Las clases presenciales, a pesar de la mortandad que está ocasionando el covid-19; a pesar de las advertencias de expertos y organismos nacionales e internacionales que recomiendan no regresar a esa modalidad de la educación, van. “La decisión de reabrir completamente las escuelas, incluso cuando el virus todavía circula de forma amplia, plantea inmensos peligros para los niños, los profesores y los padres tanto en España como internacionalmente. El inicio del nuevo curso escolar el otoño pasado supuso un enorme aumento de infecciones y muertes. (…) Las crecientes tasas de infección están afectando especialmente a los grupos de edad más jóvenes…” Reporta el portal wsws.org. El mismo medio dice en otra nota del 25 de agosto: “EE. UU. reportó 180.000 casos infantiles de covid-19 en la semana que finalizó el 19 de agosto, un aumento del 50 por ciento en tan solo una semana, según el último reporte de la Academia Estadounidense de Pediatría. Hubo 120.000 casos infantiles la semana anterior y menos de 10.000 casos semanales hace dos meses.”
Y hay más: “lo que es peor aún, 24 niños fallecieron por covid-19 en el mismo periodo, el doble que el récord anterior establecido en la semana que finalizó el 5 de agosto. (…) Más del 60 por ciento de las escuelas han reanudado clases, lo que ha conducido a brotes en instituciones de kínder a doceavo año en todo el país.” (…) Los casos de covid-19 se dispararon en las escuelas de Misisipi. Casi 6.000 estudiantes han dado positivo a las pruebas, 30 veces más que el semestre pasado. Ha habido 1496 contagios entre los maestros y el personal, seis veces más que el semestre pasado.”
Se encuentra mucha información por el estilo en la red, experiencias de todo el mundo en torno a la reapertura escolar. La evidencia científica de las consecuencias del regreso a clases presenciales sin las condiciones adecuadas es contundente: multiplica los contagios, que pueden desembocar en agravamiento de la enfermedad y muerte de niños y jóvenes, además de convertir a estos en vehículos para que el virus llegue a más gente, sobre todo al núcleo familiar que es con el que más convive. ¿Por qué entonces el Gobierno mexicano está impulsando, a sabiendas de todo esto? Lo que el presidente de la república ha dicho es que está preocupado por la calidad de la educación y que somos de los países que más tiempo han permanecido con las escuelas cerradas. “El regreso a clases es muy importante. Se ha tomado esta decisión, se está trabajando, limpiando las escuelas, rehabilitándolas, preparándonos con ese propósito. (…) Es mucho el daño que se origina si no regresamos a las aulas. Vamos a cuidar con protocolos sanitarios a las niñas, a los niños, pero es muy importante ya regresar a clases, para todos. (…) Ya no podemos continuar así. Tenemos que empezar el ciclo escolar a finales de este mes”, dijo el primer mandatario el 12 de agosto de 2021. Al día siguiente dijo el presidente: “Tenemos que correr ciertos riesgos como todo en la vida. Imagínense si no salimos porque nos puede pasar algo, nos vamos a quedar todo el tiempo ahí, encerrados”.
El presidente usa el plural para hablar de “correr riesgos” pero sabe que él no corre ninguno, dado el nivel de atención médica de que dispone su familia. En realidad, los riesgos principales serán para mucha gente que no pueda pagarse la atención médica adecuada. Recordemos que la pandemia ya ha dejado a muchas familias que han tenido que hacer gastos catastróficos en la ruina, la cantidad de pobres ha aumentado en lo que va del trienio 3.8 millones de mexicanos más “Mientras que hace tres años había 51.9 millones de personas en pobreza, el año pasado sumaron 55.7 millones; el mayor cambio en términos de carencias sociales se presentó en el acceso a los servicios de salud.” El empobrecimiento de la gente se ha dado en buena medida por no poder atender su salud. Estos 55.7 millones de mexicanos en pobreza, entre los cuales evidentemente no están el presidente ni su gabinete, son los que realmente correrán riesgos con la reanudación de las clases presenciales. Y dada la agresividad de las nuevas variantes del coronavirus, que no respeta la inmunidad de las vacunas, aun cuando se cuente ya con esquema completo de vacunación (que solo alcanza hoy al 26 por ciento de los mexicanos) nadie puede estar tranquilo con el incremento de los contagios que provocarían las clases presenciales.
La preocupación del presidente López por la calidad de la educación venida a menos tampoco es auténtica. ¿Por qué durante su gobierno ha dejado que aumente la pobreza que es igual a mala educación? ¿Por qué no ha invertido más recursos en la campaña de vacunación de la población, de la niñez y de la juventud? ¿Vale más invertir recursos multimillonarios en un tren y una refinería, proyectos ambos de dudosa rentabilidad, que en proteger las vidas de los estudiantes? ¿Por qué no ha ajustado su política de dádivas para invertir en mayor infraestructura escolar, misma de la que carecen miles de escuelas en todo el país? ¿Por qué no ha instrumentado después de un año de pandemia un programa nacional de internet gratuito para todos los estudiantes? ¿Cuál preocupación entonces, presidente?
En Sinaloa se han escuchado algunas voces protestando en contra del irresponsable regreso a clases presenciales, que sería sentencia de muerte para muchos sinaloenses, que ya cuentan más de 7 mil paisanos caídos por la mortal enfermedad. En primer lugar, la delegación estatal de la FNERRR ha hecho varias protestas tratando de concientizar a la población de los peligros del regreso a clases presenciales, y de hacer que el gobierno dé marcha atrás. Bien por los jóvenes fenerianos. También destaca, aunque más recientemente, la voz de Fernando Sandoval, secretario general de la sección 53 del SNTE, quien anunció que las casi mil escuelas de su jurisdicción no iniciarán clases más que de manera virtual pues “no hay condiciones para el regreso presencial”, dijo el 26 de agosto (revistaespejo.com).
Los sinaloenses deben informarse y conocer que los riesgos a que se enfrentarían las mayorías no son pocos, y podrían reflejarse en un recrudecimiento de la pandemia que ya anuncia su cuarta ola. La sociedad local debe sumarse en defensa propia a las voces críticas del Gobierno para que este frene una más de sus atrocidades: el regreso a clases presenciales sin garantizar la salud y la vida de nuestras valiosas niñez y juventud.
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