Como es del conocimiento público, Oaxaca es una entidad caracterizada por muchas cosas que van desde su variada gastronomía, sus bellas costumbres, su folklor, el ser una importante cuna de grandes personajes a lo largo de la historia del país, entre otras, solo por referir algunas. Pero también es uno de los tres estados con más carencias y con un grado de pobreza muy alto, donde encontramos, a flor de tierra, un tema muy preocupante al que hoy nos vamos a referir y que, sobre todo, se da en la capital de Oaxaca es sobre la informalidad laboral o más concretamente el trabajo informal.
En México, así como en el resto del mundo, existen inevitablemente dos tipos de empleo: el formal e informal; y hoy, al referirme al problema sólo en nuestro estado, tomaré cuanto dato me sea posible acerca del mismo ya que para adentrarse al tema es forzoso referirse, primeramente, al empleo formal. La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) que realizó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en 2005 refirió que el trabajo formal es aquel que corresponde a una fuerza de trabajo asalariada con un acceso a un esquema de seguridad social; mientras que el empleo o trabajo informal se relaciona con el conjunto de actividades que se desarrollan con base en los recursos de los hogares, pero que no se refleja en empresas formadas bien identificables e independientes del hogar.
Entendiendo esto, podemos darnos una idea concreta de lo que significa hablar de este tema. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, Nueva Edición (ENOEN), en su última evaluación trimestral la desocupación laboral o el número desempleados oaxaqueños obtuvo una disminución pasando de 29 mil 636 personas a 25 mil 923 personas desempleadas, lo que significó que cuatro mil oaxaqueños empezaron a laborar después de estar inactivos en el periodo pasado, mientras que la población ocupada informal pasó de un millón 508 mil 139 en el primer trimestre del 2022 a un millón 512 mil 229 en este trimestre 2023.
Estas cifras significan un aumento de poco más de cuatro mil personas ocupadas en la informalidad mismas que siguiendo el curso de información proporcionada por la ENOEN son en su mayoría los oaxaqueños que recientemente empezaron a laborar, pues según el organismo federal, esto se debió a la disminución en el sector formal activo el cual tuvo una disminución, al pasar de 797 mil 427 a 753 mil 708 oaxaqueños en el mismo periodo, es decir que más de 40 mil oaxaqueños renunciaron al empleo formal por no poder solventar gastos de su vida cotidiana dando así una imagen clara de la situación de las y los oaxaqueños, donde para ellos es mejor refugiarse en “empleos” que ellos mismos logran sacar con pequeños recursos o préstamos, destacando la venta de ropa, dulces, puestos de comidas, ambulantaje.
Esta situación por parte del Gobierno estatal, ahora morenista, es una vergüenza. El gobierno no ha mostrado signos de preocupación por la situación laboral de los oaxaqueños, misma que a pesar de ser probablemente una de las mayores causas por la que miles de ciudadanos, oriundos de la capital, decidan emigrar a otros países más desarrollados y con mayores posibilidades de empleo, ya que de acuerdo a datos brindados por la Unidad de Política Migratoria, durante 2022, se registró un incremento en repatriaciones, actualmente llamadas devoluciones de mexicanas y mexicanos desde Estados Unidos a nivel nacional, donde se indicó que la entidad oaxaqueña ocupó el tercer lugar en repatriaciones. Mientras que entre el periodo 2015 y 2020 salieron de Oaxaca 133 mil 583 personas para radicar en otros estados del país, que sumado a lo referido nuevamente señala el hecho del poco o nulo interés por parte del gobierno por mejorar la situación laboral del estado.
Cabe señalar que en el actual mandato del morenista, Salomón Jara Cruz, el cual ejerce su función desde diciembre del 2022, no ha anunciado ninguna estrategia para reducir la informalidad en la que los oaxaqueños están sumidos y en la cual caen como una espiral ascendente por el rápido incremento a las filas de estos trabajos.
En este sentido, el Movimiento Antorchista, a través de los años en los que ha existido ha presentado los cuatro ejes económicos que plantea para una nación mejor en todos los aspectos: Trabajo para todos los mexicanos que quieran trabajar, mejores salarios para que los ciudadanos puedan disfrutar de una buena calidad de vida; impuestos progresivos donde los que ganen más (empresas) paguen más y los que menos ganan paguen menos y finalmente una justa repartición del gasto social donde se puedan invertir a las obras públicas que beneficien a las comunidades, colonias, ciudades y a otros sectores de la población mexicana.
Así, el empleo informal no debería tener grandes concentraciones en los distintos sectores pues a pesar de ser una gran ayuda en la economía de muchas familias, es una manera temporal de solucionar las carencias de los oaxaqueños, y la única forma de salir adelante y mejorar su vida es organizándonos de manera consciente y educándonos como lo sugiere e indica el Movimiento Antorchista Nacional.
Y una vez organizados, exigir a los gobiernos, en sus tres niveles, que cumplan con su tarea de gobernar para el pueblo, garantizándoles lo que le prometieron y trabajando para atender sus principales necesidades; y si no lo hacen, entre todos, como un solo hombre, retirarlos del poder político y poner en su lugar a políticos que salgan de las entrañas del pueblo, porque sólo ellos van a poder cambiar los destinos de nuestra patria, se estatal o nacional. No hay más, no hay de otra.
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