de Gobierno, el actual mandatario no se ha dignado en recibir a una comisión de antorchistas y darles solución a sus demandas antes mencionadas, sino todo lo contrario, ha sido un Gobierno de oídos sordos y dejando de lado aquellas palabras de ponerse a la altura de las necesidades de los yucatecos.
Tres años y las necesidades van en aumento, tres años de olvidar al pueblo yucateco, aquel que vive al día, que no tiene para una renta, que sufre de caminos, drenaje, agua, luz, aquel que confió en un Gobierno que cambiaría su situación y a tres largos años, aún sigue en el olvido y marginación.
Ante esta situación, es necesario que el pueblo yucateco se levante y se organice para pedir que sus demandas sean resueltas, porque son justas y necesarias; la vivienda es un derecho que hoy el Gobierno de Mauricio Vila Dosal se lo está negando a los yucatecos. Tres años donde los niños juegan en calles de terracerías; no dejemos que un año más pase sin que el Gobernador cumpla su palabra, por ello a alzar la bandera del pueblo organizado y seguir luchando por un cambio que todos necesitamos.
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